por Tim Rogers
Este artículo fue primero publicado en el Miami Herald
(Nota: cuando esta edición iba a prensa, el Consejo Electoral Supremo reglamentó descalificar a dos importantes partidos políticos en Nicaragua).
La ex comandante de guerrilla nicaragüense, Dora Maria Tellez, fundadora del Movimiento de Renovación Sandinista, se sienta en su hamaca cerca del Consejo Supremo Electoral en Managua para protestar contra una maniobra del gobierno para invalidar su partido político.
Una líder veterana de la guerrilla, que ayudó a encender una revolución aquí hace 30 años, está nuevamente tratando de poner su vida en la línea de la protesta contra un gobierno que, sostiene, está haciendo regresar a Nicaragua a su pasado oscuro y dictatorial.
Dora María Téllez, de 52 años, comenzó una huelga de hambre esta semana, plopping down en el centro de Managua para ‘’hacer sonar el timbre de alarma” contra lo que ella dice son intenciones autoritarias de parte del Presidente Daniel Ortega.
La ex líder rebelde y ex Ministra de Salud durante el primer gobierno Sandinista en los 80 dice que su protesta es una continuación de la lucha revolucionaria que comenzó hace tres décadas, contra la dictadura de Somoza, apoyada por EE.UU.
En 1978, Téllez, de 22 años entonces, capturó la atención de la nación como la valiente «Comandante 2’’ quien, junto con el legendario ícono de la guerrilla, Edén ‘’Comandante Cero’’ Pastora, lideró una pequeña banda de rebeldes sandinistas en una osada toma del Palacio Nacional legislativo.
Ese evento expuso la vulnerabilidad de la dictadura de Somoza y les dio a los nicaragüenses la esperanza de que el cambio revolucionario era posible. Al año siguiente, ella ayudó a derrocar la dictadura de Somoza al llevar al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a la primera de sus importantes victorias militares en las ciudades norteñas de León y Chinandega.
Treinta años después, el Frente Sandinista ha pasado de un movimiento rebelde clandestino hacia el gobierno establecido, pero Téllez dice que la amenaza de una dictadura permanece.
“Cuando nos tomamos el Palacio Nacional estábamos luchando por lo mismo porque los políticos no estaban respetando los derechos de todos los demás”, dijo Téllez al Miami Herald el jueves, mientras se mecía en una hamaca de nylon bajo una lona de plástico donde está acampando cerca de la principal glorieta de Managua.
‘’Ahora, 30 años después, tenemos a un grupo de gente, una elite política, que quieren (manejar el gobierno) como si fuera una dictadura”, dijo.
Téllez, quien está en una dieta de agua y sal, dice que Ortega y el encarcelado ex presidente, Arnoldo Alemán – quien sigue siendo considerado el “líder máximo” del opositor Partido Constitucional Liberal – están en el proceso de re trabajar su infame pacto para compartir el poder para re dividir las instituciones del estado y recortar a los partidos de minorías.
Los analistas políticos han especulado que el punto final de negociación del Nuevo pacto será la libertad de Alemán a cambio de reformas constitucionales que permitan a Ortega permanecer en el poder indefinidamente.
Téllez también está molesta por una reciente reglamentación del Consejo Supremo Electoral, controlado por el partido de Ortega, para eliminar a cuatro partidos minoritarios – incluyendo el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), de Téllez – del sufragio en las elecciones municipales programadas para el 2 de noviembre. Téllez dice que esto es prueba de que el llamado pacto sigue vigente y bien.
‘’Daniel quiere estar solo en el voto; quiere permanecer en el poder a través de un arreglo con Alemán para permanecer en el poder indefinidamente’’, dijo Téllez, mientras saludaba a los autos que pasaban tocándole la bocina como apoyo a su protesta.
Sin embargo, algunos revolucionarios, incluso los que no se identifican hoy con Ortega piensan que es un error comparar el gobierno actual con la dictadura de Somoza. ‘’Ortega y Somoza están a años luz de distancia”, dijo Pastora, de 71 años, quien luchó al lado de Téllez durante la toma del Palacio Nacional. “Es un error político decir que el gobierno de Ortega es una dictadura”.
Pastora, quien también realizó una huelga de hambre por 34 días en 1998 para restaurar su ciudadanía nicaragüense, dijo que piensa que la huelga de hambre de Téllez no es la medida adecuada, y dice que el hecho que a ella se le permita protestar de manera cívica contra el gobierno es prueba de que Nicaragua no está en dictadura.
Pastora, quien en los 1980s desertó del Frente Sandinista para luchar contra el gobierno por ser ‘’Marxistas disfrazados de Sandinistas”, dijo que el gobierno de Ortega en los 1980s era una dictadura, y fue una que Téllez y el resto de los líderes de MRS apoyaron en ese momento.
Luego de que el primer gobierno de Ortega terminara, tras la elección de 1990, Téllez, junto a un gran grupo de intelectuales sandinistas, lideraron la fuga de cerebros del FSLN al desertar del partido sobre la base de que había sido secuestrado por Ortega. El MRS, fundado en 1995, actualmente mantiene tres puestos legislativos en la Asamblea Nacional y se ha convertido en una voz líder opositora desde la izquierda.
La derecha política también tiene preocupaciones respecto de las intenciones dictatoriales de Ortega.
Eduardo Montealegre, candidato del Partido Liberal para alcalde de Managua, quien terminó segundo tras Ortega en las elecciones presidenciales de 2006, dice que piensa que Ortega está tratando de ‘’eliminarme políticamente”. El ex banquero dice que teme que la reciente acusación pública de Ortega de que robó $600 millones en el colapso bancario del 2000 ahora va a ser usado contra él para sacarlo de la carrera.
La opinión pública también está muy recelosa de Ortega. Una encuesta divulgada en mayo por la empresa M&R mostró que 64 por ciento de los entrevistados describieron a Ortega como un líder autoritario, que quiere implementar una dictadura. Hasta los auto-denominados Sandinistas están teniendo momentos difíciles con el gobierno de Ortega.
‘’Al igual que muchos Sandinistas, Ortega no era el candidato ideal, pero lo vimos como una opción luego de tres gobiernos neoliberales”, dijo Cecilia Espinoza, una trabajadora social involucrada en el movimiento feminista de Nicaragua. “Pero tras asumir el poder, pude ver que había una gran diferencia entre el discurso de Ortega en favor de los pobres y sus políticas que no respetan los derechos de la gente, sobre todo los de las mujeres”.
Una contrariada Téllez dice que ha tenido suficiente del gobierno de Ortega y planea estar en huelga de manera indefinida, a menos que el CSE decida reinstalar a los partidos minoritarios en el voto.
“El papel de un revolucionario en Nicaragua es oponerse a los intentos de instalar una dictadura”, dijo Téllez. “Si yo naciera de nuevo, elegiría el mismo camino en la vida”.