lunes, diciembre 23, 2024
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Después de 3 meses de protestas un rayo de esperanza para residentes

por Jonathan Nathan‚

Reimpreso de BeyondChron

Una familia protesta las ejecuciones hipotecarias injustas del Wells Fargo Bank.Una familia protesta las ejecuciones hipotecarias injustas del Wells Fargo Bank.

Hace ya tres meses que activistas de ACCE, políticos municipales, y residentes locales han protestado contra las sucursales de bancos más importantes en el Triángulo Persia respecto de ejecuciones ­hipotecarias y prácticas de créditos de vivienda. Tres meses de no escuchar más que obviedades y ya le responderemos de parte de los bancos. Tres meses de ningún alivio. Pero la lucha por la propiedad ha sido una lucha más larga — y más real— para los residentes bajo amenaza. Dos de ellos hablaron a la prensa el martes sobre sus experiencias antes de tomar Sersus casos— más tiempo de agotamiento— al banco responsable de sus penurias.

María Villareal se embarcó en la jornada que ha sido su hogar actual hace 14 años. El crédito para su hogar en la Calle Naples era originalmente de Wachovia, pero fue asumido por Wells Fargo. Cuando el marido de Villareal quedó discapacitado y el ingreso familiar se vio reducido, Wells Fargo vendió a la familia una hipoteca de tasa ajustable, una peligrosa propuesta que se ha vuelto tan destructiva que es ilegal en partes del país. Las hipotecas de tasa ajustable son frecuentemente dirigidas a poblaciones de bajos ingresos, generalmente grupos con poca educación formal y/o una barrera de lenguaje.

Wells Fargo eventualmente subió su tasa de interés a 8 por ciento, trayendo los pagos mensuales a $5000. El esposo de Villareal se vio forzado a salir de la discapacidad y está trabajando bajo coacción.

Sus hijos también están trabajando para apoyar a la familia. El hogar de Villareal ha entrado en ejecución hipotecaria. Ella actualmente está pidiendo a Wells Fargo darle una tasa de interés más baja, un menor pago mensual y un principio reducido. Ella insiste con firmeza que no quiere nada gratis— sólo la oportunidad para pagar su hogar. La fecha de la venta de su hogar ha sido pospuesta indefinidamente, pero podría ser programada en cualquier momento.

La historia de Monica Kenney no va tan atrás, pero está incluso más cargada de dolor. Kenney compró su primer hogar en julio de 2008.

“Cumplí un sueño,” dijo. El hogar de la Calle Viena tiene 582 pies cuadrados y cuesta $352,000. Los primeros pagos mensuales de su crédito de Wells Fargo eran de $2700. Kenney obtuvo que se modificaran sus pagos a $2400 al mes en 2009, pero un desastre no predecible ocurrió en enero de 2010 cuando perdió su empleo.

Durante los ocho meses siguientes, vació sus dos cuentas de jubilación para pagar por su vivienda, pero para septiembre ya no tenía recursos y seguía desempleada. En enero siguiente, Wells Fargo le dijo que su hogar estaba en ejecución hipotecaria, pero que estaban dispuestos a trabajar en el proceso con ella.

Por ahora la manera en que esta historia termina es un estribillo familiar para cualquiera que le sigue una crisis de ejecución hipotecaria, pero ningún propietario asume que será quien caerá.

Kenney trabajó con el banco por meses para buscar una solución, siendo constantemente transferida de departamento en departamento, de escritorio en escritorio, de llamada telefónica en llamada telefónica, y nunca llegó a ninguna parte. Tuvo la impresión de que había muy poca comunicación entre las distintas unidades del banco, de que ella era la víctima de la burocracia. Finalmente, en junio del año pasado, Wells Fargo le ofreció un acuerdo por morosidad. Esencialmente, le ofrecieron que pague $600 al mes hasta que encontrara trabajo, cuando sus pagos volverían a la normalidad. El acuerdo le permitiría quedarse en su hogar mientras pasaba la tormenta del desempleo. Kenney estuvo de acuerdo, y el plan fue formalizado en escritura. Hizo su primer pago por $600.

Al día siguiente el banco puso su casa en subasta.

Wells Fargo no ha devuelto ese primer pago a Kenney, y se ha negado a trabajar con ella para resolver la situación. Kenney fue ­víctima de “dual-tracking,” un proceso que los miembros de ACCE han atacado públicamente antes, por el cual un banco realiza una modificación a un crédito y un proceso de ejecución hipotecaria simultáneamente, generalmente sin comunicación entre ambas divisiones, lo que generalmente resulta en que la vivienda sea vendida incluso cuando se logra un acuerdo para evitar la ejecución hipotecaria. El hogar de Kenney ahora pertenece a Fannie Mae. Kenney espera lograr un acuerdo con Fannie Mae para que ellos cumplan con el acuerdo por morosidad. Kenney y Villareal lideraron un pequeño grupo de miembros de ACCE y de residentes enojados con la sucursal local de Wells Fargo. A diferencia de pasadas demostraciones, ésta fue tranquila. Pero no todo estuvo perdido. El gerente regional de San Francisco estaba en la oficina el martes, y pasó media hora en el teléfono con sus superiores y conversando con Kenney y Villareal sobre los detalles de sus situaciones.

No prometió nada, pero dijo que altos funcionarios del banco estarían en contacto con ACCE, con Kenney, y Villareal, y les dio la posibilidad de una esperanza. Tras tres meses, tras tres años, tras catorce años, esa posibilidad fue una buena noticia.

 

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