viernes, noviembre 22, 2024
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¿Entendieron ellos lo del voto latino?

by José de la Isla
Hispanic Link News Service

CIUDAD DE MÉXICO – John M. Ackerman ha advertido sobre las arenas movedizas de la política en un ensayo publicado en el periódico The Los Angeles Times. Ackerman es editor del Boletín mexicano de derecho comparado y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México y académico invitado en la American University, en Washington, D.C.

Un escenario factible sería que los republicanos se han dado cuenta que nunca recibirán más que una pizca del voto latino, tal vez de aquí a muchas generaciones (si es que dura tanto tiempo el partido) en vez de recibir una tajada más grande del voto latino en el futuro.

Después de todo, Romney sólo recibió un 21 por ciento del voto latino.

Las arenas movedizas que enfrentan los latinos consisten en un presidente Obama letárgico quien no tiene que ofrecer mucho, ya que tiene a los latinos en el bolsillo y no tiene que empeñarse por lo que no va a lanzarse a la presidencia de nuevo. Los que se están hundiendo son los latinos.

No obstante, el titular, “Los latinos necesitan una reforma migratoria y no migajas”, que anuncia el ensayo de Ackerman en el Times tendría que haberse expresado de otra forma: “Los republicanos necesitan la reforma migratoria, y no la mendacidad”.

Si bien parece que los republicanos albergan un deseo de muerte, lo que ahora se requiere es la prevención de mayores prejuicios para no dañar más aún el telar que es la sociedad.

Como prueba de las exequias del partido, el senador por Carolina del Sur, Lindsey Graham murmuró algo sobre el inglés como una especie de requisito para la ciudadanía. Este comentario resulta ofensivo por las implicaciones que sugiere de ociosidad, falta de inteligencia y descortesía.

También resulta peligroso porque en realidad es una declaración sobre el dominio cultural, con implicaciones de inferioridad étnica, y ofrece consuelo a los grupos motivados por el odio.

Además, tiene como fundamento una mentira. Por lo contrario, nunca antes en este país se ha visto la aceleración en adquisición lingüística como la que vemos hoy. Los que escuchan a Graham sobre este tema y lo creen o son ociosos en cuanto a verificar lo cierto, o no comprenden porque les falta sesos, o son descorteses, para lo cual no hay perdón.

Otros dirigentes republicanos no resultan ser mejores del todo. Incluso dos senadores salientes, quienes no tienen nada que perder, dejan pasar la oportunidad de enderezar a su partido. Los senadores Kay Bailey Hutchison (Texas) y Jon Kyl (Arizona), presentaron una ley. Achieve Act, la cual no reforma sino que reprime.

Esta ley recortaría al grupo calificado para solicitar la ciudadanía, aumentaría el número de deportaciones, promovería el fichaje racial, aplicaría el requerimiento de inglés como lengua única, reprimiría los estudios latinos, animaría la persecución de parte de autoridades estatales y locales, y agregaría nuevos elementos a la seguridad fronteriza, cuando estas medidas han probado ser más efectivas con vedar a las buenas personas mientras estimulan el negocio de los criminales.

Lo que necesitan los republicanos es una reforma migratoria con sustancia y sin paranoia, para poder contrarrestar a un presidente Obama mediocre, quien no es ningún reformador, sino que prefiere acomodar y llegar tarde con adaptarse; otro dirigente quien prefiere verse bien que hacer el bien.

La farsa de la tal reforma migratoria vuelve a surgir, y conlleva una interpretación engañosa en cuanto al voto latino y lo que significó.
Primeramente, no hay que olvidar que ésta no fue la primera ni la segunda vez que han sido influyentes los latinos, por no decir decisivos, ante la elección de un presidente, sino que lo han sido durante más de medio siglo. El verdadero “gigante dormido” no son los latinos, sino que es el público estadounidense, el cual no ha sabido interpretar el electorado nacional en lo que va gestándose.

En este sentido, los comicios del 6 de noviembre han sido el segundo “voto castigo” proferido por los latinos en años de elección presidencial. No fue sólo un voto sin precedentes a favor de Obama, sino también lo contrario, un voto sin precedentes en contra de Romney.

El que resultó beneficiado fue el presidente Obama, así como lo fue George W. Bush cuando el voto latino le dio la contra a Al Gore en el 2000, para castigarlo a él y al partido demócrata por lo de Elián González, cuando tropas del INS se llevaron al niño a la fuerza de su familia en Miami para regresarlo a Cuba.

Los latinos de la Florida recordaron esto a la hora de las elecciones al igual que los latinos han recordado esta vez las despreciables caracterizaciones y mentiras que han dicho los republicanos y los de la derecha sobre los latinos, sus familias y amigos.

En su ensayo en el Times, Ackerman acierta sobre las políticas, pero erra sobre la política.

Por ahora, basta decir que no hay que tratar ni cual migaja el comportamiento desatinado de los republicanos. Lo que ofrecen son balbuceos ininteligibles en una lengua extranjera ininteligible de intereses políticos, y están tan fuera de foco que se comportan arrogantes, como si hubieran ganado.

Este tipo de comportamiento llevará nuevamente al siguiente voto castigo por no comprender que hay que mostrar humildad ante los electores y el público.

(José de la Isla, columnista de distribución nacional con los servicios de noticias Hispanic Link y Scripps Howard, ha sido reconocido durante dos años consecutivos por New America Media. Su próximo libro a publicarse es: “The Rise of Latino Political Power”, para comienzos del 2013. Comuníquese con él a: joseisla2@yahoo.com).

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