por Jon Rappoport
Horas después de que Donald Trump sugiriera que los Estados Unidos deberían reducir su papel en la OTAN, las bombas detonaron en Bruselas.
A raíz de los ataques, la línea del partido globalista se está conformando: ¿Reducir? Absolutamente no. La OTAN debe responder. Liderada por Estados Unidos debe, hay que esperarlo, invadir Siria, y la fortaleza de ISIS. Con tropas terrestres.
Ni siquiera se moleste en tratar de averiguar la lógica detrás de la idea. Es esto: deshacernos del Presidente Assad (quien está en guerra contra ISIS) porque, de alguna manera, los ataques de Bruselas son culpa suya.
Liderada por los Estados Unidos, la OTAN debería atacar a ISIS en Siria –ISIS, el grupo fundado, respaldado y armado por el gobierno de los Estados Unidos. Perfecto.
Algarabía.
Puedo escuchar a un general estadunidense tratando de descifrar sus órdenes de marcha: “Veamos, tenemos que ir a Siria y deshacernos del Presidente Assad, y él está luchando contra ISIS. Hmm. Y nosotros también debemos diezmar a ISIS. En otras palabras, debemos nivelar todo el país, liquidar a todos, y convertir el lugar en una tierra baldía peor de la que es ya.
¿Correcto? Y mientras hacemos esto, debemos ignorar el hecho de que nuestro gobierno envió armas a ISIS desde Libia. ¿Qué tal? Localice a las personas clave que están instando a esta campaña militar insana y póngalas en prisión, donde no puedan hacer más daño. O despleguemos un operativo contra la luna. Eso también sería bueno.
El Presidente francés Hollande también está a la altura en el índice de locura. Su última declaración, tras los ataques de Bruselas, asegura que esta es una guerra contra Europa, no sólo Bélgica. Pero es él quien ha estado afirmando que Europa no tiene derecho a cuestionar el flujo de inmigrantes a través del continente. ¿Controles fronterizos? No, no. ¿Qué posible relación puede tener cualquiera de estos inmigrantes con los ataques terroristas? ¿Fueron acaso entrenados fuera de Europa sobre cómo montar operativos con bombas contra la población civil, tras lo cual llegaron a Europa con esa intención? Seguro, ¿pero entonces qué?
En Bruselas, por supuesto, se encuentra la sede de la Unión Europea, que es la Inc. del Globalismo en Europa. Su meta encubierta es llenar de inmigrantes todas las naciones del continente, de forma que en algunas décadas deje de haber países reconocibles –en este punto, cabe la simple declaración de que toda Europa es una sola entidad indivisible. La intención no debe ser dicha. Debe permanecer oculta. En lugar de eso, la población europea debe alistarse en un, digamos, Cuerpo de Tolerancia, sonriendo de oreja a oreja adonde vaya, instando a la aceptación del nuevo status quo, siempre en duelo tras los ataques terroristas. ¿Quién puede dudar de la eficacia y la sabiduría de este plan?
No ofenda a las personas que estén detonando. No se percate de que están apoyando secretamente a las personas que están detonando. En su lugar, confíe en esos soportes para detener a esas personas.
Siga sonriendo. No se preocupe, esté contento. Todo está bien. Su tolerancia y compasión y buen ánimo le harán ganar una estrella dorada en la pizarra celestial. Mantenga su puerta abierta a todos los que entren. Extiéndales una mano de ayuda, como lo hace su gobierno. Sus visitas van a hacer de su tierra un mejor lugar. Cantemos todos un himno a la alegría.
Las realidades de la situación no son importantes. Lo único que importa son sus deseos básicos de amabilidad. Debe pronunciar palabras insinceras. Debe cantar un himno, porque eso lo marca como buena persona. Deje de pensar. Considérese una persona buena.
¿Las guerras globalistas de los Estados Unidos están en marcha en Medio Oriente y en el Norte de África? ¿El retroceso de las guerras? No es importante. Carece de relevancia. Bien, son relevantes en un aspecto. Usted personalmente es culpable de esas guerras. Por tanto, ahora debe entregarse a lo que suceda. Debe renunciar a todo como un signo de humildad y culpa. No tiene derecho alguno de defensa. Tampoco a insistir en que sus gobiernos lo defiendan. Por supuesto que no.
Todo está bien. Todo mundo está bien. Nosotros somos todos.
Un gran queso en la utopía naciente.
En algún lugar de las entrañas de la sede de la Unión Europea, un funcionario de alto rango está parado frente a un espejo, aplicando base de bronceado a su tostada cara pálida, peinándose el pelo ralo, ensayando su próxima declaración de prensa:
“Veamos. La realidad contra la apariencia. La realidad es, esto es perfecto para nosotros. Un ataque dentro de una milla de nuestro edificio. No tenemos nada que ver. Somos víctimas. Nosotros hemos asegurado que los gobiernos de Europa mantengan abiertas las fronteras, para que entren terroristas, etc. Ahora, cuando aparezca ante los reporteros… la apariencia. Necesito afectar una expresión de rabia mezclada con tristeza. Dignidad. Ser dignos. ‘Los terribles eventos de hoy, el asalto en Europa, en la estabilidad de la sociedad. No descansaremos hasta llevar a la justicia a los criminales. Al mismo tiempo, no debemos caer en la trampa de pensar que todas las personas que vienen a nuestro suelo son’… no, deseche la última parte. Demasiado pronto para eso. Los cuerpos aún están tirados en el piso. Quédese con su rabia y tristeza. Y asegúrese que vamos a trabajar duro para controlar la situación. Todos estamos unidos. Juntos. Nuestros pensamientos están con las familias en duelo”.
Él camina por un largo pasillo, sale del edificio, y se para ante un tumulto de reporteros. Asiente con la cabeza, da unos pasos hacia un podio. Mira desde la distancia, como si lo envolviera un mayor entendimiento. Pero él ya entiende. Lo entiende muy bien.
Sólo un loco no lo entendería.
(Jon Rappoport es autor de tres explosivas coleccones The Matrix Revealed, Exit From The Matrix, and Power Outside The Matrix).