por Raúl Reyes
Desde los boicots de los años 60 de César Chávez, hasta los movimientos de inmigrantes de hoy, la frase ‘Sí se puede’, ha resonado en la política de los hispanos. Su mensaje en español es mayor que su traducción en inglés, “Yes, we can”. ‘Sí se puede’ significa que emprenderemos la buena lucha, perseveraremos, nunca nos daremos por vencidos.
Estas tres palabras se invocan de manera rutinaria desde las asambleas en las escuelas secundarias hasta las campañas para presidente. Es el llamado a la acción de los latinos.
Pero, últimamente me he preguntado si el partido republicano ha optado por una estrategia de ‘No se puede’ cuando tiene que ver con los electores hispanos.
Durante el congreso de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Nombrados (NALEO), del 28 al 30 de junio, los republicanos optaron por no participar en un foro para candidatos presidenciales. Todos los republicanos, menos el representante Duncan Hunter, de California, respondieron que no podrían asistir a la invitación del grupo sin afiliación de partido, y el foro se canceló. Como contraste, todos los esperanzados demócratas importantes aparecieron en un foro separado del evento de NALEO.
Son una sorpresa los republicanos ausentes, ya que la Florida es el hogar de los hispanos más conservadores de los Estados Unidos. Los tres miembros de la Cámara de Representantes de ese estado son republicanos, como lo es el senador Mel Martínez, director del Comité Nacional Republicano. Algunos de los dirigentes estatales no intentaron ni darle buena cara a la falta de interés de sus candidatos.
“Los republicanos han plantado al estado de Florida”, dijo representante estatal republicano, Juan Zapata. “Es algo vergonzoso que le den la espalda a este evento”.
Tras la dura retórica de los conservadores quienes contribuyeron al colapso de la propuesta migratoria del Senado, ¿implicará esto que los republicanos ya no cuentan con los latinos?
Si es así, tienen mucho que perder. Hasta hace poco, el partido republicano ha logrado algo de apoyo entre el electorado hispano, el cual por tradición ha tendido a ser demócrata. George W. Bush hizo mucho por llegar a los latinos y en el 2004 consiguió un 40 por ciento del voto hispano, sin precedente.
Una encuesta nueva de USA Today/Gallup muestra que se han erosionado aquellas ganancias. Con un margen de tres a uno, los hispanos dicen que son demócratas, o que tienen esa tendencia. Sólo el 11 por ciento de los hispanos se autodenomina republicano, una reducción del 19 por ciento en el 2005. Mientras tanto, el número de los que se autodenominan demócratas subió de 33 a 42 por ciento.
A pesar de continuar sin ser enteramente representados en las urnas, nuestra influencia política va aumentando. Bajo el programa de las primarias del 2008, más de tres-cuartos del electorado hispano podrá votar para un nominado presidencial antes del 5 de febrero, lo cual nos da una oportunidad histórica de influir en quién será el próximo en ocupar la Casa Blanca.
La primaria de Florida, el 29 de enero, les ofrece a casi un millón más de latinos votantes la oportunidad de sentar su preferencia de avanzada en las nominaciones presidenciales.
Varios estados que votan el super martes, 5 de febrero – Arizona, California, Colorado, Nueva Jersey, Nueva York, Illinois y Nuevo México – y el 4 de marzo, cuando se suman los texanos, tienen importantes poblaciones latinas.
Entiendo por qué Tom Tancredo, quien una vez se mofó de Miami, diciendo que era “un país de tercer mundo”, no querría asistir a una reunión de hispanos con influencia. Lo mismo va para Fred Thompson, el candidato en potencia quien recientemente ligó a los inmigrantes cubanos con “los que llevan en la maleta bombas”. Pero cuesta entender por qué McCain, arquitecto de la fracasada propuesta del Senado, no hiciera tiempo para asistir a NALEO. Y Romney y Guiliani, quienes tienen sitios web en español, ¿no están interesados en conocer a los dirigentes de nuestra comunidad?
Los republicanos perjudicaron su posición frente a los latinos al permitir que el tono del debate sobre la inmigración se volviera ofensivo para la mayoría de los hispanos. Entonces el congreso de NALEO hubiera sido una gran oportunidad para demostrar que siguen comprometidos con el grupo minoritario más grande de la nación. De lo contrario, al despreciar a NALEO, los republicanos enviaron un mensaje mal orientado que los latinos no le importan al partido republicano. En el futuro, es posible que hasta más latinos digan ‘Sí se puede’ – a los candidatos demócratas.
(Raúl Reyes ejerce de abogado en la Ciudad de Nueva York. Comuníquese con él a: rarplace@aol.com). © 2007