por ZH
WATSONVILLE, CA – Un amplio círculo de gentes, muchas de ellas vestidas con camisetas verdes lanzando el mensaje: “¡Boicot a Driscoll’s!”, se reunieron alrededor de un espacio vacío en el estacionamiento compartido por Applebee’s, AAA y el cine de Watsonville, Green Valley.
“¿Alguien quiere hacer una pancarta?” preguntó Michael de Watsonville Brown Berets, cargando una bolsa con marcadores y cartulinas blancas. Tres personas le siguieron y se arrodillaron en el asfalto para trazar diseños. “¡Boicot a Driscoll’s!”, “#sanquintín”, y “Contrato Sindical de los Trabajadores Agrícolas” eran algunos de los eslóganes que fluían de la punta del marcador, así como imágenes tachadas de fresas.
El círculo creció en la media hora siguiente, mientras se detenían los carros descargando pasajeros con más pancartas y banderas. Los organizadores, junto con el comité de defensa de Santa Cruz por el boicot a las berries de Discroll’s que ha cruzado la frontera, caminaron entre pequeños grupos en el círculo y entregaban volantes impresos a los representantes de los medios.
“Si se puede lograr tener una reunión, por favor?”, preguntó Ramón Torres, tratando de mantener a la gente reunida, que para ese entonces sumaban aproximadamente 40. Torres, presidente del sindicato de los recogedores de berry llamado FUJ o Familias Unidas por la Justicia, está en una gira de un mes en Oregón y California para difundir las batallas del sindicato con sus empleadores, Sakuma Brothers. Sin embargo, la lucha de FUJ se extiende a Driscoll’s, porque Sakuma distribuye sus berries a través de la mayor compañía. Los volantes impresos distribuidos por el comité de apoyo local explican: “FUJ primero llamó a un boicot de Sakuma en 2013, luego de que la compañía rompió unos acuerdos firmados a los que se llegó tras una negociación mediada entre la compañía y un comité electo de 11 trabajadores. En 2014 FUJ llamó a un boicot de Driscoll’s cuando Sakuma dejó de usar su propia etiqueta y tuvo trabajadores que dependían directamente de Driscoll’s”. Torres está acompañado de Lázaro Matamoro, también piscador de berries y miembro de Familias Unidas.
FUJ no era el único sindicato de trabajadores agrícolas presente. Gloria Gracida, una representante del Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas – un sindicato formado recientemente, que representa cerca de 80,000 campesinos en San Quintín, Baja California – estuvo junto con los miembros de FUJ. El 17 de marzo, para comenzar su parte en la gira del boicot de la costa, Gracida caminó cuatro días desde San Quintín hasta Tijuana antes de cruzar la frontera para participar en la gira California-Oregón.
Estas personas se dieron cita el 31 de marzo para marchar a la sede corporativa de Driscoll’s en Watsonville, y enviar un mensaje pidiendo a la compañía que presione a sus clientes cultivadores para negociar y respetar los acuerdos con sindicatos independientes de trabajadores agrícolas.
La marcha comenzó justo antes del mediodía y recorrió una corta distancia hasta el edificio de Driscoll’s, un edificio de un piso situado en un complejo de oficinas con vidrios frontales y estacionamientos. Los manifestantes se detuvieron en la acera frente a las oficinas, donde mostraron pancartas y escucharon los discursos de Torres y Gracida.
Hablando en español y acompañada de un traductor, Gracida subrayó las brutales condiciones de trabajo en que viven ella y otros campesinos en Baja. “He visto muchas niñas pequeñas y mujeres trabajando en los campos [que] se enferman por los químicos agrícolas, [quienes] son violadas y abusadas sexualmente en los campos. Por eso gritamos ¡Boicot a Driscoll’s!
Gracida también demandó que los trabajadores reciban una justa retribución por su trabajo.
“El sitio web de Driscoll’s dice que los trabajadores reciben entre $5 y $9 dólares la hora en San Quintín”, dijo, “¡Eso es una mentira! ¡Driscoll’s es esclavizante!”
Después ella retó a la compañía a refutar sus afirmaciones.
“¡Aquí, frente a Driscoll’s, yo los reto a declarar públicamente si es cierto o falso que los trabajadores en México hacen seis dólares por doce horas de trabajo!”
El sitio web del corporativo Driscoll’s afirma que tiene una política de cero tolerancia al trabajo infantil, la coerción, el abuso, el acoso y las condiciones de salud y seguridad que sean una amenaza inmediata a la vida y la integridad física. También afirma que las violaciones a su política de cero tolerancia deben ser corregidas de inmediato por sus proveedores o como resultado de la terminación de relaciones de trabajo. Esta política es el eje en que los trabajadores demandan afianzarse. Ellos dicen que la compañía puede presionar a sus proveedores para cambiar sus prácticas.
Ramón Torres habló de las demandas simples y específicas de los sindicatos de trabajadores agrícolas, destacando la petición de servicios médicos, vivienda digna e higiénica para los trabajadores, pensiones, un salario mínimo de $15 dólares y contratos sindicales para los trabajadores organizados de manera independiente a los grandes sindicatos más establecidos. Estas demandas brindarían estabilidad a largo plazo a las familias de trabajadores agrícolas. “Tienen el poder de detener la explotación”, dijo Torres, “¡Nuestros hijos no merecen esos campos, ellos merecen una oportunidad!”
Dos empleados de Driscoll’s salieron de las oficinas con una jarra de plástico llena de agua y vasos de papel para los manifestantes, mientras paseaban una pancarta impresa en papel de oficina afirmando que Driscoll’s respeta el derecho de los asistentes de estar presentes y una petición de que la protesta transcurriera pacíficamente. Ellos fueron recibidos con silbidos y abucheos de la multitud. Una persona gritó, “¿Agua? Es una porquería, ellos quieren justicia, no agua!” Gracida aseveró que el agua era un insulto, diciendo que el mismo tratamiento de respeto está faltando en Baja, donde los trabajadores comúnmente cargan el agua en latas vacías de refresco porque no hay acceso a agua potable en los campos.
Los empleados de Driscoll’s le hablaron a la multitud reunida. “Admiramos su pasión”, dijeron. Torres entonces les dio una larga respuesta. “¿Saben acaso que los niños en los campos de ceresas en Washington sólo ganan el 85 por ciento de lo que los adultos reciben? Hablen con sus jefes.” Él reiteró una demanda central del movimiento del boicot, diciendo “Queremos contratos sindicales”.
La protesta continuó hasta aproximadamente la 1pm. Los manifestantes se pararon frente a la oficina de Driscoll’s para tomar una foto del grupo con pancartas y banderas. Los representantes de organizaciones comunitarias, incluyendo el Centro de Familias de Trabajadores Agrícolas, la Alianza Internacional de Inmigrantes y el Watsonville Brown Berets se turnaron el megáfono con mensajes de apoyo.