por Ben Fuchs
Una de las estrategias más sanas de estilo de vida es fácil y no cuesta nada. De hecho, probablemente usted termina ahorrando dinero. Estoy hablando del ayuno intermitente (IF), una sana idea que ha sido practicada durante miles de años. El ayuno intermitente estimula los genes que impulsan el crecimiento, la reparación celular y el anti-envejecimiento, especialmente en combinación con el ejercicio. Si se realiza correctamente puede ayudar al cuerpo a quemar grasa. Y tiene efectos importantes en la estimulación de la motivación y conducción, así como en el poder del cerebro. Después de todo, cuando alguien es joven y ambicioso a menudo decimos que están… “hambrientos”.
En un famoso experimento en los años cuarenta un grupo de científicos de la Universidad de Chicago demostró que pueden aumentar la esperanza de vida en animales en más de un 20 por ciento simplemente negándoles la comida cada tercer día. Y en un artículo publicado por American Journal of Clinical Nutrition, investigadores de la Universidad de Berkeley encontraron que días alternados de ayuno pueden salvar vidas al disminuir los riesgos de trastornos cardiacos, cáncer y diabetes, las tres principales causas de muerte en los Estados Unidos. Además, encontraron que son importantes para el sistema nervioso y el cerebro, mejorando la función cognitiva y brindando protección del trastorno de Alzheimer a la enfermedad de Parkinson.
También los beneficios del ayuno guardan una importante conexión con la insulina. Ésta es un tipo de hormona Maestra, en el sentido de que sobre-regula diferentes actividades de la célula; y afecta cada célula particular. El estímulo primario para la secreción de insulina son los alimentos. Cuando comemos cualquier carbohidrato, nuestras células se empapan de insulina. Además de alimentar a las células, la insulina les dicta cómo dividirse y crecer, estimulando los activadores celulares. Los bioquímicos la llaman sobre-regulación, la cual, si bien es importante, sólo ayuda en el contexto correcto. Por ejemplo, si estamos levantando peso para construir músculo, haciendo ejercicio, etc. Sim embargo, si llevamos el típico estilo de vida sedentario norteamericano, esta sobre-regulación no es necesariamente buena. Las grasas elevadas de la sangre, la hipertensión, problemas de la piel como acné y soriasis, quistes, tumores y endometrosis son producto de la “sobremarcha” de las células debida a una excesiva exposición a la insulina.
Aún peor, si comemos constantemente y la insulina se segrega todo el tiempo, las células se vuelven prácticamente inmunes a los efectos de ésta en la nutrición celular. Por desgracia, todavía tenemos insulina suficiente para estimular el crecimiento y la división celular, activando la sobre-regulación, sólo que ahora ésta actuara sobre las células en inanición, lo cual es ¡MUY MALO! Esta desafortunada cuestión de la insulina está detrás de todas las enfermedades degenerativas. Los doctores llaman Síndrome Metabólico a los diversos trastornos del cuerpo asociados con desórdenes en la insulina. Lo que básicamente significa que todo puede ir mal. La presión arterial alta, las grasas y el colesterol elevados en la sangre, trastornos cardiacos, desórdenes cognitivos, etc. Los trastornos oculares y la osteoporosis son ejemplo del síndrome metabólico que se remonta a la elevada secreción de insulina.
Utilizar los nutrientes para potenciar la insulina es una buena idea. Las vitaminas como niacina, tiamina, vitamina A y minerales, como cromo, vanadio y zinc pueden ayudar. Debe asegurar realizar ejercicio regular. Pero no hay mejor manera para reducir la insulina y mejorar la longevidad, aumentar la masa muscular y, en general, frenar el proceso de envejecimiento, que reducir la ingesta calórica y hacer del ayuno un hábito una o dos veces al mes.