por los servicios de noticias de El Reportero
El Presidente de Perú, Alan García está encabezando un nuevo bloque político y económico, conocido como el “Arco Pacífico”, integrado por Perú, Chile, México, Canadá y Panamá.
La idea tomó su raíz en la cumbre de la Apec en Sydney este mes durante conversaciones bilaterales entre García y su par chilena, Michelle Bachelet. La semana pasada, García se explayó en los detalles del nuevo plan de integración, que describió como un “modelo social moderno”, usando la libertad de comercio y la inversión para revestir las inegualdades sociales.
En este sentido es diametralmente opuesto a la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba) del Presidente venezolano Hugo Chávez, un modelo de integración regional basado en principios contrarios al neoliberalismo, que, sin embargo, busca el mismo resultado.
Voces en Defensa de Bolivia (Opinión publicada en Counter Punch Newsletter)
El primer presidente indígena democráticamente electo en Bolivia, Evo Morales Ayma, quien está encabezando un proceso de cambio democrático, es el blanco inmediato de Washington en América Latina actualmente. Bolivia está bajo la mira de Washington, no sólo porque es considerada el vínculo más débil del creciente eje de esperanza en la región, sino por su rol como catalizador para inspirar las luchas de los indígenas, regional e internacionalmente y por real justicia social.
El gobierno de EE.UU., en colaboración con las transnacionales de gas, los grandes negocios agrícolas y la antigua clase política de Bolivia, organizada a través de los llamados comités “cívicos” de los departamentos más ricos 1del este boliviano, ya ha comenzado a poner en práctica su plan orientado a desestabilizar este gobierno, potencialmente a través de una guerra civil, como pretexto para una intervención militar extranjera. Este plan incluye: la distribución de material racista incitando a la gente a “terminar con la mierda indígena”, provocando violentas confrontaciones, el gobierno de EE.UU. financiando partidos políticos de oposición, movilización de grupos de jóvenes fascistas y la lucha en armas, entre otras.
La mayoría de los bolivianos tienen sus esperanzas para el cambio democrático en la Asamblea Constituyente; convocada el 6 de agosto de 2006, con la tarea de consagrar en una nueva constitución la visión de una nueva Bolivia que ha surgido de años de lucha contra el neoliberalismo.
La mayoría de los bolivianos han dejado claro qué forma quieren que esta nueva Bolivia tome: un estado plurinacional, democrático y comunitario, que recupera el control sobre los recursos naturales y reconoce la autonomía, en el marco de la unidad nacional, en los niveles departamentales, municipales y regionales, así como para las 36 naciones indígenas que conforman Bolivia.
Las elites que gobernaron antes, cuyas visiones del poder político y económico estaban basados en siglos de racismo, opresión tipo apartheid de los pueblos indígenas no están dispuestas a aceptar ni las más mínimas reformas para el beneficio de las mayorías indígenas, aceptar la continuación, en cualquier forma, de su revolución pacífica y democrática, aunque esto signifique llevar al país hacia la sangre.
Es crucial para los gobiernos y pueblos del mundo que se opongan a cualquier intento que gatille una guerra civil y a cualquier ocupación militar de EEUU/ONU o gobierno militar y rechacen la imposición de cualquier gobierno ilegítimo en Bolivia.
Ahora es el momento para todos los intelectuales, militantes de sindicatos, activistas de solidaridad, partidos políticos e individuos de mente progresista que creen en la justicia real y en la igualdad para elevar sus voces en defensa del gobierno y el pueblo boliviano.
(Opinión firmada por gente de 13 países. Para ver a quienes firman visite: http://www.counterpunch.org/bolivia09212007.html.