por Raúl Reyes
Hace unos meses, agentes del Departamento de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) irrumpieron en una fábrica en New Bedford, Massachusetts, y reunieron a más de 300 inmigrantes sin documentos para la detención y deportación. Dentro del subsiguiente caos, muchos padres temían dar información sobre sus hijos, por el miedo a que también los detuvieran.
A algunos niños los dejaron atrás, literalmente, incluyendo a un bebé lactante que no aceptó beber de una mamadera, y tuvo que ser hospitalizado por motivos de la deshidratación. El gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, calificó lo resultante de la redada “una crisis humanitaria”.
Las estadísticas del ICE indican que van en aumento 3las redadas. El número de detenciones en el lugar de trabajo subió de menos de 500 en el 2002 a más de 3,600 en el 2006. Por un margen enorme, las detenciones eran principalmente administrativas, destinadas a las personas que no tienen la documentación adecuada, y no a aquellas que habían cometido algún delito.
Ahora un estudio del Urban Institute, un centro de investigación sin afiliación de partido, ha documentado el impacto negativo de las redadas sobre los niños. El estudio halló que el número de niños que han quedado separados de sus padres es importante. Por cada dos trabajadores sin documentos detenidos, un niño se quedó atrás. En la resaca de las redadas del ICE, se halló que los niños sufren de trastornos a la salud, trauma psicológico e inestabilidad económica. El Urban Institute notó que la mayoría de los niños eran en realidad ciudadanos o residentes legales de los Estados Unidos.
Según el Centro Pew, hay 5 millones de niños con por lo menos un padre indocumentado. En el 2005, dos-tercios de estos niños (el 64 percent) eran ciudadanos de los EE.UU, el 37 percent tenía cinco años o menos, y el 65 percent tenía diez años o menos. Por consiguiente, las redadas de inmigrantes afectan directamente a algunos de los más pequeños y más vulnerables.
Las redadas del ICE parecen ser particularmente crueles en vista de que el público favorece un camino a la legalización para los 12 millones de trabajadores indocumentados que ya están aquí. En encuestas separadas realizadas este año por ABC, CBS, Los Angeles Times/Bloomberg, FOX y Pew, una mayoría ha apoyado consistentemente el concepto de dejar que los trabajadores indocumentados consigan la ciudadanía.
Sin lugar a duda, los padres sin documentos ponen en riesgo a sus propios hijos al traerlos aquí ilegalmente, o al quedarse aquí ellos mismos. Pero a los niños no se les debe castigar por los pecados de sus padres, ni debe el estado migratorio de los padres perjudicar el futuro de los niños. Una meta principal de nuestra sociedad debería ser la protección de todos los niños, sin reparar en su estado migratorio.
El Urban Institute recomendó que el gobierno adopte pautas claras en cuanto a dejar libres a los padres detenidos a sus hijos, y que el Congreso realice audiencias sobre las consecuencias de las redadas del ICE. No obstante, encuentro que la noción de agentes armados rompiendo puertas y haciendo detenciones en masa es consistente con un estado policial.
Nunca vamos a deportar a los millones de trabajadores documentados que actualmente se encuentran en el país. ¿De qué vale detener a unos cientos aquí y allá si lo que causa es daño a largo plazo a nuestros niños? El ICE debe cesar de efectuar redadas, y si percibe que las debe continuar, que se concentren en las detenciones por motivos de delito.
Si bien es un hecho que el sistema migratorio de los Estados Unidos se encuentra en desarreglo, estas redadas sólo resultan en hacer peor el problema al crear un ambiente de temor entre los inmigrantes, llevándolos más profundamente a la penumbra de la sociedad. Nuestro país tiene que ir más allá del enfoque “cumplimiento de la ley solamente” si alguna vez pretendemos resolver esta crisis. Ya es hora de exigir soluciones del siglo XXI para nuestro problema continuo, y no más detenciones fanáticas que ponen en riesgo a los niños.
(Raúl Reyes es un abogado que reside en la ciudad de Nueva York. Comuníquese con él a: rarplace@aol.com). © 2007