por la Universidad de Michigan
Las pruebas de la Universidad de Michigan muestran que la exposición de corto plazo a las partículas finas que contaminan el aire puede elevar la presión sanguínea y aumenta el riesgo de ataque cardiaco e infarto Una de cada tres personas en Estados unidos sufre de hipertensión, un problema de salud significativo que puede llevar al ataque cardiaco, la falla cardiaca, el infarto y otros problemas que amenazan la vida.
Se sabe bien que medidas tales como el ejercicio, la dieta sana y el no fumar pueden ayudar a reducir la alta presión sanguínea, pero los investigadores del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan han determinado que el aire mismo que respiramos puede ser un catalizador invisible de la enfermedad cardiaca.
¡Y qué acertada es esta expresión!
La inhalación de aire contaminado por solo dos horas causó un incremento significativo en la presión sanguínea diastólica, el número más bajo en las lecturas de la presión arterial, durante dos estudios de contaminación en Ann Arbor y en Toronto, de acuerdo con una nueva investigación de la UM.
El estudio se publica en la edición actual de Hipertensión, una revista de la Asociación Cardiaca Estadounidense.
“Aunque este incremento en la presión sanguínea diastólica puede ser un riesgo menor para la salud de las personas sanas, en las personas con unaenfermedad subyacente de las arterias coronarias, este incremento pequeño puede ser actualmente el que desencadene un ataque cardiaco y un infarto”, dijo Robert D. Brook autor principal del estudio y cardiólogo en el Centro Cardiovascular de la UM.
En el estudio los investigadores esperaban identifi car cuáles contaminantes del aire son dañinos y en qué forma los contaminantes dañan el sistema cardiovascular.
Para sus pruebas usaron una instalación móvil de investigación de la calidad del aire con la cual se puede recolectar el aire presente en cada día y luego se le concentra para la exposición humana.
Casi 100 (80) personas en Ann Arbor y en Toronto participaron en la prueba y respiraron el aire recolectado con el equipo móvil, y que era similar al que se encontraría en un contexto urbano cerca de una avenida transitada.
“Observamos sus vasos sanguíneos y luego sus respuestas antes y después de respirar el aire contaminado”, explicó Robert Bard, gerente de proyecto en el Laboratorio de Calidad del Aire de la UM.
Los gases de ozono, un componente bien conocido de la contaminación ambiental, no fueron los culpables principales. Más bien pequeñas partículas microscópicas, aproximadamente del tamaño de una décima del diámetro de un cabello humano, y no los gases de ozono que también forman la contaminación ambiental causaron un aumento de la presión sanguínea y una constricción de los vasos sanguíneos dentro de minutos a horas de exposición, según mostraron las pruebas. La alteración duró hasta 24 horas.
Se cree que estas partículas fi nas se depositan profundamente en los pulmones y pasan el fl ujo sanguíneo.
La investigación es la más reciente en el campo, relativamente nuevo, de la cardiología ambiental que estudia la vinculación entre la contaminación del aire y las enfermedades del corazón. Brooks dijo que las conclusiones sustentan el mantenimiento de las actuales normas de calidad del are establecidas por la Agencia de Protección Ambiental.
“Realmente respalda y fortalece la importancia del mantenimiento de la calidad del aire para la salud humana”, señaló Brooks.
Hay formas prácticas para evitar la exposición a altos niveles de contaminación del aire, y por ejemplo pueden evitarse los viajes largos o el ejercicio al aire libre durante las horas de mayor tránsito de vehículos automotores, o cerca de autopistas o avenidas muy transitadas, señaló Brooks. En la sociedad moderna la quema de combustibles fósiles es la fuente principal de la contaminación del aire.
“Si se anuncia que los niveles de contaminación del aire serán elevados, las personas que enfermedad cardiaca, diabetes o enfermedad pulmonar deberían evitar la actividad al aire libre”, añadió.