domingo, noviembre 24, 2024
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Fantasía electoral del 84: elegir a un presidente negro o hispanno

(Nota del editor: Negros e hispanos en carrera a la presidencia de los Estados Unidos? La presencia altamente visible del méxico-americano Bill Richardson, gobernador de New México, en el partido Demócrata primario y final candidato del partido Barack Obama, hijo de un empresario Keniano, tiene a muchos jóvenes votantes creyendo que están rompiendo nuevos campos políticos.

Como evidencia esta la siguiente columna de Hispanic Link escrita hace un cuarto de siglo por Julio Barreto Jr.).

Año de elecciones presidenciales 1984:

Inicialmente, las animosas convenciones en San Francisco y Dallas para nominar a los respectivos candidatos. Después, los duros meses de campaña y debate. Finalmente, el 6 de noviembre, el electorado de la nación acude a las urnas. Electo será:

  • El abanderado del Partido Demócrata: Un liberal duro y carismático que promete una presidencia compasiva, una democracia que abarque a todos—en fin, acceso y oportunidad para todos. Al humanizar nuestra agenda nacional, proveeremos trabajo y educación para todo aquel dispuesto a hacerlo. Hay que repartir la abundancia.
  • El abanderado del Partido Republicano: Duro y simpático también, con la sonrisa contagiosa del ganador. Nos advierte que los programas de servicio social no son la panacea. Nos advierte sobre la propagación del comunismo en nuestro hemisferio y sobre los peligros de un déficit presupuestario demasiado alto. Su plan para la nación enfatiza la ética del trabajo. América, manos a la obra.

Jale la palanca. Marque su papeleta. Sus opciones son:

  1. Jesse Jackson.
  2. Ben Fernández.

La decisión está entre un negro y un hispano.

Absurdo? Ridículo? Imposible?

Nos encontramos a 16 meses de las elecciones, y de seguro que de tanta publicidad que está recibiendo Jesse Jackson como el “candidato negro” los demás candidatos demócratas se mueren de envidia. Hasta el momento Ben Fernández, quien trata desesperadamente de que los medios noticiosos presenten atención a sus puntos de vista y no a su origen, es el único que ha declarado su candidatura para la nominación por el partido republicano. Fernández anunció su candidatura la semana pasada en el Club Nacional de Prensa de Washington.

Se podría sustentar que ambos candidatos están tan capacitados y comprometidos como cualquier otro que haya vivido, o viva ahora, en la Casa Blanca. Los talentos y el liderato de Jackson son Bastante conocidos. No así los de Fernández. Él solo y por su propio esfuerzo se hizo millonario y fundó la Asociación Nacional de 4Desarrollo Económico (en la cual sirvió, sin remuneración, como Director y Presidente por 15 años). Se le considera el padre de una industria financiera hispanoamericana que hoy hace alarde de $5,300 millones en fondos. Formó parte de la comisión de transición de Reagan, ha ocupado varios puestos en el partido republicano, fue embajador especial a Paraguay y hasta trabajó para la General Electric en sus comienzos.

Con su “campaña de hombre pobre” del 1980, apareció en las papeletas de 18 estados.

Si el candidato negro o hispano indicado surgiera, Sería posible que en el 1984 el electorado de los Estados Unidos haga caso omiso de su raza o su carácter étnico y escoja a unos de ellos?.

En las elecciones para gobernador de California el año pasado, el alcalde de Los Ángeles, Tom Bradley, un negro que ha tratado durante toda su vida profesional de apelar a la mayoría blanca, supo la contestación: los votantes de California lo rechazaron privadamente en las urnas, tras meses de encuestas de opinión que lo señalaban como el favorito.

Más recientemente vimos la victoria de Federico Peña en las elecciones para la alcaldía de Denver. Con su carisma “a lo Kennedy” Peña hizo una campaña brillante, ganó sorpresivamente las primarias y hasta unos días antes de las elecciones le llevo una ventaja de un 15 por ciento al insípido adversario que ya había perdido dos veces. Peña ganó las elecciones por los pelos. Una diferencia de 2,200 votos, dentro de 154,000, habría invertido el resultado.

El Denver Post entrevistó a 120 votantes al salir estos de las urnas. Estos son algunos de los comentarios que los reporteros obtuvieron de aquellos que dieron su voto al Irlandés-americano Dale Tooley en vez de al México-americano Federico Peña:

“Tengo miedo de aliarme con Peña. La gente española esta envuelta en el crimen”.

“No quiero a un montón de Mexicanos a cargo del gobierno de la ciudad”,

“Los mexicanos y los negros se apoderarían (de la ciudad) y los blancos seremos la minoría.

Yo creo que hablo por un gran número de blancos. Nos están relegando”. Todo esto, tras una campaña limpia y en una ciudad “buena”.

La gente, los medios noticiosos y el establecimiento político están tratando de hacerle frente a la nueva revolución americana de negros e hispano – la participación en el proceso político tradicional. La candidatura de Jackson y como esta podría sacudir las relaciones entre los negros y los liberales blancos, hizo sermonear a Hamilton Jordan en la columna “Mi turno” en una edición de la revista Newsweek de este mes: “Si Jesse Jackson se postula, tendrá que hacerle frente a las consecuencias de su candidatura.”

Tal reacción es atroz, pero no tan fuera de lo común.

La mejor noticia que los estadounidenses puedan recibir es que los negros e hispanos creen que esta nación podría en realidad elegir a uno de ellos como su presidente.

Quiere decir esto que los negros e hispanos creen todavía que el sistema puede ser justo para con todos, a pesar de tanta evidencia al contrario durante tantos años. Es señal refrescante y alentadora de que nuestro instrumento político puede trabajar para todos.

(Julio Barreto es un contributing columnista de Hispanic Link News Service). ©2008

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