by José de la Isla
HOUSTON — Se agita una gran batalla en – de todos los lugares – la biblioteca. Todo comenzó cuando Google, el buscador por Internet y gigante mediático, inició su copia digital de millones de libros sin permiso previo. Eso llevó a las organizaciones defensoras Authors Guild y Association of American Publishers a entablar un juicio en defensa del oficio. Ahora puede que haya un arreglo que valga $125 millones que podría llevar a un registro de libros para los derechos de autor y editor y pagos de derechos de autor y un inmenso archivo por Internet de millones de libros.
Mientras tanto, las empresas Amazon, Microsoft y Yahoo se han unido a la Open Book Alliance, una coalición que se opone al arreglo financiero, ya que alegan que le otorga a Google los derechos a comercializar copias digitales de los libros.
Entregas hechas al tribunal probablemente presenten a ésta y a otras objeciones.
La Alliance (también llamada “Sour Grapes Alliance” por Google) alega que Google y los autores y los editores entraron en un complot por monopolizar el acceso, la distribución y el costo de la mayor base de datos de libros en el mundo.
A parte de Microsoft, Yahoo y Amazon, la Alliance también cuenta con grupos de autores sin fines de lucro, instituciones bibliotecarias, la American Society of Journalists and Authors, y la New York Library Association.
Miembros de la Alliance temen que el acuerdo con Google Book Search restaurará acceso a millones de libros que ya no se editan y que algún día harán de Google un monopolio de biblioteca virtual. Otro grupo, Open Content Alliance (OCA) (no confundir con “Open Book Alliance”) se opone al acuerdo financiero de Google por lo que se puede comercializar a los “libros huérfanos”.
Los libros huérfanos, sin bien no se editan más, siguen bajo la vigencia del derecho de autor y los que guardan el derecho de autor no se conocen o no se pueden ubicar. La OCA sospecha que Google se hará guardián legal de millones de libros. Google ha estado haciendo copia digital de las páginas de estos y de otros libros como parte de su plan por llevar a las pantallas de computadora una biblioteca y librería digital, sin precedente en cuanto a tamaño, y por todo Estados Unidos.
Según Michael Kirk-land, vocero de Google, el acuerdo ofrecerá acceso completo por Internet para la compra. Las subscripciones institucionales permitirán que los usuarios tengan acceso al cuerpo entero de libros con copia digital. Toda biblioteca pública del país también tendrá una terminal de acceso público sin costo.
Brent Wilkes, director ejecutivo nacional de la Liga de Ciudadanos Latino Americanos Unidos, el mayor y más antiguo grupo hispano de defensa de los derechos civiles, la educación y oportunidades de empleo, entregó una carta amicae al juez Denny Chin a favor del acuerdo financiero. A pesar de limitar su argumento a una conexión entre escuelas y bibliotecas ciertamente convencional, hay un argumento más amplio que presentar.
La particularidad de educación en los Estados Unidos reside en una ética que dice que una persona curiosa que quiera aprender algo debe tener acceso a ese conocimiento.
Aquella ética surgió cuando Andrew Carnegie, poco después del inicio de los años 1900, respaldó económicamente y animó un sistema de unas 3.000 bibliotecas públicas gratuitas en 47 estados. Pronto casi todas las municipalidades siguieron su ejemplo con bibliotecas municipales para la instrucción al ritmo propio y la referencia.
Hay hoy más de 123.00 bibliotecas de todo tipo, según la American Library Association.
En la historia de los Estados Unidos, el sistema de bibliotecas, el de universidades por concesión de tierras del gobierno de 1862 y el de universidades comunitarias después de la segunda guerra mundial destacan entre los mayores avances de reforma de desarrollo social y económico. Cuando se hayan resuelto los varios asuntos de autor, editor, comerciales y de monopolio en cuanto al tema de Google, al núcleo de cualquier acomodo que se haga debe estar el valor de satisfacer al curioso que tan bien ha servido a esta nación.
Y hay uno más. Los vendedores de enciclopedias puerta-a-puerta convencieron a muchos padres de familia de la segunda mitad del siglo pasado que tenían que hacer una inversión como parte de la educación de sus hijos. Nos acordamos de esto durante las audiencias de confirmación de la magistrada Sonia Sotomayor. Ella se benefició de aquella inversión. Yo también. Tal vez usted también.
Estamos al umbral de la Era de la Información, la cual equivale a la del vendedor de enciclopedias, salvo que ahora lleva millones de libros de cientos de miles de bibliotecas en cien idiomas dentro de su estuche.
[José de la Isla, cuyo último libro se encuentra en versión digital gratuita en www.DayNightLifeDeathHope.com, redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. También es autor de The Rise of Hispanic Political Power (2003). Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com]. © 2009