DEL EDITOR:
Queridos lectores,
Este artículo trata acerca de uno de los temas más controvertidos de la sociedad moderna: el aborto como generador de ganancias, y el valor humano del bebé aún en la matriz de la madre. Creo que este artículo brinda una interesante perspectiva a la cuestión que ha sido ignorada por los principales medios, y que las personas de nuestra comunidad deberían leer. Debido a su extensión, será publicado en dos partes. ESTA ES LA PARTE II Y ÚLTIMA.
CIENCIA OSCURA: La extracción de órganos o aborto tiene sus raíces en la filosofía del materialismo científico (y el rechazo a reconocer la conciencia)
por Mike Adams
El asesinato masivo en nombre de la “ciencia” va a continuar hasta el día en que la conciencia sea universalmente reconocida.
Mientras la ciencia no sea capaz de abarcar la realidad de la conciencia inmaterial, va a seguir devaluando la vida y causando silente dolor y sufrimiento entre las población del mundo. Hasta que la ciencia médica abarque la realidad de la conciencia humana y la libre voluntad, será incapaz de honrar la simple idea de elección médica universal.
Los artefactos del materialismo científico son observables en nuestro entorno. Incluyen reportes frecuentes de secuestro médico: el fenómeno de hospitales que secuestran niños y ciudadanos de la tercera edad para forzarlos a tratamientos por encima de su voluntad o la de sus parientes. El secuestro médico está basado, por supuesto, en la filosofía del materialismo científico, bajo la creencia de que la libre voluntad y elección no son más que ilusiones de un cerebro biológico, y por tanto no cuentan. Bajo la tiranía del materialismo científico, el estado afirma su poder para dictar intervenciones médicas entre las personas que individualmente eligen rechazarlos. La justificación de las intervenciones médicas totalitarias que anulan la elección médica individual es que la “ciencia” lo demanda…y más específicamente, que la “ciencia” sólo es entendida por “científicos”, mientras que cada día la gente es demasiado estúpida para entenderlo (y por tanto demasiado estúpida para “permitirle” que tomen sus propias decisiones).
Lo que es crucial para entender esto es que esa filosofía de adoradores de la muerte permite al estado e incluso al establishment médico justificar absolutamente cualquier cosa –incluyendo el asesinato masivo de bebés humanos– con el fin de lograr su agenda científica. Piense al respecto: si Paternidad Planeada puede literalmente matar bebés y vender sus miembros para investigación científica, no hay casi nada que no puedan justificar de manera similar, incluyendo ejecuciones masivas e incluso genocidio.
La tiranía científica en América en la actualidad recuerda el Tercer Reich en más de un sentido
Esto me recuerda la propaganda con bases científicas del régimen Nazi de los años de 1930 y 1940. Después, el valor de un ser humano fue cuantificado sólo por la capacidad de la persona para contribuir a un régimen de gobierno más fuerte. Los individuos que ya no contribuyen a la sociedad –como los físicamente discapacitados, los mentalmente discapacitados o de la tercera edad– han sido convenientemente confinados y matados por el estado. Los pósters de propaganda les recuerdan a los ciudadanos que el apoyo financiero a individuos menos-que-productivos que no contribuyen a la nación debilita al país como un todo y sobrecarga al pueblo alemán.
Así, el materialismo científico demandó que los individuos fueran ejecutados por el estado para “el bien de la sociedad”. Éste es exactamente el mismo pensamiento con el que los mandatos de vacunas son hoy implementados a lo largo de California y otros estados. Mientras que los que proponen las vacunas, si son realmente honestos, admiten que las vacunas crean daño cerebral e incluso matan a algunos niños, su excusa es que vale la pena por “el bien de la sociedad”.
No es de sorprender que se trata del mismo argumento que Paternidad Planeada está ahora enarbolando en la recolección de órganos de fetos humanos. Ellos afirman que la recolección de estos tejidos se hace “por el bien de la sociedad”, porque estos tejidos son vendidos para investigación científica. De forma similar, el NIH también financió experimentos médicos criminales entre los prisioneros de Guatemala.
