La CIA ha tumbado movimientos políticos inaceptables para la élite política y financiera de Estados Unidos
[Author]por Kurt Nimmo[/Author]
Al poco tiempo de que los Estados Unidos invadieron Afganistán, el Pentágono comenzó a formar movimientos paramilitares afganos entrenados por la CIA para perseguir a los talibanes y los militantes de al-Qaeda en Kandahar, Khost, Paktia, Paktika y otras provincias. El Equipo de Persecución Antiterrorista fue modelado después de las fuerzas especiales de Estados Unidos. Se comprometía a un número de actividades, incluyendo la persecución de los insurgentes por la CIA para interrogatorios. Además de Afganistán, el equipo cruzó la frontera hasta Pakistán para perseguir a los principales líderes de al-Qaeda, según el autor Bob Woodward.
El Grupo de Operaciones Especiales de la CIA estuvo involucrado antes de la invasión y el establecimiento del grupo de élite paramilitar afgano. “Ellos no cumplen las reglas normales porque no deben hacerlo”, escribió Tod Robbertson en el Dallas Morning News en octubre de 2002. “Ésa es la principal causa de que los Estados Unidos prefieran cada vez más desplegar tropas paramilitares de la CIA cuando se preparan a entrar a puntos estratégicos como Afganistán o Irak. Los mandos militares de Estados Unidos y otros analistas dicen que la CIA tiene una larga historia de enviar comandos altamente entrenados a algunos de los lugares más peligrosos del mundo, a veces con mucha antelación al envío de fuerzas de combate convencionales, pero a menudo junto con ellas.”
“Al final de cuentas, el aspecto más importante de estas operaciones es que nadie sabe de ellas”, dijo al periódico Charles Heyman, editor del londinense Jane’s World Armies.
CIA en Ucrania
A pesar de esta regla, no es ningún secreto que tanto la CIA como el FBI están trabajando con la Junta de Febrero en Kiev. El tabloide germano Bill reportó el sábado pasado que “las agencias norteamericanas están asesorando al gobierno provisional de Kiev sobre la manera de sofocar el creciente malestar en el país”, según el Moscow Times.
Antes de esto, a mediados de abril se descubrió que Brennan, el director de la CIA, visitó el capitolio ucraniano. Las especulaciones volaron, furiosas y presurosas, de Forbes especulando que el viaje de Brennan había sido para tratar la cyberseguridad al Daily Beast sugiriendo que el viaje tuvo por objeto la inteligencia compartida.
Considerando el objetivo general en Ucrania, estas especulaciones pierden puntos. Si el gobierno de Kiev va a prevenir la secesión y a amotinarse en las provincias agrícolas e industriales importantes del país, usará una mano pesada y brutal, especializada en guerra encubierta, asesinato y terrorismo. La CIA fue diseñada específicamente para dirigir la guerra no convencional detrás de escena y para transgredir las reglas.
“Una fuente cercana a las agencias de seguridad de Ucrania dijo a la agencia de noticias RIA Novosti que Brennan vino a Ucrania el pasado sábado y se reunió con los jefes de seguridad antes que el Ministro del Interior ucraniano dijera que iba a lanzar un operativo especial contra aquellos que presionan en favor de la federalización del este de Ucrania”, reportó el 14 de abril La Voz de Rusia.
La CIA cuenta con un largo y sórdido registro de sofocar movimientos políticos, a menudo a través de la violencia, aquellos que eran inaceptables para la élite política de los Estados Unidos.
“Las operaciones secretas de la CIA constituyen los esfuerzos a menudo no visibles para derrocar gobiernos injustos, impopulares y de minorías, siempre con la intención de que una intervención militar abierta… no sería necesaria. Mientras más remotas sean la intervención abierta y las reformas, más exitosas son las operaciones de la CIA”, escribe el ex oficial de caso de la CIA, Philip Agee.
