por José de la Isla
He aquí una adaptación para el cine digna de llevar a Hollywood.
Hay un tipo que se lanza como candidato a la presidencia. Nació en los Estados Unidos de una pareja mixta en términos de etnicidad, y recibió su instrucción primaria fuera del país. A continuación, se le admitió a una escuela preparatoria en los EE.UU., y asistió a una de nuestras mejores universidades. Se encontró envuelto en el mundo político y pronto se distinguió dentro de su partido y con su legislación antes de hacer campaña para ser presidente.
No, no se trata de Barack Obama. Es el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, quien se retirara de las primarias demócratas tras registrar sólo el dos por ciento del voto en las urnas en Iowa y el cuatro por ciento en las de Nuevo Hampshire.
Su biografía es material para las películas de Hollywood cuando se le añade su servicio como embajador estadounidense ante las Naciones Unidas y secretario de energía bajo la administración de Bill Clinton.
Sus salidas de rescate diplomáticas están entre las más cinematográficas que tiene.
Hubo aquella vez en la que fue a Irak a negociar con Saddam Hussein. El dictador se encuentra sentado frente a él, y Richardson cruza la pierna, mostrando como consecuencia la suela de su zapato. Ese gesto es un gran tabú cultural, como decirle come-mi…., o algo que se quita raspando del zapato. Pero Hussein se recuperó de la metedura de pata y Richardson logró que diera libertad a dos nacionales estadounidenses quienes sin motivo ni conocimiento habían cruzado la frontera de Kuwait, entrando en Irak.
Negoció y logró sacar a Paul Kalopak, periodista del Chicago Tribune, de Darfur, el Sudán. También negoció en Cuba y más reciente con Corea del Norte.
Salió el año pasado su autobiografía, “Entre mundos: La formación de una vida americana”, algo que se espera de un candidato a la presidencia. Pero también ese mismo año salió otro libro suyo, “Leading by Example: How We Can Inspire an Energy and Security Revolution”, el cual no recibió la atención que merecía.
Hace un tiempo me contactó un escritor de la revista Playboy para preguntarme sobre las calidades buenas y menos deseables de algunas personalidades políticas. Lo que destacó fue la gran importancia que le dio el escritor a la papada y apariencia desordenada de Richardson.
Es como si la cultura popular no quisiera un candidato presidencial. Quiere a alguien que tenga la apariencia de lo que Hollywood piensa debe parecer un presidente. Así es la fuerza de la apariencia sobre la sustancia.
Recordemos a Jack Nicholson cuando nos decía en la película A Few Good Men, “Tú no puedes con la verdad”. Ahora podríamos estar viviendo uno de esos momentos. El que Richardson se retire de la campaña nos obliga a enfrentarnos a la verdad. Quizás la mayoría de los candidatos están fingiendo.
Las campañas hoy se dirigen hacia el oeste y las primarias que se realizan en Nevada, Colorado, Nuevo México, Arizona, Utah y California. El crecimiento, el espacio, el agua, la energía y la seguridad son las preocupaciones de primera plana, y no de última, de las política en esta parte del país.
Nada sobre este grupo de candidatos, con la posible excepción de John McCain, acepta la importancia regional e histórica de esto. La energía, en particular, es el tema principal de política doméstica y del exterior al que poner atención. Pero tenemos una amnesia nacional recurrente sobre el tema. Y tampoco se mantienen enfocados en él los candidatos.
Si una buena cámara hubiera rodado una película amplia a lo largo de aquel paisaje entre Albuquerque y Santa Fe, con las hélices de las turbinas de viento rotando como molinos, pienso que el público habría comprendido.
Ese rodaje por sí solo representa a lo que vamos. Logra cerrarles la boca a los que declaran “Esto lo haré cuando…” o declaraciones ilusorias sobre la esperanza o el cambio, o sobre la experiencia.
Sin la participación de Bill, la campaña del 2008 con facilidad podrá volverse aburridas promesas recalentadas para evitar la recesión, crear empleos, a quién odiar, qué temer – al mismo tiempo que nos dicen que hay cambio en el aire.
La verdad es que el cambio no significa ellos – para todos menos uno. Ahora tal vez podamos pasar algo de tiempo hablando sobre el país.
Los candidatos siguen con su parloteo. Mientras que parece que el gobernado ha puesto su atención en implementar el cuidado médico universal en su estado.
Como dijo Richardson en su libro, se trata de ser líder mediante el ejemplo de sus acciones.
Si la película de Hollywood hubiera salido primero, y después hiciera Richardson su campaña, su candidatura a la presidencia habría sido más creíble y más fácil de vender.