por José de la Isla
Wilhelm Scholz, fotógrafo, y yo nos encontramos con Wilken Sherris, quien vende pinturas folclóricas por el malecón de la avenida George Washington en la capital de la República Dominica, Santo Domingo. Sherris nos cuenta que sus padres llegaron de Haití, y que tiene parientes dispersos por todo el Caribe y otros más en Miami.
Scholz y yo íbamos encargados de aprender de primera mano por un periodo de dos años cómo van migrando las personas a través de América del Norte. Resulta que lo que vimos fue sólo un áspice de la inmensidad de información que existe.
Aprendimos de las yolas de un obrero, las balsas poco seguras que toma la gente para cruzar el pasaje Mona hacia Puerto Rico. Como los balseros cubanos, estas personas quieren llegar al otro lado, donde la situación es míticamente mejor.
Ah, el ir a un territorio estadounidense es un conocimiento satisfactorio en términos etnocéntricos. Es reconfortante pensar que donde vivimos es un lugar tan deseado que todos los demás quieren estar aquí, aunque también aprendemos que muchos dominicanos dejan su tierra natal para ir a Venezuela, y a España y a Italia.
Ahora los datos nos indican que deberíamos considerar dejar nuestro ego nacional en el perchero con los sombreros. Existe un panorama mayor, y no todo tiene que hacer con nosotros.
Canadá y México han decidido concordar sobre un nuevo programa para trabajadores temporales de seis a diez meses de duración. Sus atractivos se extienden más allá de la agricultura para incluir el turismo, la construcción y los servicios financieros, partiendo desde el programa actual que incluye unos 18.000 trabajadores relacionados con la agricultura. Todo esto ocurre mientras que nosotros somos incapaces de entablar nuestro propio programa para trabajadores temporales.
Los obreros mexicanos son un grupo de alta demanda en Dubai, extrañamente. Este mes la aerolínea Emirate Airlines piensa comenzar a llevar a cabo entrevistas en México.
Unos 23 mexicanos ya están ejerciendo de pilotos allí y la aerolínea busca contratar a otros en empleos relacionados a la carga. Dubai está anticipando ver un aumento en el turismo de los 40 millones de turistas que vistan el país actualmente a 75 millones para el año 2015.
Un funcionario de la aerolínea le dijo a News paper Tree, una fuente en línea, que los mexicanos son simpáticos, amistosos, trabajan bien en equipo y hablan bien inglés. La lección que aprender aquí es que si crías de manera etnocéntrica a tus hijos, perjudicas su futuro profesional. Y si cargas con una actitud, bueno, el resto ya te lo sabes.
La misma fuente reporta que más de 16.000 uruguayos dejaron su país en el 2007, la mayoría con destino a Europa.
Durante la última década, la migración a Chile se triplicó, llegando a 290.000 migrantes. El modelo cambió de ser mayormente argentinos a ser bolivianos y peruanos. Los restaurantes peruanos están muy de moda en Chile. Otras poblaciones migrantes incluyen colombianos, ecuatorianos, cubanos y mexicanos.
Costa Rica, que ha reportado un aumento en la industria de la alta tecnología y en el turismo, es otro imán. A los nicaragüenses los contratan para empleos de transporte. Brasil busca trabajadores profesionales para la industria del espectáculo y para la del petróleo. Los bolivianos parecen estar formando una nueva clase urbana trabajadora en ese país. Los permisos de trabajo en Brasil han subido en un 46 por ciento comparado con el 2004.
Es demasiado frecuente que los microscopios que usamos en los Estados Unidos para ver el mundo y entender estos movimientos tienen la luna borrosa, como un televisor antiguo, en vez 6de ver en alta definición, como precisamos.
Ahora no sería mal momento para que nuestros candidatos a la presidencia encaren los retos que presenta un hemisferio en movimiento con proponer soluciones realistas – y compasivas – al tema de recibir y enviar trabajadores.
Sería útil una reunió a nivel de continente para llegar a acuerdos sobre cómo enfrentar la migración.
Es posible que nos hayamos equivocado todo este tiempo. No es que vayamos a quedarnos aislados y enajenados. Ya lo estamos. El tema es cómo hacernos más abiertos y serviciales al movimiento global que nos rodea. ¿Y cuál de los candidatos será el que desentierre la cabeza del pantano?
Para Wilhelm y para mí, ahora tiene sentido un hecho específico. No lo entendimos en su momento, pero sí lo entendemos ahora – cómo es que la guía telefónica en Anchorage, Alaska, un pueblo de 275.000 habitantes, tenga un listado de 30 restaurantes mexicanos y latinoamericanos. Es una indicación de la nueva geografía.
[José de la Isla, autor de “The Rise of Hispanic Political Power” (Archer Books, 2003), redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com].