jueves, diciembre 26, 2024
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Cuando dejó de hablar el robot

por José de la Isla

HOUSTON – De joven participé en la gran apertura de una tienda de computadoras. La atracción principal fue un robot, manipulado por un hombre con una palanca­ quien daba voces dentro de una tacita de papel, cual si fuera un micrófono. El robot parecía poder hablar.

Sin embargo, el robot movedizo entró en problemas mecánicos y paró.

Se quedó inmóvil el público participante. El operador se acercó al robot, le abrió la espalda y ajustó unos cables de conexión. A continuación se reanudó la actuación.

A mí me impresionó cómo el público pudo suspender la incredulidad sobre lo ocurrido ante sus ojos. Nadie mencionó saber que el operador se encontraba detrás del robot. Aparentemente, muchas personas sólo se dan cuenta de lo que quieren creer.

Este episodio me vino a la mente cuando la gobernadora de Hawai, Linda Lingle, firmó un proyecto de ley del 12 de mayo en el que las agencias estatales quedan autorizadas para no responder a solicitudes de seguimiento por partidas de nacimiento ya solicitadas, cuando éstas son duplicadas de otras similares o previas.

Basta ya con cuestionar la nacionalidad del presidente Obama. Puesto en contexto, otros que han sido candidatos a la presidencia han tenido lugares de nacimiento más cuestionables: John McCain (republicano, la Zona del Canal de Panamá), George Romney (republicano, México), Lowell P. Weicker, Jr. (republicano, París), Franklin D. Roosevelt, Jr. (demócrata, Canadá). El presidente Chester A. Arthur (1881-85), nació en el estado de Vermont, pero los “birthers” de su día le cuestionaron la elegibilidad, alegando algunos que Vermont formaba parte de Canadá.

Aún así, algunas personas sencillamente no aceptan los hechos que están a plena vista.

Lo que resulta es entretenimiento político bueno y risible. No obstante, la propaganda y la ignorancia y hasta las malas intenciones pueden dominar y pasar como “hechos”.

Por ejemplo, los que dicen la verdad están cansados de repetir cómo los inmigrantes entre nosotros ofrecen amplios beneficios económicos. Visto estado por estado, mayores peligros económicos son un riesgo serio sin contar con los inmigrantes. El Immigration Policy Center (immigrationpolicy.org) ha estado documentando este hecho hace mucho tiempo.

En Trenton, Nueva Jersey hubo un soplo de cordura (como en Princeton, New Haven, San Francisco y otras ciudades), cuando la municipalidad sacó una tarjeta de identificación no oficial que permite que las personas cobren cheques y conduzcan algún tipo de actividad normal, porque allí saben diferenciar entre los trabajadores pacíficos y sus familias y los que son peligrosos e infringen la ley.

La reciente visita del presidente de México, Felipe Calderón, a Washington, D.C. también nos recuerda por qué a veces es mejor pensar de manera geográfica junto con los temas de políticas. Por ejemplo, si no se quiere que la violencia derivada del azote contra los carteles de narcotraficantes en aquel país se derrame de nuestro lado de la frontera, se querría que el gobierno prohíba la venta de armas de asalto para que los malos no tengan acceso a ellas.

A volver a reconsiderar.

¿Hasta qué punto son responsables de la infracción de la ley nuestras compras subterráneas de drogas y ventas de armas?

¿Y qué vamos a hacer para contrarrestarlo?

Lo mismo se tendría que decir sobre la manera en que una economía norteamericana más sobria y honesta se podría fomentar. El Tratado de Libre Comercio Norteamericano – una buena idea – se volvió una ruleta rusa apuntada hacia los EE.UU. Mientras que los sindicatos laborales, la derecha y algunos críticos liberales preferirían hacer de los Estados Unidos una víctima del TLC, los hechos no sostienen este ideal, a pesar de los problemas que existen con el tratado.

Según un informe sobrio del Carnegie Endowment, el crecimiento de la economía en México fue lento y la creación de empleos fue débil. La razón de esto fue porque el tratado desalentó la industrialización, el desarrollo rural, el alivio de la pobreza, y la flexibilidad en la protección del ambiente.

Para equilibrar las cuentas, México se benefició de niveles con un aumento dramático del crecimiento comercial, de la inversión directa, la estabilidad económica y un aumento de la productividad.

Parece ser que el error fue que México se concentró mucho en la reducción del déficit cuando debió haber enfocado más la inversión doméstica en el crecimiento.

No obstante, México ha estado recuperándose de la recesión mundial, con un crecimiento de empleos de 382.000 este año, y un aumento en las exportaciones de un 40 por ciento. Lo que queda es el hecho que si bien el asunto sea nuestro crecimiento o el de ellos, nuestros empleos o los de ellos, Norte América está intercalada tanto en términos de personas como de políticas.

Sea el enfoque la inmigración, el comercio o la inversión, ya es hora de dejar de escuchar noticias falsas y estereotipos. El no hacerlo nos perjudica a nosotros y es pura tontería.

Después de todo, ¿quién quiere volverse un robot con un operador que habla por una tacita de papel, articulando palabras en vez de dejar que hablemos por nuestra propia cuenta, que tomemos decisiones propias con base en las realidades de hoy, no fundamentadas en la ideología chiflada de otros.

[José de la Isla redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service y es autor de The Rise of Hispanic Political Power (2003).

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