domingo, abril 20, 2025
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Murió Mario Vargas Llosa, gigante de la literatura latinoamericana y universal

El autor peruano, ganador del Nobel, deja un legado de obras inolvidables que marcaron la historia del pensamiento y la narrativa hispanoamericana

por el equipo de El Reportero

Mario Vargas Llosa, uno de los más grandes escritores de habla hispana, falleció 13 de abril de 2025 a los 89 años en Lima, Perú.

Su muerte cierra una era dorada de la literatura latinoamericana. Autor de novelas icónicas como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral y La fiesta del Chivo, Vargas Llosa recibió el Premio Nobel de Literatura en 2010, coronando una carrera brillante.

Con su muerte, se cierra un capítulo brillante de la literatura universal. Autor de novelas emblemáticas como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral, La casa verde y La fiesta del Chivo, Vargas Llosa supo retratar, con una pluma afilada y comprometida, los conflictos políticos, morales y sociales de América Latina. En 2010, fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura, coronando una trayectoria marcada por la excelencia literaria y la polémica ideológica.

De Arequipa al mundo

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936. Su infancia estuvo marcada por la separación de sus padres y por una juventud inquieta que lo llevó a vivir en Cochabamba (Bolivia), Lima y Piura. Estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y luego completó un doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.

Muy temprano sintió la vocación por la escritura. Publicó su primer libro, Los jefes, en 1959, el cual le valió el Premio Leopoldo Alas. Pero fue con La ciudad y los perros (1963) que irrumpió con fuerza en la escena internacional. Esta novela, ambientada en un colegio militar limeño, escandalizó a sectores conservadores del Perú pero le abrió las puertas al reconocimiento global.

Una obra comprometida y feroz

La narrativa de Vargas Llosa está marcada por una estructura compleja, una mirada crítica al poder y una exploración profunda del alma humana. Obras como La casa verde (1966) y Conversación en La Catedral (1969) consolidaron su reputación como narrador magistral. En estas novelas se advierte un estilo experimental, influenciado por William Faulkner y la tradición europea, pero con una voz auténticamente latinoamericana.

En los años 80 y 90 su producción literaria se volvió más diversa en tono y temática. Destacan La guerra del fin del mundo (1981), inspirada en un episodio del Brasil decimonónico, y La fiesta del Chivo (2000), sobre la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, una de sus novelas más leídas y aplaudidas.

A lo largo de su carrera, también incursionó en el ensayo, el periodismo y la crítica cultural. Fue un apasionado defensor de la democracia liberal y crítico del autoritarismo, lo que lo llevó a romper con sus antiguos compañeros de izquierda. Este giro ideológico se expresó también en su vida política, al postularse sin éxito a la presidencia del Perú en 1990 frente a Alberto Fujimori.

Un Nobel muy esperado

Cuando en 2010 recibió el Premio Nobel de Literatura, la Academia Sueca destacó su “cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Vargas Llosa lo celebró con un emotivo discurso titulado Elogio de la lectura y la ficción, donde reafirmó su fe en el poder de las palabras para comprender y cambiar el mundo.

El Nobel vino a reconocer no sólo su obra narrativa, sino su compromiso con la libertad de pensamiento, la lengua española y el papel de la literatura como conciencia crítica de la sociedad.

Entre la literatura y la controversia

A pesar de su incuestionable talento literario, Vargas Llosa fue una figura que no eludió el conflicto. Sus posturas políticas y sus críticas a regímenes de izquierda como el cubano o el venezolano le granjearon enemigos, mientras que su cercanía con sectores liberales y su defensa del mercado generaron intensos debates. Incluso en sus últimos años, mantenía una activa presencia en los medios, opinando sobre política internacional, feminismo o el rumbo de América Latina.

En el plano personal, su vida también estuvo expuesta a la mirada pública. Su relación sentimental con Isabel Preysler, su separación de Patricia Llosa —con quien tuvo tres hijos— y su presencia en la prensa rosa contrastaban con la figura del intelectual clásico. No obstante, siempre volvió a la escritura como refugio y razón de ser.

Un legado inmortal

Mario Vargas Llosa deja un legado de más de 20 novelas, decenas de ensayos, obras de teatro, crónicas y columnas periodísticas. Su influencia es incuestionable entre generaciones de escritores y lectores, no solo por su maestría técnica sino por su defensa del pensamiento libre y la pluralidad de ideas.

Hoy, el mundo despide a un escritor que no solo narró la historia latinoamericana con crudeza y belleza, sino que ayudó a darle forma. Su voz permanecerá viva en sus libros, en las bibliotecas y en las conciencias de quienes entienden que la literatura es también una forma de resistencia.

Le sobreviven sus tres hijos: Álvaro Vargas Llosa, Gonzalo Vargas Llosa y Morgana Vargas Llosa. También le sobrevive su ex esposa, Patricia Llosa Urquidi.

Mario Vargas Llosa no será enterrado, ya que su última voluntad fue que sus restos sean cremados. La cremación se realizó en el Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos en Lima.

Descanse en paz, maestro Vargas Llosa.

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