por Dick Meister
Taco Bell lo hizo. McDonald’s lo hizo. Ahora es el momento de que Burger King y el resto de las cadenas de comida rápida del país se unan a la iniciativa para garantizar un pago decente y buenas condiciones laborales a los recolectores de tomate, cuyo trabajo duro es clave para su industria altamente rentable.
Los recolectores trabajan en el área Immokalee del sur de Florida donde se siembra más de la mitad de los tomates del país. La mayoría son latinos indocumentados quienes no tienen más opción que aceptar las miserables condiciones que les imponen.
Trabajan bajo el sol brillante en explotadoras fábricas al aire libre, usualmente desde la madrugada hasta la puesta de sol, hasta siete días a la semana y rara vez por más de $10,000 al año. No tienen vacaciones ni feriados pagados, no les pagan horas extra, no tienen seguro de salud, licencias médicas, pensiones u otros beneficios, ni derechos sindicales. La mayoría vive en remolques destartalados o en otro tiempo de vivienda subestándar.
Algunos trabajadores son sometidos a una esclavitud virtual por los contratistas que a veces son abusivos físicamente y los contratan por quienes siembran los tomates. Les hacen descuentos de los salarios de los trabajadores para transporte, comida, alohamiento y otros servicios que los pueden obligar a facturar sobre su cheque completo y seguir trabajando contra su voluntad hasta que les paguen las deudas a los contratistas.
Las presiones por parte de activistas de derechos humanos han llevado a que más cadenas de comida rápida insistan respecto del trato humanitario para los animales de granja que les proveen sus ingredientes principales.
Pero sólo Taco Bell y McDonald’s han tomado acciones para asegurar que los agricultores empleados por sus proveedores también sean tratados de manera humana.
Tomó años de trabajo duro por parte de una coalición de trabajadores, activistas estudiantiles y laborales, líderes religiosos y otros para lograr que ambas cadenas actúen a favor de los recolectores de tomates para ganar significativas mejoras en sus condiciones laborales y de pago.
La primera victoria vino en 2005, luego de un boicot de cuatro años contra Taco Bell, uno de varios puntos de venta de Yum Brands. Los otros incluyen Kentucky Fried Chicken, Pizza Hut, A& W, Long John Silver’s y All America Food.
Yum Brands accedió a aumentar en un penique lo que Taco Bell y los otros locales le pagaban a los agricultores por libra de tomates, entendiendo que cada penique extra iría directamente a los trabajadores. Eso prácticamente duplicaba su pago de apenas un poco más de un centavo por libra recolectada, una tasa que no había sido aumentada desde los años ‘70s. Agregó tanto como $7,000 al año al promedio del pago del trabajador, lo suficiente para finalmente proveer un salario digno.
Es más, la coalición obtuvo derechos no escuchados de entre la mayoría de los agricultores. Por ejemplo, el derecho a monitorear el pago y tratamiento a los trabajadores, investigar quejas por tratamiento deficiente y unirse a ellos para preguntarles a los recolectores sobre cómo mejorar las condiciones laborales. También se han unido para desarrollar un código de conducta para los recolectores y crear un sistema para resolver disputas.
El acuerdo advierte que los recolectores que pueden, sin embargo, seguir abusando de los trabajadores se arriesgan a que las cadenas de comida rápida dejen de comprarles tomate.
La coalición logró un acuerdo similar con McDonald’s a principios de abril de este año, justo cuando estaba a punto de lanzar un amenazado boicot a nivel nacional a McDonald’s. La cadena ha insistido por dos años que la responsabilidad para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores recae solamente en los recolectores de tomate que los emplean.
Los recolectores, sin embargo, han negado tajantemente —antes y ahora— que actúan por su cuenta, en parte porque McDonald’s y otras cadenas los han presionado constantemente para mantener sus precios y costos laborales lo más bajos posible.
El acuerdo de McDonald’s con la coalición de trabajadores es muy probable que lleve a acuerdos con otras cadenas, dado que McDonald’s es la entidad más grande y más influyente en la industria de la comida rápida, la que mueve $100 billones al año. Tiene cerca de 14,000 puntos de venta a nivel nacional, y usa unas 15 millones de toneladas de tomate al año.
La coalición escogió otra importante cadena, Burger King, como el siguiente objetivo. Ya se ha hecho saber que Burger King debe firmar un acuerdo similar al firmado por McDonald’s y Yum Brands para fines de año o enfrentará un boicot a nivel nacional. Entre los nuevos objetivos se podría incluir también a Subway, así como supermercados y otros fuera de la industria de la comida rápida que compren tomates a los agricultores de Florida.
Como antes, la coalición está contando fuertemente con estudiante y otros jóvenes, el público objetivo de ventas de las cadenas de comida rápida, para divulgar el mensaje en manifestaciones y en filas piqueteras a nivel nacional con el apoyo de líderes laborales, religiosos y políticos.
El fuerte compromiso de los jóvenes y de sus prominentes mayores, su genuino interés por algunos de nuestros trabajadores más vulnerables y maltratados y su acción efectiva a favor de los trabajadores es escasa e inspiradora. Hispanic Link.
(Dick Meister es co-autor de «A Long Time Coming: The Struggle to Unionize America’s Farm Workers” (Macmillan). Contáctelo a través de su sitio web, www.dickmeister.com.)