por Juliana Birnbaum Fox
Restaurante Bella Venezia se especializa en auténtica comida italiana en el Distrito de la Misión. (Photo by marvin Ramirez)
Esto es cocina de Italia del sur como debe ser: sin pretensiones, reconfortante y llena de sabor. El dueño Eduardo Reina trabajó por 23 años en el famoso Caffe Sport de la Playa Norte, antes de poner uno propio en 2006 en la Misión, trayendo un estilo de comida auténtico, familiar a un barrio que una vez estuvo dominado por inmigrantes italianos. De hecho, es su amigable comportamiento, amabilidad y genuino amor por su trabajo, lo que trae a muchos clientes de regreso, junto con el excelente valor éste es probablemente el restaurante italiano más barato y de alta calidad del lugar.
El espacio cuenta con cómodas banquetas, las paredes están cubiertas con fotos y obras de arte del Viejo País y hay una cálida decoración roja, verde y blanca. No es exagerado, sino sencillo y hogareño. Nos dieron una sincera bienvenida, y durante la comida, el servicio fue atento y personal, por lo que uno se siente de verdad como un invitado apreciado. La música de fondo corresponde a favoritos de ópera italiana, cuando el intérprete de órgano en vivo no está presente.
Las comidas comienzan con un tibio pan y una deliciosa salsa picante, de pimientos rojos, con un sutil dejo a ajo y anchoas. El menú cuenta con estándares apreciados: pastas como ravioli, linguini y penne, con salsa de carne boloñesa, pesto, crema de tomate y Carbonara y carne, pescado y ave en estilo Piccata y Marsala, entre otras. Las porciones son lo suficientemente grandes para llenar el estómago y llevar a casa, y tanto los vegetarianos como los omnívoros tienen donde elegir.
Eduardo Reina (Photo by marvin Ramirez)
También se ofrecen bellas ensaladas, incluyendo una tibia ensalada de espinaca con gorgonzola derretido y nueces, y el clásico Caprese con capas de tomate, mozzarella fresco y albahaca. Comimos la Bruschetta, con tomates maduros y aceite de oliva extra virgen, que venía apilado en un pan a la parrilla sobre una cama de verdes balsámicos. Tampoco pudimos pasar los recomendados calamares, que no fueron una desilusión, tiernos con un ligero pan crujiente y una salsa de ajo para untar.
No espere una extensiva lista de vinos, pero el Chianti de la casa que nos ofrecieron estaba perfecto para la comida—ligero, seco y bebible. Los vinos de la casa no son caros y ofrecidos por la garrafa, y hay varios otros vinos de precio medio donde elegir.
Las pastas que elegimos estaban deliciosas, la salsa cremosa rica y con ajo, la salsa de tomate delicadamente sazonada. También amamos el lenguado a la parrilla, perfectamente cocinado y con un pan ligero, con salsa de limón y mantequilla, servido con patatas, pequeñas zanahorias, brócoli y zucchini, tiernos pero no recocidos.
Nuestra cena llegó a un dulce final con el increíble tiramisú hecho en casa, suave y no demasiado dulce con sus sabores sutiles de espresso y licor. Y el cappuccino es un agrado, servido en una gran taza tradicional, con cocoa. Es una experiencia de comida recomendable que se ajustará a su presupuesto.
¡No se la pierda!
