NOTA DEL EDITOR:
Mucho se ha dicho sobre que los Estados Unidos estuvieron bajo ley marcial después de la Gran Depresión de 1933, cuando el estándar del oro fue abrogado, por qué la policía que patrulla nuestras calles la mayoría de las veces actúa como si fuera nuestro enemigo y como si estuviera en realidad protegiendo a un jefe diferente, y no a nosotros, la gente. El siguiente artículo, que puede encontrarse en la red, está lleno de referencias donde pueden encontrarse esas respuestas, y eso puede enriquecer a nuestros lectores.
Un Reporte Especial sobre la Emergencia Nacional en los Estados Unidos de América – PARTE 1 DE DOS
Reporte del Senado 93-549: Leyes de Poderes de Guerra y Emergencia, Órdenes Ejecutivas y el Nuevo Orden Mundial
De información accesible en la red
La Introducción al Reporte del Senado 93-549 (93º Congreso, 1ª Sesión, 1973) resume la situación que enfrentamos hoy día –¡excepto que es mucho peor hoy de lo que era en 1973!
“La mayoría de la gente en Estados Unidos ha vivido su vida bajo el estado de emergencia. Durante 40 años [ahora 66 años], las libertades y los procedimientos gubernamentales garantizados por la Constitución han, en diversos grados, sido restringidos por leyes impuestas por la fuerza por estados de emergencia nacional. El problema de cómo una democracia constitucional reacciona a una gran crisis, sin embargo, antecede con mucho a la Gran Depresión. Como una cuestión filosófica, sus orígenes se remontan a la ciudad-Estado griega y a la República romana. Y, en los Estados Unidos, las acciones tomadas por el gobierno en tiempos de grandes crisis–desde, por lo menos, la Guerra Civil– han, de importantes maneras, conformado el fenómeno presente de un estado permanente de emergencia nacional.”
El Prólogo al Reporte afirma:
“Desde el 9 de marzo, 1933, los Estados Unidos han estado en un declarado estado de emergencia. De hecho, en la actualidad están en vigor cuatro estados de emergencia nacional proclamados por el Presidente: Además de la emergencia nacional declarada por el Presidente Roosevelt en 1933, también está el estado de emergencia nacional proclamado por el Presidente Truman el 16 de diciembre, 1950, durante el conflicto coreano, y los proclamados por el Presidente Nixon el 23 de marzo, 1970 y el 15 de agosto, 1971.
Estas proclamas dan fuerza a 470 disposiciones de la ley federal [cientos más desde 1973, particularmente en la administración Clinton a partir del 21 de enero, 1993]. Estos cientos de estatutos delegan al presidente poderes extraordinarios, comúnmente ejercidos por el Congreso, que afectan las vidas de los ciudadanos norteamericanos de distintas maneras. Este vasto rango de poderes, tomados en conjunto, confieren suficiente autoridad para gobernar el país sin referencia a procesos constitucionales normales.
Bajo los poderes delegados por estos estatutos, el Presidente puede: apoderarse de la propiedad; instituir la ley marcial; apoderarse y controlar todo el transporte y las comuncaciones; regular la operatividad de la empresa privada; restringir los viajes, y, en una plétora de formas particulares, controlar las vidas de todos los ciudadanos norteamericanos”.
Cuando los estados del sur salieron del Congreso el 27 de marzo, 1861, se perdió el quórum para dirigir bajo la Constitución. Las únicas votaciones que el Congreso podía hacer legalmente, según la Ley Parlamentaria, eran aquellas para fijar la fecha de volver a convocar, para conseguir un quorum y para prorrogar y fijar fecha, hora y lugar para convocar más adelante; pero en cambio el Congreso abandonó la Cámara y el Senado sin establecer una fecha de convocatoria. Cuando esto ocurrió, bajo la ley parlamentaria del Congreso, éste pasó a sine die (literalmente “sin día”) y, en consecuencia, se declaró sine die y dejó de existir como un cuerpo legal deliberativo, y el único poder legal constitucional que podía declarar la guerra dejó de ser legal, o en sesión.
Los estados del sur, en virtud de su secesión de la Unión, también dejaron de existir sine die, y algunas legislaturas estatales en el bloque del norte también aplazaron el sine die, de forma que todos los estados que eran partidos para crear la Constitución dejaron de existir.
El Presidente Lincoln llevó a cabo la primera orden ejecutiva escrita por ningún Presidente el 15 de abril, 1861, la Orden Ejecutiva 1, y desde entonces la nación ha sido gobernada por el Presidente bajo la orden ejecutiva. Cuando el Congreso finalmente fue convocado, lo hizo bajo la autoridad militar del Comandante-en-Jefe y no por Reglas de Orden u organismos parlamentarios o por una Ley Constitucional; colocando al pueblo norteamericano bajo la ley marcial desde aquella emergencia nacional declarada por el Presidente Lincoln. La Constitución de los Estados Unidos de América dejó temporalmente de ser la ley del territorio, y el Presidente, el Congreso y las Cortes presumieron ilegalmente de que eran libres para rehacer la nación a su propia imagen, ya que, legalmente, no hubo ninguna disposición constitucional que confiriera poder a ninguna de las acciones que se tomaron, las cuales presumiblemente colocaban a la nación bajo una nueva forma de control.
El Presidente Lincoln sabía que no tenía autoridad para girar una orden ejecutiva, de forma que comisionó las Órdenes Generales No. 100 (24 de abril, 1863), como un código de un campo particular, para reglamentar sus acciones bajo la ley marcial y que justificaban la investidura del poder, y expidió las leyes del Distrito de Columbia, que implementaron las disposiciones del Artículo I, Sección 8, Cláusulas 17-18 de la Constitución más allá de las fronteras de Washington, D.C. y al interior de algunos estados. Las Órdenes Generales No. 100, también denominadas Instrucciones Lieber, y el Código Lieber ampliaron las Leyes de Guerra y la Ley Internacional al interior del suelo norteamericano, y el gobierno de los Estados Unidos se convirtió en el presunto conquistador del pueblo y el territorio. CONTINUARÁ EN LA EDICIÓN DE LA PRÓXIMA SEMANA.