por Marvin Ramírez
La noticia de que dentro de la comunidad latina de San Francisco ha muerto sorpresivamente un popular dueño de restaurante, Edgar Vides, ha dejado al Distrito de la Misión y al Área de la Bahía en un estado de tristeza. Él tenía 64 años.
La noche del 17 de diciembre tuvo un cielo claro, y el frío persistente que obligaba a la gente a permanecer cerca de sus calentones y adentro de sus casas. En esa noche, el Sr. Vides estaba hablando con su hermano Carlos, sentado en su El Zocalo Restaurante de El Camino Real en South San Francisco, cuando de repente su cabeza se doble hacia el frente y se desvaneció. Instantáneamente él murió, y de acuerdo a información obtenida, sufrió un ataque cardíaco. No hubo ruido, una queja o un suspiro.
Docenas de personas, incluyendo miembros de la familia y amigos del Sr. Vides acudieron a dar sus condolencias en la recepción de la Funeraria Valente Marini Peralta.
La gente que conoció al Sr. Vides lo consideraba un caballero, un hombre lleno de alegría, lleno de vida, quien siempre estaba ahí para recibir a sus clientes personalmente, y siempre se inventaba un chiste que generaba la risa de todos los asistentes. Él fue una persona especial y amada. Pero vivió con mucho estrés y preocupaciones, comentó su amada esposa.
“Edgardo siempre me dijo que él iba a vivir hasta los 100 años porque se sentía más energético que un jovencito de 18 años”, y que estaba más fuerte que un roble, dijo su esposa Victoria Vides.
Pero él descuidó su salud.
“Y sí, él estaba fuerte, pero no podía entender que su cuerpo necesitaba cuidados, los cuáles tenían que ser tratados por un doctor, para no traicionar sus deseos de vivir larga vida”, la señora Vides comentó.
“El dolor que ahora siento en mi corazón es porque no voy a poder escucharlo diciéndome qué feliz estaba en la casa que él mismo decoró con tanto cariño para mí”, dijo la señora Vides.
“Cuando yo me lo encontraba…el Señor Vides fue un tipo de persona que apesar de no haberlo visto por muchas semanas, me saludaba como si lo hubiera visto ayer”, comentó Jake Pavlovsky, presidente de la Mesa Directiva de los Centros de Vecindario de la Misión.
El señor Vides nació el 20 de agosto de 1945 en El Salvador, y llegó a San Francisco en 1972. Cuando él fue a comer al restaurante El Zócalo que era propiedad de la tía y tío de la señora Vides, ahí mismo conoció a Victoria.
“A mi tía le caía bien él, entonces uno de esos días que yo fui a ayudar al restaurante, mis tíos nos presentaron”, dijo ella a El Reportero. Ellos se casaron el 28 de septiembre de 1974 en la Iglesia de San Antonio.
Tiempo después, cuando la tía y el tío pusieron el restaurante en venta, se presentó la oportunidad a los recién casados para adquirirlo. Fue cuando decidieron hacerle una oferta a los tíos, y con la ayuda de la tía, tomaron posesión de su nuevo negocio.
Conforme el amor iba creciendo y el restaurante consolidándose, el señor Vides obtuvo un trabajo en la compañía telefónica Pacific Bell en 1975, donde él trabajo hasta hace 10 años atrás, cuando el jubiló, para luego dedicarse enteramente a sus otros negocios.
En 1979, debido al cuidado administrativo de la señora Vides, ellos adquirieron otro restaurante El Zócalo en el Camino Real en San Bruno, y en 1996, surgió la oportunidad excelente de comprar el restaurante El Valenciano y su edificio.
Ahora que el señor Vides se ha ido, y con la ayuda de “su familia y sus empleados”, la Señora Vides planea continuar y mantener lo que ella y su esposo construyeron con mucho trabajo y amor.
Al Señor vides, cuyo padre, José Vides falleció hace un tiempo, le sobreviven su madre Rosaura Vides de 82 años; su esposa por 35 años, Victoria Vides de 59; cuatro hijos: Roxana, Patricia y Lissette y un hijo, Edgar; y cinco nietos y nietas, Jonathan, Jackie, Tamia y Mateo.
Una misa con cuerpo presente se llevará acabo en la Iglesia Corpus Christi a las 10:30 a.m. este lunes en San Francisco, y sus restos serán llevados después de la misa al Cementerio Holy Cross en Colma. Seguido por una recepción que tendría lugar en el restaurante El Valenciano en el 1153 de la Calle Valencia en San Francisco, California.
El personal, y en especial este escritor, editor de El Reportero, le envían una calurosa condolencia a la señora Vides y al resto de su familia durante este tiempo tan difícil.