por Alex Meneses Miyashita
El anuncio de renuncia del Fiscal General Alberto González produjo rápidas alabanzas por parte de defensores de derechos civiles y algunos comentaristas latinos, pero no tanto por parte de las organizaciones hispanas más grandes del país.
González, de 52 años, anunció su renuncia el 27 de agosto, luego de un torrente de críticas y llamados a renunciar por parte de Demócratas, así como Republicanos en los meses pasados. Permanecerá en su puesto hasta el 17 de septiembre, cuando el Solicitor General Paul Clement asumirá como fiscal general.
Miembros del personal de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos dijeron a Weekly Report que sus más de 40 miembros llegaron a la decisión de no comentar sobre esta renuncia. No ha habido confirmación oficial del Consejo Nacional de La Raza, no han devuelto las llamadas y la organización no ha emitido ninguna declaración en reacción al anuncio.
Ambos grupos apoyaron el nombramiento de González por parte del Presidente Bush en 2004.
El Mexican American Legal Defense and Educational Fund tampoco emitió una declaración, pero su presidente, John Trasviña, respondió a Weekly Report el 30 de agosto, declarando, “Necesitamos un fiscal general que restaure el orden en el Departamento (de Justicia)”.
Otras organizaciones, cuyas posturas respecto de los derechos de los inmigrantes y los hispanos de bajos ingresos generalmente está alineada con la de los grupos antes mencionados, fueron rápidos en reaccionar.
Anthony Romero, director ejecutivo de American Civil Liberties Union, declaró que González está cerca de convertirse en “uno de los peores fiscales generales de la historia de EE.UU”.
Mark Agrast, del Centro para el Progreso Americano, escribió, “El descuido (de González) no consideraba la reglamentación de la ley y su débil entendimiento de las responsabilidades de su cargo eran una vergüenza para el Departamento de Justicia y un insulto al pueblo norteamericano”.
En un artículo publicado en marzo pasado, el escritor de New America Media, Roberto Lovato mencionó el silencio de varios grupos nacionales latinos en medio de un escándalo que rodeaba el despido en 2006 de nueve fiscales de EE.UU.
“Las organizaciones nacionales latinas principales estaban básicamente jugando con una política étnica de la vieja escuela. tú eres latino, tú eres latina, entonces debemos apoyarte independiente de lo que hagas”, dijo Lovato a Weekly Report.
Él dijo que algunas de las acciones controversiales de González deben haber sido suficienties para que estos grupos le retiren su apoyo— tal como su papel al “facilitar” el abuso en Abu Ghraib, “modelar” el Acta Patriótica o presidir un Departamento de Justicia que, según Lovato ha encarcelado a más latinos que en cualquier otro momento de la historia.
La Asamblea Nacional Republicana Hispana (RNHA) tiene otra visión de González. “Es una gran historia de éxito norteamericana”, dijo el presidente de RNHA, Danny Vargas a Weekly Report, destacando su surgimiento desde un pasado de inmigrantes humildes hacia “amplios antecedentes de servicio público”.
Roy Garivey, presidente de National Latino Peace Officers Association, dijo a Weekly Report, “Él será recordado por el circo político que terminó con su carrera. Pero en general, será recordado por romper barreras, por ser el primer hispano en convertirse en fi scal general Él se recuperará”.
Otros hacen una evaluación distinta.
“Creo que será recordado como una fi gura débil en la historia de Estados Unidos”, dijo Jorge Mariscal, profesor de literatura española y chicana en la Universidad de California, San Diego, a Weekly Report.
“Creo que la mayoría de los latinos en 20, 30 ó 50 años vamos a decir, ‘Bueno, fue el primero, pero lo hizo muy mal”.
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