Departamento de Seguridad Interior
Washington, DC 20528 Attn: Oficina del Inspector General, Línea directa Oficina del Inspector General Falsas Quejas por Daños: 1 (800) 323-8603 30 de julio de 2008.
Estimado Inspector General:
Estoy entregando un testimonio de los miembros de mi comunidad, los descendientes del pueblo Lebaiye’ T’nde’ (Lipan Apache), quienes son los dueños aborígenes de la tierra del Sur de Texas, el Río Grande y el norte de México. Actualmente, los miembros de mi familia viven en varios condados del Sur de Texas, que han sido horrible y negativamente impactados por las continuas calamidades de inundaciones e infraestructura en Cameron, Hidalgo, Starr y otros condados afectados.
Los informes de mi madre, la Dra. Eloisa Garcia Tamez (Lipan Apache) y otros miembros de la comunidad, así como los informes de prensa locales, me obligan a interponer una queja oficial relativa a los abusos a los derechos humanos, derechos civiles y derechos de los indígenas, que ocurren en este mismo momento contra las colonias, rancherías, y las comunidades no incorporadas e incorporadas por todo el Río Grande.
Muchas de las comunidades están sufriendo grandes pérdidas y tragedias, incluyendo pérdidas de hogares, sustento, ganados, cosechas, y están aún sin lo básico para vivir, como agua potable, comida, medicamentos y atención médica. Los adultos mayores, niños, los pobres de la clase trabajadora de Río Grande son los más golpeados en esta debacle.
Mi madre y otros han informado de primera mano haber visto al D.H.S. sin actuar, apenas ofreciendo ventiladores eléctricos en la estación de servicio local, como remedio para las personas que no tienen electricidad, comida, agua y están caminando en acumulaciones infestadas y sucias de desechos tanto de animales como de humanos y en la descomposición.
Hay informes que los helicópteros de la Patrulla de Frontera y el Ejército de la Guardia Nacional apenas patrullan en la frontera –pero no brindan ayuda a los que están en las áreas más aisladas y golpeadas. La prensa local informa que hay muchas colonias y rancherías de las clases trabajadoras más pobres que todavía hay que atender. Sus necesidades físicas, psicológicas, emocionales y espirituales están siendo postergadas en este horrendo desastre humano. Todavía tienen que ver una muestra de ayuda gubernamental, militar, de las ONG, de fe o comunitaria para aliviar esta calamidad.
Mi madre y otros están criticando fuertemente la FALTA de la presencia de FEMA en entregar ayuda inmediata y asertiva para nuestras pobres comunidades rivereñas. Muchas de estas comunidades son descendientes directos de los pueblos aborígenes de esta región, son dueños de tierras, que tienen títulos legales para vivir y disfrutar de su libertad en sus propias tierras.
También tienen los derechos civiles y humanos de todos los otros ciudadanos norteamericanos en áreas similares declaradas como desastre.
Finalmente, este testimonio es una queja contra el Departamento de Seguridad Interior, Michael Chertoff, el Presidente George W. Bush, y la infraestructura que apoya sus oficinas debido al hecho de que los propietarios locales de tierra del Condado Hidalgo informaron ayer que A PESAR de este calamitoso desastre que ha devastado los condados y ciudades del Sur de Texas y la International Water Boundary Commission y México, el DHS ha comenzado a construir el impopular muro de frontera nuevamente.
Esto es una señal de un gobierno tirano, frío y vampiresco, que en vez de usar los recursos públicos para ayudar los gobiernos locales y los pueblos, está explotando los sistemas locales, instituciones y poblaciones en su mayor momento de vulnerabilidad y necesidades humanitarias.
Veo a DHS/Michael Chertoff y al Presidente George W. Bush como los principales ejecutores de crímenes de odio contra la humanidad, abuso a los derechos humanos, a los derechos indígenas de mi pueblo Lipan Apache, mis ancestros, nuestros sitios sagrados, nuestros recursos ecológicos y biológicos y nuestros recursos hídricos con su agresión contra nosotros hasta ahora, de cara a su foco en aumentar la militarización y el encarcelamiento de nuestro pueblo y tierras en el proyecto del muro de la frontera.
Actualmente, en esta hora negra, mientras mi pueblo, nuestras tierras, nuestros sitios sagrados y todas las plantas y animales relacionadas están sufriendo debido a una política institucionalmente agresiva, racista de laissez-faire hacia los americanos nativos, los descendientes mexicanos y comunidades fronterizas, veo al DHS/Michael Chertoff y al Presidente George W. Bush ejecutores de crímenes de odio contra la humani- dad y genocidio contra el pueblo Lipan Apache del Sur de Texas, otras comunidades indígenas en el Sur de Texas, y descendientes mexicanos y comunidades que viven en Río Grande en los lados de EE.UU. y México de esta calamidad.
No ha pasado desapercibido por las comunidades locales cuán intensamente los estados-nación se mueven para proteger sus inversiones corporativas, hoteles, resorts, plataformas de petróleo, jets y aviones de la fuerza aérea y otros activos “vitales” de Estados Unidos y sus compañías. Al mismo tempo, hemos notado cuán deficiente y mínimamente la nación y estados han respondido a las necesidades humanitarias de la mayoría de los propietarios aborígenes y dueños originales de la tierra (con las demandas de posesión de tierras de Spanish Land Grant and Treaty) en la región.
Este es mi testimonio, desde mi corazón y de los testimonios orales compartidos conmigo por mis familiares que sufren un terror psicológico debido al hecho de que tienen que presenciar esta mayor erosión de la democracia y justicia en Estados Unidos bajo el puño de acero de un gobierno impopular que claramente demuestra que gobiernan contra los ciudadanos y llevan a cabo políticas hostiles para perpetuar nuestro desfallecimiento.
Sepan que Lipan Apache Women’s Defense/Strength defi ende los pueblos indígenas y grupos oprimidos en la frontera internacional de EE.UU.- México, que violentamente disecta nuestros territorios tradicionales naturales, una frontera que fue agredida contra nosotros sin nuestro consentimiento previo y libre e informado, en el pasado y continúa hasta el presente.