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CDS no logra incluír a mujer hispana invisible en encuesta de ETS

por Esther J. Cepeda

Contemple el espectáculo increíble de la mujer hispana invisible. Ella y sus hermanas caminan entre nosotros, más de 20 millones de fuertes, jóvenes y viejas, nacidas en EE.UU. e inmigantes, legales e ilegales, pero indetectables para el ojo común.

Este mes escuchamos hablar de la “Epidemia Escondida” – una importante crisis de salud pública que afecta a una de cada cuatro mujeres adolescentes – cuando el Centro de Control de Enfermedades (CDC) dio a conocer un estudio que estima que 3.2 millones de jóvenes mujeres de entre 14 y 19 años en Estados Unidos están infectadas con el Virus de Papiloma Humano, Clamidia, Virus de Herpes Simplex y/o Trichomoniasis.

Todos los medios han dejado claro que estos impactantes números, que surgieron de entre 838 participantes elegidos aleatoriamente, eran incluso peores entre las mujeres afro-norteamericanas. Un sorprendente 48 por ciento de ellas, situadas en ese rango de edad, estaban infectadas con uno o más de estas enfermedades de transmisión sexual (ETS), en comparación con un 20 por ciento de las mujeres blancas.

Y las 20 millones de latinas – aquéllas contabilizadas por el Censo de EE.UU. de julio de 2006 – simplemente no existen. Al menos no en este estudio “representativo a nivel nacional”.

Aparentemente había un “número insuficiente” de mujeres hispanas en las clínicas de salud escolares en las clínicas de California y New York que el CDC estudió para hacer los estimados sobre las tasas de ETS entre las latinas.

¿De verdad? El CDC y la mayoría de los medios que cubrieron el lanzamiento del informe tuvieron difi cultades para mencionar que el estudio no incluyó datos de ETS entre los hombres adolescentes, pero ninguno mencionó la clara omisión del grupo étnico que crece más rápidamente en el país.

Es cierto, las cuatro grandes ETS son una gota en la cubeta comparada con otras enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y el asma, que perjudican a los hispanos. En su favor, en los últimos años, CDC ha investigado laboriosamente, informado y dado a conocer incluso en español a los hispanos sobre cómo prevenir estas enfermedades.

Pero dejar a las latinas fuera de este publicitado informe – “el retrato más claro de la carga de ETS en mujeres adolescentes” – menoscaba los buenos esfuerzos de CDC para hacernos conscientes de que estas ETS están en todos lados, generalmente no son detectadas ni diagnosticadas, y cruzan líneas raciales y étnicas.

Según la Oficina de Salud de Minorías de CDC, obtener datos de los hispanos es muy difícil debido a su “número relativamente pequeño en la población y su dispersión geográfi ca”, y la falta de “materiales adecuados de recolección de datos cultural y lingüísticamente y de encuestadores bilingües”.

Deberían revisar las estadísticas más recientes.

Un informe del Centro de Investigación Pew, “Statistical Portrait of Hispanics in the United States, 2006” reveló que de los 45 millones de hispanos contados, 61 por ciento eran nacidos nativos. De los menores de 18 años, el 75 por ciento se consideró como angloparlante.

Podríamos discutir sobre las barreras percibidas todo el día. A cambio, déjenme decirles por qué alguien que no es un Gómez, Hernández, o Rodríguez debería incluso preocuparse por las tasas de ETS en las mujeres hispanas.

¿Qué hay de esto? Luego de 14 años en que las tasas de embarazo adolescente han decaído, entre 2005 y 2006 la tasa de nacimiento para todas las niñas entre 15 y 19 años se elevó en 3 por ciento. El CDC estimó la tasa para las niñas hispanas en 2 por ciento.

O hablemos de algo más grande: VIH/ SIDA que está avizorando un regreso, como resultado de la creencia errónea de que es curable con un cóctel de drogas. En 2006, la Agency for Healthcare Research and Quality descubrió que nuevos casos de SIDA empeoraban entre los latinos, en comparación con otros grupos étnicos/raciales. Sus casos se duplicaron de 2001 a 2004, con las infecciones entre las latinas que saltaron de 23 a 51 por ciento en ese período.

En general, 20 millones de Juanas, Rosas y Marías no son invisibles y tampoco lo es el CDC ni nadie más que pueda darse el lujo de ignorar la salud sexual de 20 millones de mujeres hispanas.

De hecho, muchas de ellas tendrán sexo con Toms, Dicks y Harrys. O, como a mí me gusta pensar: sus hijos, hermanos y padres. Caramba, algunas de las 20 millones pueden incluso relacionarse con sus madres, hermanas e hijas. Y las ETS que cruzarán las barreras culturales no ven el color. Hispanic Link.

(Esther J. Cepeda es directora de United Neighborhood Organization, una organización sin fines de lucro de Chicago, dedicada a asegurar el éxito a los hispanos en Estados Unidos. Puede ser contactada en ecepeda@unoonilne.org).

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