por Maricela Cruz
En la aproblemada Honduras, la paciencia disminuye y las cosas se complican cada día.
El destituido Presidente Manuel Zelaya anunció que regresará al lugar que le “corresponde” como líder de Honduras, aunque tenga que inmiscuirse de regreso en el país.
“No voy a dar la fecha, hora o lugar”, dijo después de que las negociaciones en Costa Rica entre el gobierno interino y Zelaya colapsaran el 19 de julio. La batalla política comenzó el 28 de junio después de que un golpe militar llevara al exilio a Zelaya cinco meses antes de que terminara su mandato.
El Presidente de Costa Rica Oscar Arias, conocido por sus capacidades de mediador político, condujo las negociaciones y ahora ha presentado una propuesta de 11 puntos que podría poner a Zelaya de vuelta en el poder el 24 de julio, al mismo tiempo que imponiendo límites en su presidencia.
El Presidente interino, Roberto Micheletti, ex presidente del Congreso nacional del país, ha permanecido fi rme en que no aceptará ninguna decisión que reponga a Zelaya. Cada uno tiene hasta el 23 de julio para fi rmar el acuerdo, tras el cual Arias dice que el par debiera buscar mediación a través de la Organización de Estados Americanos.
El periodista británico Hugh O’Shaughnessy, que ha cubierto América Latina por cuatro décadas, escribió el 19 de julio que Enrique Ortez Colindres, “el octogenario supremo poco diplomático (que fue) nombrado ministro del exterior por Micheletti, había tenido que renunciar pero no antes de haber llamado a Barack Obama negrito que no sabe nada de nada en la televisión hondureña”.
Los reportes de violencia hacia los partidarios de Zelaya en las partes más pobres del país siguen aumentando. Según Abencio Fernández Piñeda de la Comisión Internacional para la Defensa de los Derechos Humanos, cualquier persona contra el golpe está siendo amenazada y asaltada. Las noticias de multitudes que se reúnen para bloquear carreteras, entradas a la capital y jurando repetir el proceso hasta que Zelaya regrese al poder, ilustra la falta de unidad del país ahora dividido.
O’Shaughnessy señaló la creciente división en las líneas del partido en el país y en el extranjero. Proyectó que los desórdenes llevarán al fracaso del gobierno interino.
El gobierno del golpe tomó mayor acción política el 22 de julio al expulsar a los diplomáticos venezolanos del país. Venezuela ha estado entre los países centroamericanos que más fuerte se ha pronunciado a favor del reposicionamiento de Zelaya.
El gobierno venezolano no está solo. La membresía completa de la Organización de Estados Americanos se ha negado a honrar al gobierno interino. La creciente presión de la comunidad internacional lo pondrá a prueba, mientras la Secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton hizo un llamado a Micheletti amenazando con más recortes en la ayuda.
Advirtió que la larga relación entre Estados Unidos y Honduras sufriría si Zelaya no era repuesto, destacando la exigencia del Presidente Obama de que Zelaya regresara al poder como algo clave para la democracia.
Estados Unidos ya ha recortado ayuda militar al país. Mayores recortes debilitarían severamente a Honduras, lo que no ha logrado obtener apoyo de importantes líderes mundiales.
El gobierno interino ha logrado obtener apoyo de los Republicanos en Capitol Hill. El 17 de Julio el congresista Mike Pence de Indiana, hablando en la conferencia anual del Congressional Hispanic Leadership Institute, condenó a Zelaya y la política de la Casa Blanca alineada con “los hermanos Castro y Hugo Chávez”.
El Rep. Lincoln Diaz-Balart de Florida se unió a él al apoyar al gobierno interino. Los partidarios de Micheletti dijeron que la destitución de Zelaya está en línea con la ley de Honduras y acusan a Zelaya de intentar cambiar su Constitución.
El Senador de EE.UU. John McCain de Arizona también apoya al gobierno interino. Hizo arreglos para la conferencia de prensa de Micheletti en National Press Club el 7 de julio.
La Administración Obama sigue negándose a reconocer cualquier gobierno que no tenga a Zelaya en el timón.
Zelaya dice que permanece abierto a regresar al poder con las sanciones del congreso. Pero mientras la ventana de negociaciones siga cerrada y con el gobierno de Micheletti que se niega a aceptar tal propuesta, las fuerzas de Zelaya dicen que no han reglamentado un “levantamiento pacífico” por el pueblo hondureño.
(Erick Galindo y Brittney Cooley contribuyeron con este informe). Hispanic Link