por Anthony M. Stevens-Arroyo
El hombre mejor vestido que odia a los mexicanos vuelve al ataque. El 8 de abril, Lou Dobbs en su programa de televisión por la tarde atacó de nuevo la verdad histórica en su inacabable esfuerzo por aumentar los ratings de su programa. Lo que últimamente le concierne es una propaganda de Absolut Vodka que presenta un mapa de Texas y del noroeste de México de los años de la década de 1830 antes que la región fuera anexada a los Estados Unidos.
El mapa por supuesto es verídico: esas tierras fueron parte de México. Pero la verdad es una amenaza al pequeño mundo del señor Dobbs. Él cree que la propaganda es un asalto inaceptable a la historia de los Estados Unidos porque sugiere que los Estados Unidos invadió, ocupó y se apoderó de tierras que no le pertenecían.
El problema es que Dobbs se aferra a la versión políticamente correcta de los eventos que se les enseña a los niños de primaria en los Estados Unidos. Parece ser que él no quiere o no puede verificar los hechos para los adultos. Cualquiera que sea alguien sabe que el presidente James K. Polk “manufacturó” un ataque sobre tropas estadounidenses para justificar una guerra contra México. En 1845, el presidente hizo una apelación al Destino Manifiesto para justificar la invasión, el asesinato y el robo contra México y contra los mexicanos.
Mientras que la historia ha intentado encubrir el racismo detrás de la violación de Texas y de las tierras que llevan a California y al Pacífico, los contemporáneos de la época, como Abraham Lincoln, vieron la guerra sin justificación por lo que era. Ya es demasiado tarde querer deshacer la injusticia con entregarle a México el suroeste de los Estados Unidos, pero nunca es tarde aprender del pasado.
La inteligencia defectuosa a propósito que Polk profirió y las declaraciones exageradas de Bush sobre armas de destrucción masiva en Irak tienen mucho en común. Como escribió Santayana: Los que no aprenden del pasado están condenados a repetirlo. Claramente el señor Dobbs se va camino al basural de la historia.
La declaración falsa más notoria de Dobbs y su séquito es que los Estados Unidos “pagó” a México por la tierra desde Nuevo México hasta California. En realidad, los Estados Unidos había tratado de fanfarronear con la misión de un ministro plenipotenciario, John Slidell, con el fi n de sobornar a un gobierno mexicano debilitado para que vendiera esas tierras antes de la guerra, mediante amenazas de llevárselas a la fuerza si no aceptara vender. Fue una táctica que usara James Monroe contra España para adquirir la Florida en 1821. Cuando los mexicanos se negaron a venderse, Estados Unidos les hizo la guerra, invadió la Ciudad de México y el endeble congreso mexicano fue obligado a fi rmar un tratado sobre el cual no ejercía ningún poder legítimo en aceptar. (Lo mismo ocurrió luego para llevarse a Panamá de Colombia y construir después un canal).
El partido bélico estadounidense en Washington se vengó encaprichado contra México por lo que la tierra de Montezuma osara negarse a venderse cuando fuera de misión Slidell. Entonces, el congreso se negó a autorizar el Tratado de Guadalupe Hidalgo a menos que el compromiso de la entrega de $15 millones a México se redactara expresamente SIN poner que Estados Unidos compraba los territorios. Aquella sección del tratado dice que el dinero se entregó por “pérdidas incurridas”. Esta expresión la entendieron los mexicanos a referirse a la muerte de tantos mexicanos, ya que la cultura mexicana por tradición ha puesto más valor sobre la vida humana que sobre la propiedad. Entonces los Estados Unidos no pagó por la tierra que se llevó a la fuerza. Los documentos oficiales del tratado son prueba de este hecho. Claro está, la verdad de los Estados Unidos o de cualquier hecho que justifi que los derechos de los mexicanos son conceptos ajenos al señor Dobbs. La verdad no cabe en sus categorías prefabricadas de la superioridad de los Estados Unidos y la inferioridad de México.
Sospecho que llegará el momento en el que les moleste a los latinos y las latinas oír los repetidos errores, las declaraciones falsas y la provocación racial que emana del siempre bien vestido Lou. Reconocemos de manera creciente que es sólo diversión para el cada vez más irrelevante círculo de seguidores sin criterio de Dobbs.Hispanic Link.
(Anthony M. Stevens-Arroyo es Profesor Emérito de Estudios Latinos y Puertorriqueños de Brooklyn College. Es autor y especialista, y sirve como miembro del Comité Asesor del Estado de Pensilvania a la Comisión de los EE.UU. sobre los Derechos Civiles. Comuníquese con él a: stevensa@pld.com). ©2008
