por Claire Bernish
El actor premiado y por largo tiempo activista ambiental y de los derechos de los animales, James Cromwell, no dejó nada atrás en una entrevista a finales de años pasado, donde discutió la explotación y brutalización en marcha de los indígenas que se oponen a la construcción, por parte de Energy Transfer Partners, de un oleoducto de acceso a Dakota.
Para Cromwell, como para numerosos observadores, que el gobierno haya atacado violentamente a los Sioux protectores del agua y sus defensores que se oponían a la construcción de un oleoducto de gas es una evidencia del racismo sistémico y de la opresión practicada desde que los primeros europeos llegaron a estas tierras.
Meses de cobertura verificable de los principales medios, sostiene, muestran la espantosa complicidad de los reporteros, obligados a difundir una narrativa aceptable a sus respaldos corporativos.
En una protesta típica, dijo Cromwell a Jordan Chariton, de The Young Turks, “sobre todo, la policía arresta personas, pero actúa muy racionalmente. Cuando vienen a la comunidad indígena, actúan como matones. Y eso muestra el racismo que rodea la acción”.
Cromwell dio la entrevista en el campo de Oceti Sakowin, el mayor de varios campamentos cerca de la reserva del Lago Oahe en el río Misuri, erigido para bloquear pacíficamente el acceso a la construcción de Dakota, y uno de los dos que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército se propone desalojar.
Encabezada por el Departamento del Sheriff del Condado Morton, la innecesariamente militarizada aplicación de la ley en al menos nueve estados ha desatado la furia de la policía estatal contra protectores del agua desarmados en un modelo a escala de fuerza bruta. Gas lacrimógeno, balas de goma, proyectiles de bolsa de frijol, granadas de concusión, agua a presión dejaron cientos de heridos, traumatizados e incluso mutilados.
Vanessa Dundon, una protectora del agua nativa americana mejor conocida como Siuox Z, enfrenta pérdida permanente de la visión en un ojo luego que la policía le arrojara en la cabeza una lata de gas lacrimógeno, dañando su retina, durante el enfrentamiento más bárbaro el 20 de noviembre de los protectores del agua en el Puente Blackwater de la Highway 1806. Sin seguro de salud, Sioux Z —que ha actuado como seguridad y primera respuesta durante ofensivas policiacas como ésta—, se vio obligada a hacer una colecta para la cirugía necesaria para salvar su vista. Una defensora no nativa de los protectores del agua, Sophia Wilansky, tenía el brazo destrozado por lo que debió haber sido una granada Stinger durante el mismo ataque, cuando llevaba agua a 400 personas atrapadas en el puente. Los cirujanos intentaban salvarle su brazo y evitar la posibilidad de la amputación —un esfuerzo médico parcialmente financiado con donaciones.
Testigos oculares dicen que ambas mujeres parecían haber sido apuntadas intencionalmente por la policía —lo cual es reforzado por los médicos y los primeros que respondieron en Standing Rocks y Ciudad de Bismarck, quienes observaron al ejército de la policía apuntando a las cabezas y rodillas de los protectores del agua.
Fueron cerca de 300 los heridos durante el ataque de más de seis horas por la aplicación de la ley. Una persona mayor de la tribu sufrió un doble paro cardiaco debido al gas lacrimógeno, lluvia de balas de goma y —lo más peligroso y desconcertante de todo— un constante flujo de agua a presión a temperaturas casi congelantes, a la usanza de las mangueras antifuego de la policía contra los manifestantes de los derechos civiles negros en los años sesenta.
La distinción de Cromwell entre la lucha del Standing Rock sioux para preservar agua limpia y las protestas típicamente antifósiles no es arbitraria —y lo sabe por experiencia de primera mano.
En diciembre de 2015, Cromwell y otros fueron arrestados por conducir desordenadamente tras intentar bloquear la entrada a una planta eléctrica de Competitive Power Ventures. Un segundo arresto llegó en junio de 2016 por bloquear la entrada a la estación de Crestwood Compressor —parte de una expansión de infraestructura de energía guiada por la Comisión Federal de Energía Regulatoria e ignorada por el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, a pesar de la vociferante condena de los residentes locales.
Similares a las acciones de Standing Rock, ambos incidentes implicaron la construcción de Big Oil —pero, a diferencia de la defensa policiaca del Oleoducto de Acceso a Dakota, Cromwell y los otros arrestados no fueron tratados brutalmente o amenazados como enemigos del Estado.
Ese notorio contraste se evidencia adicionalmente en la cobertura de los principales medios —o su atónita carencia.
Como señala Chariton de TYT, los medios corporativos llegan a escena instantáneamente cuando tienen lugar las protestas, disturbios o violencia después de un asesinato policial — como el de Ferguson y Baltimore — pero en el caso de Standing Rock, debido a que la batalla pacífica es contra Big Oil, ha habido una falta de cobertura por la prensa más importante.
Al pedirle que describiera lo que ve como una negligencia en el cumplimiento del deber de los principales medios, Cromwell responde:
“Tienen una lealtad dividida, porque su lealtad debería ser a su audiencia o sus lectores —pero no lo es. Es hacia las corporaciones. Ese es el centro de todo. Y, por tanto, deben proteger no sólo a esos patrocinadores, [sino]a la gente que controla las corporaciones que están usualmente involucradas en este tipo de actividad porque representa beneficios. Y han perdido su conexión, lo que se demostró en esta elección —nadie creyó en los principales medios”.
La controversia sobre el Acceso al Oleoducto de Dakota ha sido un ejemplo ilustrativo de esto, y por las presiones de la prensa han disminuido las cuentas policiacas de incidentes violentos vía el Sheriff Kyle Kirchmeier, del Condado de Morton —cuyas irrisorias explicaciones del uso de la fuerza han sido íntegramente invalidadas una y otra vez por salidas de medios alternativos e independientes. De hecho, periodistas independientes en la escena de Standing Rock han recolectado evidencia física y filmaron a las fuerzas del orden en actividades que Kirchmeier niega.
La inexactud o la carencia de información de los esfuerzos de la tribu sioux de Standing Rock para detener la construcción del oleoducto ha sido el pivote para muchos que ya están cansados de la horrenda cobertura mediática de la elección presidencial de 2016. Los medios alternativos en línea —que han sido fuente de información precisa de ambos temas— presentan la opción viable para aquellos que buscan un periodismo no corporativo, que no se base en el establishment.
“Allí es donde va la gente, continúa Cromwell. “La gente que quiere saber lo que está pasando se va a la red y lo encuentran — y ahí está. Es un periodismo real, pero ciertamente no de los principales medios”.