por David Bacon
New America Media
Nota del editor: Acá presentamos la primera de una serie de dos partes sobre el agua contaminada en la comunidad de Lanare.
Cuando Mary Broad se mudó a Lanare en 1955, había sólo cuatro otras familias que todavía vivían en esta pequeña, desincorporada comunidad en medio del Valle de San Joaquín, a medio camino entre la vieja Carretera 99 y la Inter-estatal 5 en la resquebrajada Avenida Mt. McKinley.
No siempre fue así. Lanare solía ser una ciudad empresarial, tomando su nombre del ranchero y especulador LA Nares, uno de los últimos de una raza de especuladores del este que se volvieron dueños de los subsidios a la tierra de los viejos españoles – en este caso, el Rancho Laguna de Tache. De 1912 a 1925 el pueblo tenía un correo y una estación en Laton y Western Railway.
Lanare y sus vecinos obtenían su agua y vida del Río Kings. El pueblo vecino incluso cambió su nombre de Liberty Settlement a Riverdale para hacer notar su cercanía. Pero durante la primera mitad de los 1900s, los granjeros desviaron el Kings en las Sierras hacia el este, para irrigar los viñedos, huertos y campos de algodón del Valle de San Joaquín. En vez de fluir hacia el valle pasado Lanare y Riverdale, en la mayoría de los años el estrecho bajo las montañas se volvía un río seco. Eventualmente el Lago Tulare, al final del río, fue secada por la tierra y desapareció.
Entonces casi también lo hizo Lanare. Su gente se fue y sólo unas pocas familias se quedaron. Pero en la housing crunch California de las últimas décadas, comenzó a crecer de nuevo. Para los granjeros, choferes de camión y pobres familias trabajadoras rurales, vivir en Lanare era más barato que la urbana Fresno a cincuenta millas.
Pero para estos nuevos residentes, el río seco y un siglo de usar su agua para riego han repartido malas noticias. Hoy, el agua de Lanare proviene de un pozo. Y en esta área baja del Valle de San Joaquín, los químicos se han concentrado en el agua. No fue una sorpresa, por lo tanto, que los residentes descubrieran que su agua tenía altos niveles de arsénico, un veneno. Desde entonces, su esfuerzo para encontrar agua potable ha sido una búsqueda por vida en el pueblo mismo.
Para 2000 Lanare tenía 540 residentes. Una década más tarde, 589. Las personas sobre todo se mudaban a trailers. Debido a que la mayoría son granjeros en los campos de los alrededores, un tercio vive bajo la línea de pobreza, con la 1mitad de los hombres ganando menos de $22,000 al año, y la mitad de las mujeres menos de $16,000.
Hoy Lanare es una de las muchas comunidades no incorporadas en California rural que no cuentan con los servicios más básicos, como agua potable, alcantarillas e incluso veredas y luces de la calle. Según Policy Link, una fundación que promueve equidad económica y social, “A través de Estados Unidos, millones de personas viven fuera de las ciudades centrales en bolsillos de tierra no incorporada.
Predominantemente, afro-norteamericanos y latinos, y frecuentemente de bajos ingresos, estas comunidades… han sido excluidas de las fronteras de la ciudad.”
Hace tres años, Policy Link se asoció con California Rural Legal Assistance para crear la Community Equity Initiative, para encontrar respuestas a la crítica situación de los residentes de Lanare y otros como ellos. El Valle de San Joaquín es hogar a más de 220 comunidades no incorporadas, con una población estimada de casi medio millón.
http://newamericamedia.org/2011/08/dying-for-a-glass-of-clean-water-in-cas-san-joaquin-valley.php.