por Cindy Von Quednow
WASHINGTON, D.C. — Los líderes hispanos están absorbiendo la decisión del gobernador de Nuevo México, Bill Richardson de rechazar la nominación del Presidente electo, Barack Obama como Secretario de Comercio, con una mezcla de tristeza e incredulidad.
El escenario de reality show de un presidente afro norteamericano, rodeado por un círculo fuertemente hispano, encontró obstáculos incluso antes de que Obama pueda jurar.
Ambos hombres son primogénitos de matrimonies mixtos, Obama con un padre de Kenya, Richardson con una madre mexicana.
Ambos construyeron sus reputaciones como funcionarios públicos de convicción y fuerza, de confi anza contagiosa, quienes juntos podrían inspirer a esta nación para que creyera nuevamente en sí misma.
Como “un individuo de gran integridad y compromiso”, la presidenta de Diálogo de la Diversidad, Cristina Caballero describió a Richardson a Hispanic Link News Service, compartiendo una reacción común a su rechazo. Ella señaló su compromiso hacia los temas de las mujeres cuando estuvo en el Congreso, por 14 años. “Cuando nuestra organización comenzó hace unos 20 años, él fue uno de los primeros dos líderes en dar un paso adelante”.
La mañana después del anuncio de Richardson el 4 de enero, la historia principal del Washington Post califi có su retiro como “la primera trizadura visible en lo que había sido una de las transiciones presidenciales más suaves en la historia moderna”.
En su editorial, el Post le dio el crédito de haber tomado “la decisión correcta” y cuestionó el fracas del equipo de transición de Obama para cumplir con su tarea.
El editorial del Post declaró que mientras la confi rmación de Richardson “inevitablemente había sido retrasada y la controversia, una distracción innecesaria para la nueva administración Obama,…no está claro si es que el piso politico simplemente los cambió a la luz del arresto de (el gobernador de Illinois Rod) Blogojevich”.
Blogojevich es acusado de invitar a ofertas de dinero a cambio de un nombramiento por el puesto dejado vacante por Obama en el Senado de EE.UU. as realidades políticas, no las personas, conducen las nuevas máquinas en esta ciudad.
Una investigación federal fue iniciada el verano pasado, respecto de si o la ofi cina de Richardson o un comité de acción política que él ayudó a formar, alentó a una agencia estatal de Nuevo México hace cinco años a contratar a una compañía de California, cuyo president hizo contribuciones que totalizaron $100,000 a dos Comités de Acción Política asociados con Richardson.
Ha surgido especulación en Washington de que una acusación de “pagar por jugar”, que involucra a un partidario de Richardson podría volver esta confi rmación en un frenesí mediático.
Encendido por una creciente desconfi anza pública respecto del liderazgo federal, fue iniciado por revelaciones relativas a Blagojevich, acusado de haber puesto en oferta la vacante dejada en el Senado norteamericano por el presidente electo.
Ninguno de los líderes hispanos contactados por Hispanic Link News Service esperan que Richardson termine en la cárcel. El no ha sido acusado de nada, condenado por nada. Casi hacia la persona, los líderes hispanos aceptan esta declaración “inequívoca” de que él y su Administración “han actuado de manera correcta en todos los temas y esta investigación considerará ese hecho”.
El peligro es político. Si hubiera elegido acomodarse a esta audiencia de conformación, la crítica habría perjudicado no sólo su propia imagen. La efectividad de la administración también habría explotado.
La investigación pendiente, dice Richardson, “promete extenderse por varias semanas, o tal vez, incluso meses”.
Tal eventualidad podría impedir una rápida respuesta de inicio de Obama hacia la crisis económica nacional y desviar la atención de otros temas de seria preocupación.
Obama aceptó el retiro de Richardson, con un esperado lamento, declarando que esperaba un “futuro servicio hacia nuestro país y en mi administración”.
Los hispanos siguen mostrando confi anza en el comportamiento ético de Richardson.
Los dos nominados hispanos de Obama que quedan en su gabinete de 20 miembros — la Rep. de EE.UU. Hilda Solís de California como Secretaria Laboral y el Senador Ken Salazar de Colorado como Secretario del Interior — esperan, confi ados, sus confi rmaciones por el Senado.
El intento de hacer que Obama cumpla su compromesa hacia la comunidad hispana, de crear una administración diversa e inclusiva, los miembros de la infl ueyente National Hispanic Leadership Agenda ya han otorgado y enviado al equipo de transición de Obama los nombres de media docena de individuos altamente califi cados para encabezar el Departamento de Comercio.