lunes, diciembre 23, 2024
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Dentro de la mafia de la FDA

[Author]by Jon Rappoport

www.nomorefakenews.com[/Author]

 

Publico esta nota de vez en cuando para demostrar cómo las cosas personales pueden infiltrarse dentro de una agencia gubernamental corrupta.

No es sobre decisiones remotas hechas desde grandes alturas. Estas decisiones pueden aludir a la intimidación que ejerce la mafia a aquellos que quieren desertar de sus filas y seguir con sus vidas.

Es como “sabemos dónde están tu mujer y tus hijos”.

Este artículo está basado en una entrevista de Truthout a un hombre que hizo revisiones de drogas para la FDA. Él examinó las aplicaciones para aprobar nuevas drogas médicas para el consumo público.

Las compañías farmacéuticas deben certificar como seguras y efectivas sus nuevas drogas antes de que éstas entren en el mercado y que los doctores las prescriban. La FDA hizo esta certificación. Pulgar hacia arriba o hacia abajo, la droga está bien o no.

Aquí la historia:

Una increíble entrevista de Truthout, de Martha Rosenberg al ex revisor de drogas para la FDA, Ronald Kavanagh, expone que la FDA es una mafia criminal implacable que protege a su cliente, Big Pharma, con una serie de estrategias de la mafia.

Kavanagh: “crimen organizado extendido, incluyendo manipulación de testigos y represalias a testigos”.

“Yo estaba amenazado de ir a prisión.”

“Un agente de la FDA amenazó a mis hijos… Temía por mi vida por hablar en el Congreso y con investigadores del crimen.”

Kavanagh revisó aplicaciones de nuevas drogas elaboradas por las compañías farmacéuticas de la FDA. Era de los que resistían y decían en la agencia que las drogas debían ser seguras y efectivas antes de lanzarlas al público.

Pero una apreciación honesta no era parte de la cultura de la FDA y Kavanagh nadó a contracorriente hasta que tomó conciencia de que su vida y la de sus hijos estaban en un hilo.

¿Cuál era su tarea secreta en la FDA? “A los revisores de drogas se nos decía que no cuestionáramos las compañías de drogas y que nuestro trabajo era aprobar drogas.” En otras palabras, ponerles un sello. Decir que las drogas eran seguras y efectivas cuando en realidad no lo eran.

Las revelaciones de Kavanagh son sorprendentes. Recuerda una reunión en la que el representante de una compañía de droga de plano afirmó que su compañía le había pagado a la FDA para la aprobación de una nueva droga. Pagar por eso. Como un soborno.

Él subraya que la droga pyridostigmina, administrada a las tropas de los Estados Unidos para contrarrestar los efectos posteriores del gas nervioso, “realmente incrementa la letalidad” de algunos agentes nerviosos.

Kavanagh recuerda que se le proporcionaron registros de datos de seguridad de una droga, y luego sus jefes le indicaron qué sección no debía leer. Obviamente, sabían que la droga era peligrosa y conocían exactamente en qué parte de los reportes se revelaba ese hecho.

No estamos hablando de incidentes aislados de trampas o mentiras. No hablamos de compras aisladas a empleados. La situación de la FDA no se puede corregir con unos cuantos despidos. Es una empresa criminal en funciones, y cualquier funcionario gubernamental, que sirva para cualquier capacidad,  que se haya dado cuenta de esto y no haya emprendido ninguna acción, es un accesorio al envenenamiento en masa de la población.

Hace catorce años, el gato fue sacado de la bolsa. La doctora Barbara Starfield escribió en el Journal of the American Medical Association, el 26 de julio de 2000 un artículo titulado “¿Es la medicina americana la mejor del mundo?”, en el que exponía el hecho de que las drogas médicas aprobadas por la FDA matan 106,000 norteamericanos al año.

Al entrevistarla, descubrí que ninguna agencia federal se le había acercado para remediar esta tragedia. Y tampoco el gobierno federal ha dado ningún paso por su parte para detener estas muertes.

La historia de Ronald Kavanagh, expuesta en Truthout, nunca trascendió ni se dirigió a los principales diarios como la revelación explosiva que es.

Demasiado caliente para manejarla. Demasiados cuerpos enterrados. Demasiados medios de comunicación comprados por el dinero de la propaganda farmacéutica. Demasiado cerca para comprar a las autoridades gubernamentales. Demasiado probable para sacudir los pilares del cártel médico. Demasiado real.

Era el tipo de historia que puede hacer que la gente despierte de su sueño del control mental.

Y todavía lo es.

(Jon Rappoport es autor de tres colecciones explosivas, The Matrix Revealed, Exit From The Matrix, and Power Outside The Matrix.)

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