viernes, febrero 7, 2025
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Trump y la batalla para recuperar la soberanía de EE.UU.: Cerrando USAID

por Frank Wright y reportes de LifeSite y agencias de noticias

La batalla por recuperar la soberanía estadounidense ha tomado un giro dramático bajo Donald Trump, quien ha dado pasos significativos para desmantelar la influencia del Estado Profundo globalista. Una medida clave ha sido su decisión de cerrar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que durante décadas ha jugado un papel central en avanzar las agendas políticas de la élite global. Con un historial de desviar fondos de los contribuyentes hacia proyectos controvertidos, USAID ha sido durante mucho tiempo un blanco de críticas. La medida de Trump de poner fin a las operaciones de la agencia marca un momento crucial en la lucha continua contra la influencia del Estado Profundo en la política exterior de EE.UU.

El alcance y financiamiento de USAID la han convertido en una de las mayores fuentes de asistencia humanitaria global, distribuyendo miles de millones de dólares cada año. Según informes, la agencia asignó más de 72 mil millones de dólares solo en 2024. Sin embargo, gran parte de este financiamiento, argumentan los críticos, ha sido canalizado hacia iniciativas que promueven causas ideológicas y políticas, como las políticas de migración masiva, la agenda LGBTQ, iniciativas de aborto y el apoyo a operaciones de cambio de régimen.

Un aspecto alarmante de las actividades de USAID es su participación en proyectos de gobernanza digital que se ven como herramientas para la vigilancia masiva. La agencia ha sido vinculada con el financiamiento de la aplicación DIIA en Ucrania, que está diseñada para crear un sistema de identidad digital con amplias implicaciones para la privacidad y las libertades civiles. Los críticos argumentan que tales iniciativas representan una peligrosa concentración de poder y una erosión de las libertades individuales.

Además, se ha acusado a USAID de financiar operaciones desestabilizadoras en países extranjeros, incluyendo la creación de plataformas falsas en redes sociales diseñadas para difundir desinformación. Estas actividades encubiertas generan preocupaciones sobre el papel del gobierno de EE. UU. en interferir con la soberanía de otras naciones. Los críticos sostienen que tales acciones socavan la democracia y favorecen a la élite global.

En el caso de la pandemia de COVID-19, se ha citado la participación de USAID en financiar proyectos de investigación biológica como una contribución a la crisis, aunque estas afirmaciones son debatidas. Sin embargo, el hecho de que los fondos de los contribuyentes se hayan destinado a investigaciones que pudieron haber contribuido indirectamente a la inestabilidad global ha desatado indignación entre muchos estadounidenses, que se sienten traicionados por un gobierno que debería haber priorizado su bienestar.

Además, USAID ha estado a la vanguardia de la promoción de los derechos al aborto, incluso en países donde el aborto está cultural o legalmente restringido. Como señalaron los comentaristas conservadores, la agencia ha sido fundamental en financiar la defensa del aborto y ha utilizado dinero de los contribuyentes estadounidenses para promover políticas que van en contra de los valores de muchas naciones. Esto ha llevado a acusaciones de que USAID no solo está proporcionando ayuda humanitaria, sino empujando una agenda liberal.

La decisión de Trump de cerrar USAID es una declaración en contra de la agenda globalista y el uso del dinero de los contribuyentes estadounidenses para promover sus intereses en todo el mundo. Al cortar el financiamiento a estos proyectos controvertidos, Trump está enviando un mensaje de que los recursos estadounidenses deben ser utilizados para avanzar los intereses del pueblo estadounidense. Esta medida señala un impulso más amplio para descentralizar el poder y reducir la participación de EE.UU. en operaciones internacionales que socavan la soberanía nacional.

En última instancia, el desmantelamiento de USAID por parte de Trump representa una gran victoria en la lucha continua por frenar la influencia de la élite global. Al reducir el poder de la agencia, Trump está recuperando el control sobre la política exterior de EE.UU. y tomando una postura en contra de las fuerzas globalistas que han dado forma al paisaje político mundial. Esta audaz medida podría tener implicaciones de gran alcance para el futuro de la política exterior estadounidense y la lucha por restaurar la soberanía de las naciones en todo el mundo.

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