Estas son las justificaciones de los científicos que se inclinan por el materialismo. Y esos científicos representan una grave amenaza para la humanidad y sus hijos. Cualquier sociedad que se rehúsa a reconocer el valor de la conciencia es un peligro para todos los seres conscientes. Y el hecho de que hoy en América, más de 3,500 bebés son abortados y matados cada día, revela qué poco se valoran las vidas humanas en una sociedad dominada por el materialismo científico.
El reconocimiento de la conciencia no-física es la clave de la solución
¿Cuál es la respuesta a esto? La respuesta es el reconocimiento universal de la conciencia. Éste es el siguiente paso del entendimiento y el progreso humano. Es un paso que hará que gran parte de los “hechos” llamados científicos sean obsoletos, en la misma medida en que el descubrimiento de la mecánica cuántica hizo que la física newtoniana resultara obsoleta en el reino de la física atómica.
La conciencia es el siguiente gran reino de descubrimiento para la humanidad, y es un reino que no puede ser totalmente explorado o comprendido mediante el reduccionismo limitado o la ciencia materialista. La conciencia es más que material; es la mente, el autoconocimiento, es el espíritu y el alma que interactúan con el cerebro biológico, creando lo que puede denominarse holografía cognitiva computacional.
Esta es la razón por la que todos debemos ser cautelosos de cualquier cosa que se nos imponga en nombre de la “ciencia”. No es sólo que gran parte de la ciencia actual no es más que la ciencia basura corporativa y financiada mediante una jugosa agenda; también es el hecho de que casi todos los científicos modernos rechazaron la idea de la conciencia, el alma y cualquier cosa que origine el reino del espíritu o lo divino. Y por eso, estos científicos no valoran la vida… no cualquier vida… y ciertamente tampoco tu vida. Ellos destruirán tu vida, o tomarán tu vida, en un instante, si eso significa ganar poder o ganancia en nombre de la “ciencia”.
Sobre todo, hay que reconocer que el materialismo científico es realmente un concepto del siglo XVII que ha persistido en la sociedad moderna sólo por la supresión de la ciencia real por aquellos que adoran el materialismo. La ciencia hoy en día se ha convertido en la Iglesia del Cientifismo, se completa con su propia supresión del conocimiento, su “Biblia” de preceptos basados en la fe, y su posición dominante de la intimidación intelectual y la tiranía del mundo real contra aquellos que no profesan su fe. Dirigida por mentes vacías y negacionistas sin alma como Richard Dawkins, hoy la Iglesia del Cientifismo es un grave peligro para la vida consciente en todas partes… no sólo en el planeta Tierra sino en otros planetas de la galaxia que pueden albergar formas de vida biológica avanzadas que algún día pueden ser cruelmente “extraídas” de su “tejido” por los científicos de la Tierra, exactamente de la misma manera como Paternidad Planeada trafica con trozos de bebés humanos en la Tierra hoy en día.
Y creo, sin embargo, que la vida inteligente en nuestro universo no va a tolerar la colonización extraterrestre de otros planetas por una especie inmersa en un delirio científico tan idiota. Los científicos terrestres ridículamente creen que han develado los más grandes misterios del cosmos mientras que, al mismo tiempo, aún no han entendido la realidad de sin duda la verdad más autoevidente de todas: que somos conciencia, seres de autoconocimiento y no robots bilógicamente determinados.
Hasta que esta simple, autoevidente realización sea comprendida, personas negadoras de la conciencia como Neil DeGrasse Tyson, Richard Dawkins e incluso Stephen Hawking son poco más que maestros de la autodesilusión, exhibiendo estupidez cósmica sin igual. Incluso un monje budista promedio comprende más sobre el universo que el científico materialista más celebrado del mundo occidental… personas que son tan autoengañadas, todavía están buscando la “¡partícula de Dios!”