por Steve Watson, Infowars.net
Con el fin de comprender completamente la magnitud del escándalo de ClimateGate, uno debe entender qué fin tiene la manipulación de los datos y el boicot de la ciencia conflictiva dentro de una agenda más amplia para usar una crisis ambiental para la manipulación social y el control.
Previamente hemos cubierto los orígenes de la piratería del movimiento ambiental hace décadas, con luminarias como Maurice Strong, vía grupos globalizadores como el Club de Roma, el que publicó un mapa para el uso de una percibida crisis ambiental como “un nuevo enemigo para desatar” la humanidad.
El uso de una percibida crisis ambiental por intereses especiales opera en dos niveles distintos. Primero, da un pretexto para controlar los estándares de vida de las masas, mientras actúa como un motor para la vasta rentabilidad financiera de los controladores.
De la llamada “policía verde”, y los niños que son alentados a convertirse en “policías del clima”, para la introducción inminente de una tasa de carbón global, las soluciones que se ofrecen para combatir el cambio climático solamente sirven como formas de control social. No hacen nada para revertir o evitar los cambios en el clima de la Tierra, que nos dicen que están incesantemente amenazando nuestra continua existencia en el planeta.
Segundo, la percibida amenaza ambiental está siendo usada como un aparato para enmarcar el concepto de control de la población e incluso la despoblación. Tales ideas en la superficie son claramente detestables y están asociadas con el genocidio y la ideología Nazi.
Sin embargo, una perturbadora tendencia establecida por grupos “verdes” es asociar el cambio climático con la sobrepoblación y sugiere que la solución es implementar las políticas de despoblación y castigo a quienes las desobedecen.
De las enseñanzas del “Dr Muerte” Eric Pianka, a las caricaturas de las películas alemanas, hasta los libros best sellers del New York Times, estamos siendo saturados por la idea de que la humanidad debe ser seleccionada para salvar a la madre tierra.
El año pasado, la Australian Broadcasting Corporation (ABC) fue reprendida por retratar a agricultores y trabajadores de los bosques como personas malvadas y diciéndoles a los niños cuánto carbono pueden producir antes de morir.
El sitio web de ABC, Planet Slayer realize una serie de caricaturas, completada con una herramienta llamada la “Calculadora de Invernadero del Prof Schpinkee” para ayudar a los niños a trabajar en su huella de carbono.
La calculadora también estima a qué edad una persona debería morir, para que no usen más que su cuota justa de recursos de la Tierra. Si se descubre que los usuarios usaron demasiado CO2, son retratados como un cerdo que explota, dejando tras él un pozo de sangre.
En 2007, un informe publicado por un think tank ecológico, el Optimum Population Trust anunció que los niños son “malos para el planeta” y que “tener familias grandes sera mal visto y sera considerado un delito menor ambiental, de la misma manera que los largos vuelos, conducir un auto y no reutilizar las bolsas plásticas”.
El mismo tema ha sido reiterado por grupos de políticas públicas y ambientalistas, así como los más influyentes científicos en el gobierno de EE.UU.
Tal vez el defensor más visible de la idea de la despoblación es el actual asesor científico de la Casa Blanca, John P. Holdren, quien hizo un llamado a reducir la fertilidad global, al medicar artificialmente los recursos de agua municipal en su libro de 1977 Ecoscience.
Tales comentarios, y su entusiasta recepción destacan una agenda a largo plazo para poner en marcha terribles medidas de control de la población.
No es coincidencia que Holdren también esté envuelto en los escándalos de los correos electrónicos de ClimateGate.
Ya que los ambientalistas radicales están presionando para desindustrializar completamente el mundo, revirtiendo una tendencia que baja naturalmente la cantidad de hijos que la gente tiene, si a los fanáticos del clima se les permite implementar sus políticas, la población mundial va a seguir aumentando y la sobrepoblación se va a convertir en un problema – otro ejemplo de cómo los histéricos del calentamiento global están en realidad dañando el medio ambiente en el largo plazo al evitar que los países sobrepoblados se desarrollen al reducir naturalmente su tasa de natalidad.
Es cierto que la agenda globalizadora para reducir la población mundial en 80%, una cifra alcanzable sólo a través de medidas draconianas y genocidas, no tiene nada que ver con el ambiente y todo que ver con reducir el número de esclavos, para que puedan controlarlos mejor en la plantación.
El movimiento eugénico nunca desapareció, simplemente cambió de envoltorio para ser más digerible para un público cada vez más escéptico y su principal camuflaje es actualmente el culto al día del juicio final del calentamiento global.
Mientras ud. piensa que las ideas de esterilización y despoblación nunca serán aceptadas por el público, esos conceptos ahora están siendo acogidos y popularizados por algunas personas como el futuro de la humanidad.
Las películas de Alex Jones Endgame y Fall Of The Republic abordan la piratería del movimiento ambiental por la elite de los Darwinistas sociales en más detalle.