El instrumental de los fascistas ucranianos durante la Guerra Fría
Ampliamente desconocido y nunca mencionado por los medios del stablishment es el factor de que la CIA ha compartido por largo tiempo una relación con la facción ultra-nacionalista y fascista que gobierna Ucrania. Los Estados Unidos establecieron importantes vínculos con los grupos de emigrados ucranianos a principios de 1945 cuando comenzó el inicio de la Guerra Fría.
La Unidad de Servicios Estratégicos (SSU), sucesora de la Oficina de Servicios Estratégicos, u OSS, durante la Segunda Guerra Mundial y precursora de la CIA, y grupos preparados ultranacionalistas en Ucrania resistieron la ocupación soviética después de la guerra. La SSU cooperó con un conjunto de grupos ucranianos que se oponían a los soviéticos, incluyendo aquellos que colaboraron con los nazis durante la guerra y albergaron profundos odios hacia los judíos, los polacos y los rusos.
Para el año 1949 el uso de ucranianos por la CIA recibió sanción oficial en Washington. Se inició el proyecto CARTEL para apoyar la resistencia al interior de la Unión Soviética. Para 1950 los Estados Unidos habían entrado en discusión con los británicos respecto a seguir apoyando la resistencia ultra-nacionalista de la ocupación soviética.
La CIA “mantuvo una relación operativa con los ucranianos, que llegó a ser no el primero, pero sí uno de los principales proyectos de resistencia con los grupos de emigrados anticomunistas”, escribió Kevin C. Ruffner en un documento de la CIS desclasificado. “Con el financiamiento de la agencia, los ucranianos establecieron un instituto de investigación en Nueva York y editaron un conjunto de publicaciones antisoviéticas… Desde esta base en los Estados Unidos los ucranianos continuaron su lucha contra la opresión soviética hasta el colapso de la Unión Soviética.”
La colaboración de la CIA con los emigrantes ucranianos continuó después de la caída de la Unión Soviética, más exitosamente durante la Revolución Naranja de 2004, e incluyó a algunos notables como la nacida en Estados Unidos Kateryna Yushchenko, esposa de Viktor Yushchenko, quien subió al poder tras la revolución armada en Occidente.
“El candidato opositor Viktor Yushchenko en las elecciones presidenciales de Ucrania está firmemente respaldado por el Consenso de Washington”, escribió Michel Chossudovsky en 2004. “Él no sólo es apoyado por el IMF y la comunidad financiera internacional, también cuenta con el apoyo de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), la Casa de la Libertad y el Instituto de la Sociedad Abierta.”
NED es, para fines prácticos, el hijo bastardo de la CIA. “Nosotros no teníamos que hacer este trabajo de manera encubierta”, dijo el presidente de NED, Carl Gershman, a The New York Times en 1986, tres años después de que se estableciera la organización subversiva. “Hubiera sido terrible para los grupos democráticos del mundo ser vistos como subsidiados por la CIA. Eso lo vimos en los años sesenta, y es por ello que no ha continuado. No hemos tenido la capacidad de hacer esto, y ésa es la razón por la que la fundación fue creada.”
“Gran parte de lo que hacemos hoy día fue encubierto por la CIA hace 25 años”, añade Allen Weinstein, quien redactó la legislación de creación de NED unos años más tarde.
Mientras que NED trabaja sobre el tablero con las ONG y los grupos “democráticos” en países extranjeros para derrocar gobiernos dirigidos por la élite política y financiera, la CIA lidia con el negocio sucio de la violencia contra objetivos cuando fallan las urnas o comienza una contrarrevolución.
Sería ingenuo suponer que la CIA no está trabajando actualmente de la mano con sus compañeros de la Guerra Fría, los neonazis y los ultra-nacionalistas fascistas que en el presente están dirigiendo el aparato de seguridad de Ucrania contra la oposición de la parte este y sur del país. Este esfuerzo, como lo demostró la visita de Brennan, es de capital importancia tras la falla de los militares ucranianos para imponer la ley de la junta en las áreas de rebelión.
