por Marvin Ramírez
La ciudad de San Francisco es conocida como la Puerta de Oro, por la bella arquitectura de sus casas de estilo victoriano, mientras que uno de sus distritos, el de la Misión es conocido por tener el mejor clima de la ciudad, sus restaurantes con comida de muchas partes de mundo y precios cómodos, especialmente latinoamericana, y el mejor sistema de transporte. Dos estaciones de BART (tren substerráneo) son parte de la comodidad que ofrece el distrito a sus residentes y visitantes.
Sin embargo, la valoración de la propiedad, a diferencia de otras ciudades vecinas que han bajado de precio con la actual crisis económica, San Francisco continua siendo una de las ciudades más caras para vivir del país.
Los que han podido comprar propiedades se han encontrado con una ley desagradable para los nuevos dueños arrendatarios, la ley de inquilinato, la cual no sólo prohibe el aumento de la renta por más del 7 por ciento anual, sino que si la propiedad fue construída antes de 1979, los nuevos dueños no pueden desalojar a los inquilinos, a no ser que el dueño se mude a ella. Muchos compran como inversion, para rentar y que la propiedad se pague sola o para obtener un ingreso extra.
La situación es caótica, tanto para los dueños que se ven entrampados con hipotecas tan grandes que a veces los ahorca, mientras los inquilinos no pueden irse for falta de suficiente vivienda favorable a sus bolsillos disponibles en San Francisco.
Los esposos Manuel Corado y María Alvarado son víctimas de estas circumstancias.
Ellos han vivido varios años en su pequeño departamento en la calle Capp, cerca de la calle 24, y pagan muy poco en comparación al precio del mercado.
Ahora, dicen ellos que la dueña los quiere echar para cobrar más renta, y para ello les está haciendo la vida un infierno.
El 27 de septiembre, Corado y Alvarado se unieron a un acto de condena que organizó el Comité Vivienda San Pedro contra el hostigamiento a los inquilinos por parte de los arrendatarios, y para solicidar apoyo a la Proposición M, la cual dicen, detentrá estos casos de abuso contra los inquilinos, muchos de ellos indocumentados y latinos.
En un paseo con miembros de la prensa, Corado y Alvarado mostraron como la arrendataria quien reside en la ciudad de Novato, Ingrid Sánchez Guzman y su compañera, no sólo les removió la puerta de atrás del departamento que los proteje, sino que les rompió la cerradora para que no entraran a su casa, les abrieron huecos en la ventajas para espiarlos, y peor que todo eso, untaron escremento y sangre en la puerta de entrada. El caso fue reportado a la policía, pero los inquilinos se quejan de que la policía no les hace caso en la mayoría de los casos.
Cuando los inquilinos llamaron a la policía, a quien la policía esposó fue a Corado, el esposo, luego que la Sánchez-Guzman lo acusó de agredirla.
En otro caso de acoso, un hispano que servía de gerente habitacional en unos apartamentos en la calle 21, Florinda Boch y su esposo fueron acosados por varios meses. Fue hasta que finalmente el acosador fue apresado por la policía el 18 de septiembre, cuando éste estaba a punto de agredir al esposo.
“Me dijo que me iba a dejar unas señas en la cara para toda mi vida? El debía a la dueña de la casa dos meses de renta y quería que nosotros le pagáramos la renta a él, pero nos dijo la dueña que no le diéramos el dinero. Eso lo enojó”, dijo Boch a El Reportero.
“Le fue dado 60 días para irse, y entonces la agarró contra nosotros y nos amenazó de muerte”, agregó Boch.
San Francisco tiene aproximadamente el 65.5 por ciento de viviendas rentables, y su población es de 750,000.