por el equipo de El Reportero y agencias de noticias
En respuesta a la reciente designación de varios cárteles de la droga latinoamericanos como organizaciones terroristas extranjeras, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum advirtió a Estados Unidos contra cualquier intervención militar en México.
“Esto no puede ser un pretexto para que Estados Unidos invada nuestra soberanía”, dijo Sheinbaum. “Con México, se trata de colaboración y coordinación, nunca de subordinación, intervencionismo o invasión”.
La declaración de Sheinbaum siguió al anuncio del Departamento de Estado de Estados Unidos de incluir a cárteles mexicanos como Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, así como al grupo venezolano Tren de Aragua, en la lista de organizaciones terroristas extranjeras. Esta medida cumplió una promesa del expresidente Donald Trump en 2024, con el objetivo de enfrentar la influencia de estos cárteles dentro de EE.UU. y en el extranjero.
La designación abre la puerta a medidas más agresivas, incluidas intervenciones militares. Tras el anuncio, Elon Musk, asesor de Trump, sugirió que los cárteles serían “elegibles para ataques con drones”. A pesar de ello, Sheinbaum se mostró firme en su oposición a la intervención militar unilateral. “El pueblo mexicano nunca aceptará intervenciones extranjeras, intrusiones o cualquier acción que socave la soberanía de nuestra nación”, declaró.
La presidenta reafirmó el compromiso de México de proteger su soberanía y resistir la influencia externa en los temas de seguridad interna. Si bien su gobierno ha autorizado el uso de drones de vigilancia de EE.UU. para monitorear la actividad de los cárteles, aclaró que esta autorización no incluye operaciones militares, sino que se limita a la recopilación de inteligencia.
También han surgido informes sobre el uso de drones MQ-9 desarmados por la CIA y aviones RC-135V de la Fuerza Aérea de EE.UU. para misiones de inteligencia dentro del espacio aéreo mexicano. Estas actividades han generado preocupación en México sobre violaciones a su soberanía.
Recientemente, la Comisión del Senado mexicano autorizó la presencia de Fuerzas Especiales de EE.UU. para “misiones de entrenamiento” en México, lo que avivó el debate sobre la participación de Estados Unidos en la seguridad interna del país. Sheinbaum ha defendido una cooperación basada en la consulta mutua y responsabilidad compartida, y no en acciones unilaterales de Estados Unidos.
Además de oponerse a la designación de terroristas, Sheinbaum advirtió que esta medida podría conducir a más violaciones de la soberanía mexicana. Expresó su preocupación de que Estados Unidos pudiera utilizar la lucha contra el terrorismo como pretexto para acciones militares dentro de México. También amenazó con ampliar una demanda presentada por México contra los fabricantes de armas estadounidenses si los cárteles son reconocidos como grupos terroristas.
La demanda sostiene que gran parte de las armas utilizadas por los cárteles mexicanos provienen de Estados Unidos. Según el Departamento de Justicia de EE.UU., el 74% de las armas incautadas a los grupos criminales mexicanos provienen de fabricantes estadounidenses. “Si estos cárteles son declarados terroristas, ampliaremos la demanda para incluir a los fabricantes y distribuidores de armas, que podrían ser vistos como cómplices”, dijo Sheinbaum.
La búsqueda de la designación de terrorismo por parte de Trump comenzó con una orden ejecutiva el primer día de su mandato, ordenando al Departamento de Estado que evaluara la posibilidad. Trump justificó la medida alegando que los cárteles habían realizado acciones violentas y desestabilizadoras en el hemisferio occidental, lo que no solo amenazaba los intereses de EE.UU., sino que también inundaba el país con drogas y bandas violentas.
Aunque la respuesta inmediata a la designación probablemente se centrará en medidas legales y financieras, la oposición de Sheinbaum resalta la complejidad del asunto, particularmente en cuanto al balance entre las políticas antinarcóticos de EE.UU. y la soberanía de México. Mientras aumentan las tensiones entre ambos países, el futuro de la cooperación bilateral para enfrentar la violencia de los cárteles sigue siendo incierto.