Acción punitiva contra la resistencia por la CIA y el sector de derecha
Iskra-news.info, un sitio web en ruso, cree que los Natsgvardii, la Guardia Nacional Ucraniana, están trabajando de la mano con el Sector de Derecha en una “acción punitiva” contra los activistas del este que planean un referéndum por la autonomía este domingo.
“Entendemos que la gente está muy motivada. Porque ha estado tres meses en el Maidan. Todos ellos son voluntarios. Están de acuerdo en defender Ucrania. Se les dará la oportunidad de mostrarse”, dijo el diputado Ministro del Interior Nikolay Velickovic sobre nuevos miembros de la Guardia Nacional en abril.
“Kiev no sólo está afrontando la obstinada resistencia de la milicia, sino también la negativa de la armada a conducir operaciones a gran escala. Los soldados no tienen suficientes uniformes y suministros, vehículos y combustible”, afirma un reporte publicado en un sitio del este de Ucrania. “Por tanto, en gran medida, el gobierno está contando con los recién creados Natsgvardii y el sector militante de la derecha. La Guardia Nacional y el Sector de la Derecha están “involucrados con mercenarios extranjeros”. Estos últimos supuestamente incluyen la firma norteamericana Greystone (antes Black Water) y “30 grupos militares extranjeros de sabotaje de entre cuatro y seis personas, cada uno de Alemania, Polonia, los Estados Unidos y Georgia”.
Otro sitio web en ruso, 57.mid, hace un informe de Ucrania que afirma que la CIA se ha unido al Sector de Derecha “para maximizar el número de víctimas entre la población civil para eclipsar la masacre del 2 de mayo [el incendio de la Casa de los Sindicatos que mató a por lo menos 46 personas]” y aterrorizó a la población pro rusa de las regiones de Odessa, Mykolayiv y Kherson.
De ser probados estos reportes, puede haber una ola de terror y sangrienta represalia en el periodo previo al voto del referéndum. Bandas fascistas, basadas en el odio étnico y en mitos nacionalistas distorsionados, se unen a los imperativos neoliberales dirigidos con precisión despiadada por la CIA, y resultarán en una nueva crisis, posiblemente una que en última instancia conduzca a una reluctante Rusia a intervenir.
“Cuando la India fue neoliberalizada, matones de ultraderecha respaldados e incluso impulsados por la policía local recorrían las calles por la noche apuntando a las casas de varios izquierdistas como dirigentes laborales, escritores, la oposición y disidentes políticos”, escribe Scott Creighton. Incontables personas fueron sacadas de sus casas y golpeadas hasta matarlas por los maleantes frente a sus esposas e hijos, mientras pasaba la policía y no hacía nada. Esto se hizo para asegurar la estabilidad del nuevo sistema neoliberal en los años por venir.”
La CIA se corta el diente frente a esta suerte de carácter asesino en Indonesia, donde metódicamente compila exhaustivas listas de enemigos, cuenta que ha resultado en la muerte de un estimado de 250,000 personas por el régimen de Suharto.
“Por vez primera, los funcionarios de Estados Unidos reconocen que en 1965 recopilaban sistemáticamente listas comprensivas de operativos comunistas, desde la cumbre hasta los cuadros de pueblo. Tantos como 5,000 nombres fueron proporcionados al ejército indonesio, y más tarde los norteamericanos revisaron los nombres de los que habían matado o capturado, de acuerdo con los funcionarios norteamericanos”, reporta Spartanburg en South Carolina Herald-Journal el 19 de Mayo de 1990.
Un patrón similar parece desplegarse en Ucrania del Este. “¿Así que volver al viernes de la masacre de disidentes y líderes laborales en Odessa suena familiar?”, pregunta Creighton, comparando el comportamiento de la CIA en Indonesia al que se está formando ahora en Ucrania.