martes, diciembre 24, 2024
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Tu tío y el mío

Jorge Mújica Murias
mexicodelnorte@yahoo.com.mx

No es novedad en ningún lugar en Estados Unidos: una persona mete la pata un día, se echa unas copas de más y es detenida por conducir en estado de ebriedad. De que manejar ebrio es peligroso y erróneo, ni quien lo dude, y algún día habría que acabar con esa posibilidad, a la mejor haciendo que todos los coches prendan si el conductor le sopla en un alcoholímetro integrado, como ya se hace con los borrachines consuetudinarios, o acabando de una vez por todas con el alcohol.

Pero mientras eso pasa, todos estamos en riesgo de que nuestro tío nos llame un día diciendo que lo pescaron con un trago de más, que está en la cárcel y se lo van a llevar a Inmigración. Y cuando digo todos, quiero decir todos, incluido el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Eso le pasó al presi hace unos días, cuando un tal Onyango Obama, de 67 años, en Framingham, Massachussets se pasó un alto y chocó con una patrulla… así que fue arrestado por sospechas de manejar bajo los efectos del alcohol. Tenía Seguro Social y licencia de manejo, pero también tenía una orden pendiente de deportación. Conocido como “el Tío Omar” en el libro de Barack Obama, “Memorias de mi Padre”, Obama admitió haberse tomado dos cervezas, fue arrestado y le pusieron un “immigration Hold”, y cuando le preguntaron si quería hacer una llamada dijo que si, que “a la Casa Blanca”.

Es medio hermano del padre de Barack Obama y de la ahora famosa Zeituni Onyango, tia de Barack que fue descubierta viviendo en una vivienda subsidiada y quien tenía también una orden pendiente de deportación que se solucionó revisando su caso y el veredicto milagroso de que ella tenía razón y debió haber ganado su caso hace muchos años.

Los 300 mil tios

El caso de Onyango cae justito en medio del anuncio de su sobrino Barack de revisar los casos de unos 300 mil inmigrantes en proceso de deportación y no deportarlos si no tienen “antecedentes penales”, es decir, que no sean asesinos, narcos, ladrones o violadores. Se oye bien bonito pero la trampa está en la declaración misma.

Onyango, y su hermana Zeituni resultan ser “criminales” según los estándares de la actual ley. Los dos tenían órdenes pendientes de deportación porque no se salieron del país cuando perdieron sus casos de inmigración. Peor, en algunos estados Onyango sería doblemente criminal porque además estaba manejando bajo la influencia del alcohol, y eso se considera un “delito criminal”, especialmente si se combina con la falta licencia de manejo. Pero el solo hecho de estar aquí después de habérsele ordenado salir lo dejó claro: es un “criminal”.

Y eso es muy interesante. Si Onyango fuera un inmigrante común y silvestre, la revisión de su caso sería inmediatamente ­negativa, por “criminal”, y tendría que ser deportado.

Pero como es pariente de Barack no nos extrañaría que suceda, “milagrosamente”, que se quede porque se revise su caso de asilo y un juez por ahí diga que el primer juez se equivocó y demás, como pasó con Zeituni el año pasado.

Y esa será una prueba de fuego para la cacareada “nueva política migratoria” de Barack Obama. Si su tío es criminal, entonces todos nuestros tíos lo son, por andar tomando y manejando y por chocar contra patrullas y por tener deportaciones pendientes.

Pero si su tío se queda porque “no tiene antecedentes criminales” y se puede “revisar su caso”, entonces todos nuestros tíos debían poder quedarse, aunque no puedan hacer su “llamada a la Casa Blanca” pertinente.

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