por los servicios de noticias de El Reportero
Daniel Ortega
Nicaragua celebró el lunes 20 de julio de 2009, el 30mo Aniversario de la Revolución Sandinista.
Para Dora María Téllez, sus logros como comandante de una guerrilla sandinista hace 30 años le valieron un lugar en el panteón de los héroes revolucionarios de Nicaragua.
Pero mientras miles de personas llenarán las calles de Managua mañana para celebrar la victoria sandinista por sobre el dictador Anastasio Somoza, Dora María Téllez permanecerá al margen.
Téllez es una del creciente número de sandinistas que ha roto con el gobierno de Daniel Ortega mientras, dicen, él completa su transformación de revolucionario a “caudillo” — uno de los déspotas de América Latina que él tanto despreció una vez.
“Estamos cerca de una dictadura”, dijo Téllez a The Times. “El está concentrando el poder, comprando funcionarios, eliminando instituciones, creando las condiciones para hacer avanzar su propio proyecto autoritario. Todo lo que necesita ahora es permanecer en el poder”, dijo en referencia a los planes de Ortega para realizar una reforma constitucional que le permita presentarse a la reelección cuando expire su período.
“Sólo necesita aprobación parlamentaria para hacerlo”, señaló, agregando: “Todavía no cuenta con los votantes, pero está cerca. Y comprará a los que necesita”. (Informó Hannah Strange en Managua).
Conversaciones de Honduras se rompen sin acuerdo
El 19 de julio las conversaciones entre los gobiernos de facto y electo en Honduras se rompieron sin acuerdo.
El punto de quiebre fue la negativa del gobierno de facto de aprobar el regreso del Presidente Manuel Zelaya como presidente, incluso como presidente sin muchos de sus poderes y bajo supervisión internacional.
Esta línea dura parece un error porque permitió al presidente electo Manuel Zelaya, quien antes se había mantenido a flote en la batalla del PR, para reclamar que sus oponentes eran “arrogantes” e “intransigentes”.
El líder de facto de Honduras estuvo bajo mucha presión el lunes 20 de Julio para devolver el poder al derrocado presidente con la suspensión de la ayuda económica por parte de Europa y con funcionarios latinoamericanos advirtiendo que habría derramamiento de sangre si no se retira.
Los esfuerzos para poner término a la lucha de poder en Honduras tras un golpe militar el 28 de junio colapsaron el domingo luego de que el líder interino Roberto Micheletti rechazara una propuesta para reinstalar al derrocado Presidente Manuel Zelaya.
El Presidente costarricense Oscar Arias, el pacificador frustrado en las conversaciones, pidió a ambas parte darles hasta el miércoles para encontrar una solución a la crisis.
Pero Micheletti, quien fue nombrado por el Congreso de Honduras tras el golpe, apareció como poco dispuesto a ceder a pesar de ser rechazado por los gobiernos extranjeros.
Ahora vienen las implicancias regionales del golpe en Honduras.
El golpe casi en cámara lenta que llevó a que el electo Zelaya, dejara su palacio para el aeropuerto y el exilio en sus pijamas y a punta de pistola fue condenado por cada gobierno en la región y cada organización multilateral relativa. Pero, como está escrito, casi tres semanas después, Zelaya está tan lejos de regresar al cargo, como lo estaba cuando fue destituido.
Sin embargo, los periódicos en América Latina han informado que Zelaya ha comenzado a organizar una insurrección, la que según la Constitución hondureña, dijo el presidente derrocado, el pueblo tiene el derecho de levantarse en armas contra el gobierno ilegítimo.
La Comisión Europea afirmó los tornillos a Micheletti el lunes al suspender todos los pagos de apoyo presupuestarios a su gobierno.
Había destinado 65.5 millones de euros ($92.73 millones) en pagos para el período 2007-10.
Mientras el gobierno interino cava en sus talones, se esperan más sanciones diplomáticas y económicas en los próximos días. Los líderes latinoamericanos temen
violencia en los países pobres de América Central a menos que Micheletti dé un paso al costado.
García busca reforzar nuevo gabinete
El Presidente de Perú Alan García ha confiado la formación de un nuevo gabinete a Javier Velásquez Quesquén, el presidente del congreso y un miembro incondicional
del Partido Apris3ta Peruano (PAP), después de que Yehude Simon presentara su renuncia irrevocable. Velásquez Quesquén nombró debidamente a siete nuevos ministros mientras mantuvo a nueve miembros del gabinete de Simon. Su designación fue condenada por la oposición, sindicatos de gobiernos y grupos indígenas por no lograr abordar las causas de las protestas regionales sociales que hicieron caer a Simon.
(Latin News y World News contribuyeron con este informe).
