por Deepak Bhargava
Uno de los efectos más corrosivos de nuestro tóxico ambiente político es la caída en la creencia en la posibilidad democrática. Independiente de si seamos de izquierda, derecha o centro, la mayoría de nosotros comparte la sensación de que Washington es una burbuja impenetrable donde los políticos han sido capturados por intereses especiales y las personas normales no son capaces de hacer la diferencia.
Los eventos de los pasados dos meses han probado que eso no es así. Miles de los más nuevos y vulnerables residentes de EE.UU. han demostrado que todavía vivimos en un país donde el “poder del pueblo” puede tener un impacto. En enero, la sabiduría convencional era que la reforma a la inmigración no estaba llegando a ninguna parte este año. A pesar de los inmensos costos y sufrimiento humano creados por nuestro maltrecho sistema, a pesar de la promesa del Presidente Obama de hacer de la reforma una prioridad, a pesar del hecho de que ambos partidos tienen un interés favorable en el cambio, los sabios nos dijeron que el tema estaba fuera del tapete.
Era muy complejo y controvertido para un Congreso cansado y dividido. El mensaje a las comunidades inmigrantes era claro: “Lo sentimos, seamos realistas, esperemos hasta el próximo año– o tal vez 2013.”
Luego ocurrió algo sorprendente. En vez de aceptar el juicio resumido de la clase política, los inmigrantes contraatacaron.
Organizaron marchas y demostraciones en sus comunidades locales. Enviaron decenas de miles de correos electrónicos y mensajes de texto a sus representantes en el Congreso. Comenzaron un peregrinaje de jóvenes, la “Ruta de los Sueños” de Florida a Washington.
Llamaron a los aliados de los movimientos de derechos civiles y laborales para que los respaldaran e insistieron que este tema urgente no puede posponerse. Tuvieron la audacia para creer que nuestro sistema político respondería a nuestros valores comunes y necesidades compartidas.
Y el sistema respondió.
El Presidente invitó a los líderes inmigrantes a una conversación en la Casa Blanca. Los Senadores Charles Schumer y Lind- sey Graham revivieron las discusiones respecto de un proyecto exhaustivo de reforma y la semana pasada dieron a conocer el marco para su legislación. El tema fue cubierto en programas de conversación y páginas editoriales. Ahora los expertos están diciendo que la reforma a la inmigración puede tener una chance este año, si todas las estrellas se alinean y los partidarios de la reforma siguen presionando por su caso.
El capítulo más reciente en esta historia destacada está siendo escrita este fi n de semana en la forma de la marcha más amplia de la era Obama. Personas de casi todos los 50 estados convergieron en el Mall Nacional para llamar al Congreso a aprobar un proyecto de reforma exhaustiva que:
• Honre las familias: Políticas de inmigración que mantengan las familias unidas son buenas para el país. Que las familias ayuden a sus parientes a obtener empleos, vivienda y se preparen.
• Proteja la democracia: Nuestra democracia es traicionada al tener a 12 millones de personas que trabajan, pagan impuestos, y son parte de nuestras comunidades, pero están excluidas de la familia norteamericana completa.
•Proteja a los trabajadores de EE.UU.: Décadas sin reforma a la inmigración han creado una segunda clase de trabajadores que son explotados por empleadores sin escrúpulos. La reforma a la inmigración debe cerrarles esta puerta de trampa en el piso salarial que lleva para abajo a todos los trabajadores.
• Honore la justicia: Es momento de restaurar la justicia al asegurar a los inmigrantes protecciones de un proceso completo y adecuado que priorice nuevamente la discreción judicial por sobre la burocracia caprichosa.
El tema de la manifestación es un mensaje que resuena con especial fuerza en este momento: el cambio requiere coraje. No hay forma de saber a ciencia cierta si un proyecto de reforma a la inmigración se pondrá en marcha este año. Como ilustra vívidamente el debate estilo montaña rusa, la reforma viene dura estos días y las fortunas políticas pueden cambiar de un día para otro. Los inmigrantes nos han recordado de un principio básico de la ciudadanía: solo aquéllos con el coraje de sus convicciones, y la confianza para actuar en ellos pueden redimir las posibilidades de la democracia. Hispanic Link.
(Deepak Bhargava es director ejecutivo del Center for Community Change, de Washington, D.C. Correo electrónico dbhargava@communitychange.org)