por Juliana Birnbaum Fox
Decenas marcha contra el régimen chino durante el paso por SF de la Antorcha Olímpica antes de salir hacia Argentina. (photo by Jose Corado)
Entre miles de manifestantes contra la política china, la procesión de antorcha Olímpica por San Francisco el miércoles pasado descendió en una farsa. La ciudad fue elegida como la única parada estadounidense para la demostración ceremoniosa, llamada, irónicamente, “el Viaje de la Armonía”, en parte porque es casa de población china más grande en un área urbana fuera de China.
Por el cambio de ruta sugerido por funcionarios chinos y aprobado por el Alcalde Newsom, ellos lograron dirigir la antorcha por algunas calles de San Francisco, no por las calles a lo largo del Embarcadero como se había planeado al principio. La antorcha fue encendida en las afueras de la ciudad en el Parque de AT&T a la 1:17 p.m, fue brevemente sostenida en lo alto por funcionarios Olímpicos chinos, para después seguir la ruta a la orilla de la Bahía.
Alrededor a las 2:00 p.m, la antorcha llegó de nuevo aproximadamente dos millas de distancia del estadio a lo largo de la Avenida Van Ness, donde anteriormente había pasado de contrabando en un autobús. Los informes de televisión, que por helicóptero seguían la pista de la llama, mostraron a los corredores rodeados por motocicletas y policías uniformados cuando la gente sorprendida a lo largo de la ruta improvisada tomó fotos.
La ceremonia de cierre fue sostenida en el asfalto, en la Plaza de Justin Herman, y la llama fue llevada a Buenos Aires, Argentina.
Durante la llegada de la llama Olímpica varios manifestantes aprovecharon el momento para pronunciarse contra varios aspectos de la política china entre estos el abuso de los derechos humanos y las leyes del Tíbet, el apoyo a regímenes brutales en Darfur y Birmania-Myanmar, así como el abuso de los derechos de los animales y el medio ambiente.
Uno de los momentos únicos del acontecimiento fue cuando una de las personas que llevaba una antorcha, la activista ambiental Majora Carter, tiró una bandera Tibetana de su manga y la agitó durante aproximadamente cinco segundos hasta que fue detenida por la seguridad.
“Realmente me sentí totalmente unida con la gente de Tíbet”, dijo ella dijo al New York Times. Así mismo añadió que como “una activista de derechos civiles en este país”, ¿cómo podía estar de pie en apoyo de China?
