Esta semana San Francisco ha experimentado un milagro, sí, un milagro. Si tu no crees en los milagros, pues empieza a creer, porque en esta ciudad suceden cosas ‘sobrenaturales’.
Pues resulta que por varios años nuestra bella ciudad, donde los visitantes enamorados románticos, que frecuentemente se van recordándola a través de la inmortalizada canción del gran Tony Bennett, «Dejé mi corazón en San Francisco», y con ansias de volver a su amada ciudad, ahora se iban con su corazón roto de ver como todo el encanto descrito en la canción de Tony Bennett se había desvanecido, como una bella rosa que se marchita.
Las calles sucias llenas de personas inmundas que duermen en las aceras, endrogadas de fentanilo, alcohol o cualquier sustancia que adormezca sus cerebros, donde olor inmundo se siente a metros de distancia, y que da temor de caminar por ellas.
Donde la desgracia de una ciudad en decadencia a gritos pide a los políticos que la salven de su desgracia, que le devuelvan su grandeza que una vez tuvo, y que fue el orgullo de toda la nación por su belleza histórica y monumental.
Donde de repente el ladrón no es castigado, sino compensado con el botín que sustrajo de las tiendas robadas y permitido que ocupe lugares en las aceras para vender sus botines sin miedo a ser castigados por las leyes permisibles que los ampara.
La destrucción de la vida en San Francisco como era antes, es el dolor diario de los que han nacido, vivido y llegado acá para quedarse y participar en el crecimiento y engrandecimiento de la ciudad del Golden Gate. Donde los inmigrantes emprendedores pudieron desarrollar empresas y sus sueños amaricanos, pero que de repente todo se fue marchitando como las flores.
Negocios cerrados por los robos a sus tiendas, por los enfermos mentales que caminan como zómbies junto a los afectados por fentanilo destruyendo la armonía.
Los políticos que se adhieren a los partidos políticos en el poder llegan a elegirse con abundante promesas y slogans para luego escalar a otros puestos más altos dentro de la jerarquía de mando invisible. Sin embargo nada cambia. Los homeless siguen en las calles, las drogas continúan haciendo estragos en los más vulnerables. La juventud se adormece con el cannabis, mientras las promesas de los políticos se quedan así, solo en promesas.
Sin embargo, hoy sucedió un milagro. Después de tanto tiempo tirando excusas como la falta de policías, la falta de recursos monetarios, la falta de camas para los sin techo, la inhabilidad de controlar el uso de drogas en las calles, y la falta de limpieza, hoy todo cambió.
En la tarde del 14 de noviembre de 2023, hora local, el presidente Xi Jinping llegó a San Francisco en un avión especial para una cumbre China-Estados Unidos, y una reunión cumbre con 30 de Líderes Económicos de APEC por invitación del presidente de Estados Unidos Joe Biden. Se esperan también unos que unos 20 mil dignatarios extranjeros.
APEC, abreviatura de Cooperación Económica Asia-Pacífico, sirve como escenario para fomentar el comercio, la inversión y el desarrollo económico entre las naciones que rodean el Océano Pacífico. El grupo está formado por 21 “economías”, incluidas China, Rusia, Japón, Estados Unidos y Australia, que representan casi el 40 por ciento de la población mundial y casi la mitad del comercio global.
Pero antes de su llegada, toda la maquinaria demócrata en el poder en el estado de California, se aseguraron de poder limpiar la ciudad de toda la podredumbre que los ciudadanos locales han tenido que soportar por la falta de voluntad de estos políticos que fueron elegidos para proteger la ciudad.
Se aseguraron, sin embargo, que durante la histórica visita del señor chino y los demás invitados, sufrieram una mala impresión y ellos (los políticos) una vergüenza por el estado de descuido en que ellos mismos han permitido que se mantenga San Francisco.
Entonces, ahora, de repente, las calles de la ciudad de SF están limpias y brillando por su seguridad.
Dice un titular del New York Post: » Fuentes dijeron que los drogadictos y las personas sin hogar que plagan el centro de San Francisco desaparecen milagrosamente antes de la cumbre de Biden y Xi Jinping», y que han sido empujados a otras partes de la ciudad en preparación del evento, el cual empezaba el jueves 16 de noviembre.
Dice un artículo: «En medio del espectáculo repleto de estrellas, los líderes tecnológicos se apresuraron a resaltar la notable limpieza que logró San Francisco justo antes del evento.
“¡Parece una locura que el apocalipsis zombie pueda limpiarse para un visitante importante, pero no para aquellos que viven allí y pagan por todo!” Elon Musk tuiteó el lunes.
“San Francisco puede ser instantáneamente la ciudad más limpia, segura, hermosa e increíble del mundo. Sucedió para Dreamforce y está sucediendo nuevamente para APEC”, publicó Marc Benioff.
No es exactamente innovador que una ciudad bulliciosa se ponga en orden antes de un evento tan importante como este. Tomemos como ejemplo París, que está emprendiendo un proyecto de 1,500 millones de dólares para limpiar el Sena en anticipación de los Juegos Olímpicos de 2024, un río en el que a los parisinos se les ha prohibido nadar durante un siglo porque era así de asqueroso.
Pero la pregunta surge: ¿por cuanto tiempo van lo residentes de San Francisco a gozar de esta milagrosa limpieza y de seguridad?
Me pregunto si este milagro en San Francisco será como el cuento de La Cenicienta, cuyo encanto en su encuentro con el Príncipe desaparece al sonar las campanas a la 12 de la noche, y ella vuelve a su forma original con el vestido de harapos y la carroza de calabaza.
