miércoles, julio 17, 2024
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Pidíendo las cuentas al Sr. Obama en cuanto a la reforma migratoria

por Esther J. Cepeda Hisapnic News Service

Cuando terminé de escuchar el discurso del presidente Obama sobre la reforma migratoria, mi deseo era poder recuperar los últimos 45 minutos de mi vida.

El discurso que dio en la American University – para callar a los que dicen que está obviando su promesa de campaña electoral por aprobar la reforma integral – no trajo a colación ninguna idea nueva, desacreditó las exigencias de los activistas pro-inmigrantes por parar las deportaciones, no ofreció nada sustancial sobre la ley en contra de los inmigrantes ilegales de Arizona, y fracasó con ponerle fecha límite a ninguna acción.

¿Cuántas veces se han oído los lugares comunes que sacó – la nación de inmigrantes, uno de los grandes retos de nuestro tiempo, el sistema está quebrado, la necesidad de una solución bipartita?

El discurso del presidente tendría que haber sido sobre la rendición de cuentas – para asegurar la frontera, para los empleadores que contratan a inmigrantes ilegales, para los que están aquí ilegalmente.

Sí, tocó estos temas. Hasta se esmeró por enfatizar que no consideraría parar las deportaciones hasta que no se solidificaran las medidas de reforma – insultando abiertamente a los grupos de activistas, los cuales ha estado cotejando desde que hizo  campaña por ser presidente.

En una reunión para ver el discurso en Douglas Park, en Chicago, un grupo de activistas gritaron con ira cuando dijo que tal “enfoque indiscriminado sería tanto poco sabio como injusto … y podría llevar a un auge de la inmigración ilegal para dejar de lado a los que están haciendo cola por venir aquí  legalmente”.

José Herrera, organizador e la Immigrant Youth Justice League, prometió que: “De hoy día, habrá una respuesta diferente … Existe ira. Movilizaremos a gente para exigir el moratorio sobre las deportaciones”.

Completamente ausente estuvo discusión alguna sobre la rendición de cuentas para un presidente que ha considerado correcto el hacerse con una empresa de automóviles en quiebra, la reforma del presuntamente inamovible sistema de salud, y patearle el culo – y la billetera – de la empresa global  que hemorragia petróleo en nuestro golfo.

¿Cuál fue, exactamente, el punto de declarar que el tema de la inmigración está “presa de las posturas políticas y el cabildeo de intereses especiales” si no fue para insistir que los legisladores se pongan a trabajar y le presenten una propuesta para una fecha determinada?

Claro, podrá sentirse bien el decir que nuestras fronteras al sur están más seguras hoy que lo que han estado en 20 años. Pero cuando el mismo presidente admite que el sistema actual es una burla de todos los inmigrantes que quieren ingresar aquí ilegalmente, él se está burlando de su cada-de-vezen- cuando devoción al tema.

Mi queja es que no exhibió ningún liderazgo en cuanto a un tema que él dice es una prioridad para su agenda desde que sirvió en el Senado.

Obama habló de la necesidad de terminar con “el mosaico de leyes locales que dividen al país”, pero ni una vez indicó quién tendría que liderar el esfuerzo, ni cómo definir el progreso, ni fijar una fecha límite para promulgar una reforma bipartita bien razonada.

No hay fin a los desacuerdos que han conformado la batalla por la reforma migratoria. Pero tendría que darse fin a la especulación sobre cuándo decidirá el país hacer   algo al respecto. Obama tiene ue rendir cuentas él mismo a  las empresas, a los ciudadanos y a los inmigrantes con una cronología y un plan para que se lleve a cabo de verdad.

(Esther J. Cepeda es periodista en Chicago quien redacta comentarios sobre temas de interés hispano. Comuníquese con ella a: eejaycee@600words.com)

 

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