por la Universidad de Michigan
La Encuesta Nacional de Salud Infantil del Hospital C.S. Mott para Niños encuentra que sólo el 25 por ciento de los padres y madres de alumnos en escuelas secundarias están satisfecho con los programas escolares para enfrentar a los abusadores y prevenir la violencia.
ANN ARBOR, Michigan.— La clave para la educación exitosa de un niño o una niña es un ambiente en el cual él o ella puedan aprender seguros. Según un informe que divulga hoy la Encuesta Nacional de Salud Infantil del Hospital C.S. Mott para Niños sólo el 26 por ciento de los padres y madres darían una clasificación excelente a la escuela secundaria de sus hijos en lo que concierne a la prevención del abuso y la violencia, y el 38 por ciento de las familias está satisfecho con lo que al respecto hacen las escuelas primarias o intermedias.
“Los niños que son víctimas del abuso pueden sufrir efectos graves para su salud, incluidas las lesiones físicas y los problemas emocionales tales como la depresión, una baja auto estima, ansiedad, y pensamientos y acciones suicidas”, dijo Matthew Davis, director de la encuesta y profesor asociado de pediatría y medicina interna en la Escuela de Medicina de la UM. “Desafortunadamente en Estados Unidos hemos visto en años recientes algunos episodios trágicos de violencia escolar que han recibido mucha atención de los medios y han inquietado a las familias”.
En Estados Unidos se calcula que cada día unos 160.000 niños y niñas pier den clases por temor al ataque o la intimidación por parte de otros alumnos, según la Asociación Nacional de Educación. Desde 1993 ha habido 250 muertes violentas en las escuelas, y la acción de abusadores ha sido un factor en muchos tiroteos escolares.
“Lo que esta encuesta muestra es que los padres y las madres siguen muy preocupados acerca del abuso en las escuelas. Y tres de cada cuatro estados en todo el país han puesto en práctica leyes de prevención del abuso diseñadas para estimular, y algunos casos forzar a las escuelas a que presenten y apliquen cursos de prevención del abuso para sus estudiantes”, dijo Davis, quien también es profesor asociado de política pública en la Escuela Gerald R. Ford de Política Pública de la UM. “Pero, sobre la base de las conclusiones de este estudio, no parece que esos cursos o programas funcionen efi cazmente”.
La encuesta pidió a 1.087 padres y madres en todo EEUU durante mayo de 2009 que asignaran a la escuela de sus hijos grados de A hasta F, en cinco categorías: seguridad general, seguridad del edifi cio, prevención del abuso y la violencia escolar, preservación de la seguridad de los estudiantes durante emergencias en toda la escuela, y la comunicación de información a las familias en el caso de una emergencia en toda la escuela.
Las familias dan califi caciones a otras preocupaciones sobre seguridad escolar: Seguridad general: el 59 por ciento de las familias asignaría a la escuela primaria de sus hijos una “A”, en tanto el 33 por ciento de las familias daría una “A” a la escuela secundaria de sus hijos. La información a las familias en una emergencia en toda la escuela: El 64 por ciento de las familias daría una “A” a la escuela primaria de sus hijos en tanto el 46 por ciento de las familias daría una “A” a la escuela secundaria de sus hijos.
Preservación de la seguridad de su hijo durante una emergencia en toda la escuela: el 62 por ciento de las familias asignaría una “A” a la escuela primaria de sus hijos en tanto que el 36 por ciento de las familias daría una “A” a la escuela secundaria de sus hijos.
Seguridad del edifi cio: el 49 por ciento de las familias daría una “A” a la escuela primaria de sus hijos y el 33 por ciento de las familias daría una “” a la escuela secundaria de sus hijos.
Qué pueden hacer las familias Los padres y las madres que tengan preocupaciones acerca del abuso en las escuelas de sus hijos pueden involucrarse de varias formas. Davis sugiere que las familias participen activamente en los programas locales de seguridad escolar y comunitaria allí donde ya existan los programas para la prevención de la violencia y el abuso.
En los pocos estados donde no existen programas de prevención del abuso, Davis sugiere que las familias participen en el proceso legislativo abogando a favor de que se apliquen programas de prevención del abuso y que usen a otros estados como ejemplo.
“Pero en el hogar mismo hay una forma en la cual padres y madres pueden hacer la diferencia también”, dijo Davis. “Las familias pueden escuchar a sus hijos que son sus ojos y oídos en las escuelas, especialmente con los problemas de abusos.
Puede que para los niños y las niñas sea realmente difícil hablar del abuso, por lo cual el padre y la madre tienen que preguntar directamente sobre el asunto y deben hacer que el hogar sea un sitio seguro para hablar de este problema importante”.