lunes, diciembre 23, 2024
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Nos llamamos gente libre en una tierra de libertad, ¿pero somos libres?

Marvin Ramirez

Queridos lectores, en esta edición les presento un artículo conciso sobre el concepto de libertad, quiénes somos realmente, y que puede desafiar la percepción de cualquier persona de si él o ella son realmente libres. Publicadas en The Spoonfed Truth, las siguientes líneas les van a hacer volver a pensar, antes de afirmar si son una mujer o un hombre verdaderamente libres.

“El conocimiento va a gobernar para siempre sobre la ignorancia, y las personas que parecen ser sus propios gobernadores deben armarse del poder que les otorga el conocimiento.” James Madison

“Al comienzo de un cambio, el patriota es un hombre poco común, valiente, honrado y despreciado. Cuando su causa triunfa, sin embargo, el tímido se le une, entonces no cuesta nada ser un patriota.” — Mark Twain

Publicado en The Spoonfed Truth

— Nuestros himnos cantan orgullosos los elogios de esta nación, y nosotros alzamos nuestras voces, agitamos nuestras banderas y nos unimos a la canción, ¿pero cuántos norteamericanos se dan cuenta de que no son libres? Éste es un mito perpetuado por los poderes para abolir cualquier disturbio civil mayor y para mantener nuestras vidas bajo la tutela de un Hermano Mayor militar corporativo, en las ilusiones que han sido creadas para nosotros.
La verdad de la cuestión es ésta: que la libertad no nos ha sido robada, nos hemos sometido voluntariamente a través de nuestro silencio e ignorancia. Como norteamericanos, la mayoría de nosotros no tenemos idea de cómo nuestra libertad es mantenida –o perdida–. No señales ese amado pergamino, la Constitución, como símbolo de tu libertad duradera. Es representativa de una forma de gobierno que aparentemente ya no existe hoy en día en este país.
La Constitución ha sido arrojada por la ventana, la República hecha a un lado y remplazada por una democracia. La cuestión es: la mayoría de la gente en este país permanece inconsciente debido a que simplemente no conoce la verdad que está más allá de los mitos. Tu llamado gobierno tampoco te lo dirá.
Tanto la Constitución como la Declaración de Independencia refieren que”todos los hombres han sido creados iguales” y que todas las “personas”, incluyendo los gobiernos, sean igualmente tratadas EN TODOS LOS ASPECTOS.
Esto significa que ninguna creación humana, incluyendo el gobierno, puede tener más autoridad que un individuo. Todas las “personas”, sean naturales o “artificiales”, de hecho IGUALES en todos los aspectos, con la posible excepción de las entidades artificiales que no están protegidas por la Carta de Derechos. Cualquier intento de tratar a cualquier gobierno como poseedor de más poder, autoridad y derechos que un individuo constituye, de hecho, una idolatría.
La fuente de todo el poder del gobierno en América es la Soberanía del Pueblo como individuos, los que son seres humanos y también son llamados “personas naturales”. En lugar de ser soberanías autogobernadas desde su nacimiento, la mayoría de las personas se vuelve esclava pagadora de impuestos de deuda, no por elección, sino por coerción, engaño, amenaza y coacción. Los que aprenden de sus grilletes invisibles a menudo desean liberarse. Aquellos que no…bueno, van directo con el resto de la manada. Desde una edad temprana se te dijo que pagar impuestos es un deber como americano. Estas convencido de que tener una credencial de seguridad social es necesario, cuando en realidad es opcional, como lo es pagar impuestos.
Si los hombres han nacido con libre voluntad, ¿por qué se comportan como esclavos? La mayoría en este país pìensa que los políticos son servidores civiles o “públicos”, mientras el hombre común es rey. Muchos creen que son libres porque llenan una urna para elegir a sus “líderes”, pero los políticos entre nosotros son realmente los maestros de una población de esclavos. Parafraseando a Charles de Gaulle, el político simplemente posa como un sirviente para volverse un maestro.
Hoy, en América, los muchos son gobernados por una minoría. Los muchos permiten esta tiranía voluntariamente y con los brazos abiertos. Los únicos hombres que pueden ser reducidos a la servidumbre son aquellos que lo eligen. Los hombres que se adhieren con pasión a la libertad nunca podrán ser gobernados y no permitirán jamás que su libertad les sea ultrajada. Son éstos hombres de verdad y carácter y, por desgracia, son la minoría extrema. Estos hombres íntegros están ahora en la mira de esta oligarquía llamada América y sin ellos el resto de la sociedad está condenada a una vida de servidumbre.
Para obedecer sin resistencia las reglas restrictivas diseñadas por los políticos, hay que garantizar la destrucción de la libertad. No es tan sólo una forma fatal de la apatía, sino que constituye la base de la destrucción de nuestra alma. Los políticos después de todo son la forma humana más baja y no merecen respeto desde el momento en que su meta es gobernar y controlar al resto de nosotros.
Así ¿qué somos nosotros si simplemente hacemos lo que los otros en la demanda de poder, sin el coraje de levantarnos por lo que es justo? ¿Qué somos si inclinamos la cabeza con miedo cuando nuestro compañero está siendo pisoteado? ¿Qué somos cuando permitimos que se nos despoje de todo lo que ganamos por la fuerza y no hacemos ni decimos nada para impedirlo? ¿En qué nos hemos convertido, cuando el valor de un hombre es juzgado por su lealtad al Estado?

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