domingo, noviembre 24, 2024
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Inteligencia: ambiente versus genes

por la Universidad de Michigan

ANN ARBOR, Michigan.— Las condiciones ambientales son mucho más poderosas que la influencia genética en la determinación de la inteligencia, según el psicólogo social Richard E. Nisbett, de la Universidad de Michigan.

Nisbett es el autor del libro “Intelligence and How to Get It: Why Schools and Cultures Count”, que publicará el 2 de febrero de 2009 la editorial W.W. Norton and Company, Inc. Según Nisbett la investigación más reciente en psicología, genética y neurociencias, y los nuevos estudios sobre la eficacia de las intervenciones educativas, han mostrado que los factores ambientales, que nada tienen que ver con los genes, afectan poderosamente la inteligencia. En el libro Nisbett analiza un gran número de tales estudios y demuestra cómo el ambiente influye no solo el cociente intelectual medido por las pruebas estandarizadas, sino también los logros reales.

“Cuando uno cree que la inteligencia está bajo su control, y tiene padres y madres que exigen logros, puede lograrse maravillas”, escribe Nisbett. Por ejemplo, los altos logros académicos y profesionales de asiáticos y judíos no se deben a cocientes intelectuales más elevados, sino a los valores familiares que enfatizan las conquistas y los logros intelectuales, y a culturas que enfatizan el trabajo duro y la persistencia.

Del mismo modo Nisbett señala que los genes no desempeñan un papel en las diferencias de cociente intelectual entre negros y blancos. La clase social y las diferencias entre esos grupos comienzan temprano en la infancia y se combinan con factores de vecindario, cultura y educación que ensanchan esa brecha.

“Necesitamos una educación intensiva en la primera infancia para los pobres y visitas hogareñas que enseñen a las familias cómo pueden alentar el desarrollo intelectual”, escribe Nisbett. “Tales esfuerzos pueden producir ganancias enormes e inmediatas en el cociente intelectual, y ganancias enormes de largo plazo en los logros académicos y ocupacionales.

Los programas de escuela elemental y secundaria muy ambiciosos también producen avances enormes en los logros académicos. Y una variedad de intervenciones simples y sin costo adicional, incluido en especial el convencer, simplemente a los estudiantes de que la inteligencia está en gran medida bajo su control, pueden haber una gran diferencia en los logros académicos”.

Estados Unidos ha quedado a la zaga de la mayor parte de los países desarrollados en su nivel de logro educativo, añade Nisbett quien atribuye este déficit a las brechas grandes y que siguen ensanchándose entre las clases socioeconómicas en el país.

La pobreza está vinculada con muchos factores ambientales de naturaleza biológica y social que disminuyen el cociente intelectual y los logros académicos. Estos factores incluyen la mala nutrición, cuidado médico inferior, baja tasa de amamantamiento y estilos de crianza de hijos que son menos cálidos y dan menos apoyo que los de familias con un status socioeconómico más elevado. No es sólo que a muchos negros les afectan estos problemas en Estados Unidos, señala, sino que ellos también bregan con estereotipos y prejuicios que intensifi can las defi ciencias en su desempeño.

­Nisbett señala varios programas de intervención educativa que han probado su eficacia para estrechar la brecha racial y socioeconómica en los logros escolares. Asimismo critica los éxitos que se atribuyen otros programas y técnicas, incluida la política nacional de No Child Left Behind.

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