por Zurellys Villegas
El templo de San Hipólito y San Casiano, uno de los recintos católicos más importantes de la Ciudad de México, resalta tanto por su impresionante arquitectura como por su profundo valor histórico. Ubicado en el primer cuadro de la ciudad, este templo es especialmente conocido por la devoción popular a San Judas Tadeo, el «santo de las causas difíciles», cuya figura atrae a miles de devotos cada 28 de octubre, llenando sus pasillos de fervor. Sin embargo, detrás de este fervor contemporáneo, el templo alberga una historia que se remonta a la caída de México-Tenochtitlan y al cruce de culturas y creencias en el México colonial.
La Noche Triste: El Origen del Templo de San Hipólito y San Casiano
El origen del templo de San Hipólito y San Casiano está intrínsecamente ligado a la famosa batalla de la Noche Triste (o Noche Victoriosa). Este enfrentamiento, ocurrido durante la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, fue una derrota significativa para Hernán Cortés y sus tropas. Tras la resistencia mexicana y el intento de los conquistadores por escapar de Tenochtitlan a través de la calzada de Tlacopan, muchos españoles perdieron la vida en aquella trágica retirada.
Un año después, en 1521, ya conquistada la capital mexicana, Hernán Cortés ordenó erigir una ermita en honor a los soldados caídos durante la Noche Triste. Este pequeño edificio, conocido como la Ermita de los Mártires, se construyó en el mismo sitio donde los españoles habían sufrido su derrota y, allí, se depositaron los restos de aquellos que perdieron la vida en esa noche aciaga. Con el tiempo, este lugar sagrado evolucionaría hasta convertirse en el templo de San Hipólito y San Casiano, un lugar de conmemoración que fue consagrado en el calendario litúrgico al 13 de agosto, fecha en la que la ciudad de Tenochtitlan cayó definitivamente bajo control español.
La Devoción a San Judas Tadeo: Un Fervor que Perdura
Hoy en día, el templo de San Hipólito y San Casiano es conocido sobre todo por ser el centro de devoción a San Judas Tadeo, una figura que ha cobrado gran popularidad en México, así como en otros países de América Latina. Cada 28 de octubre, el templo se llena de cientos de devotos que llegan para pedir favores o agradecer los milagros atribuidos al santo. Los fieles traen imágenes, velas y ofrendas, transformando el templo en un escenario de fe, espiritualidad y esperanza donde las oraciones buscan aliviar las causas difíciles y los problemas personales de sus fieles.
El fenómeno de devoción a San Judas Tadeo en este templo es relativamente reciente, pues comenzó a consolidarse en las últimas décadas del siglo XX, cuando los feligreses empezaron a ver en él una figura de auxilio para las causas imposibles. Hoy en día, la popularidad de San Judas ha crecido tanto que es muy común ver a jóvenes y adultos con imágenes del santo en la Ciudad de México, así como en otras ciudades alrededor del mundo.
Este espacio sagrado se ha convertido en una parada obligada para quienes buscan comprender mejor el sincretismo religioso en México y la fusión de culturas que ha definido a la nación desde su origen. Al final, el templo de San Hipólito y San Casiano no solo representa el sacrificio y la fe, sino también la esperanza y la perseverancia de un pueblo que ha sabido conservar sus tradiciones a lo largo de los siglos.