martes, diciembre 24, 2024
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Son cosas de la vida

Son cosas de la vida

Por Marvin Ramírez
First person

Cuando las tenemos, no pensamos, y pensamos cuando ya se fueron.

Acabo de encontrar por casualidad esta foto de un pasado de mi vida. La dama es Lisa Gutiérrez.

Esta foto nos las tomaron el 10 de septiembre de 2008 durante el homenaje en el Estadio de San Francisco al puertorriqueño Orlando Cepeda, la estrella del béisbol de los Gigantes de San Francisco, uno de los eventos de béisbol más significantes en la historia del béisbol de SF.

Raramente comparto anécdotas de mi vida, pero ocasionalmente lo hago cuando siento la nostalgia que me ocasiona cuando encuentro alguna foto del pasado.

Ese día la invité a este evento, como yo solía hacer cuando me invitaban a cubrir algún evento de importancia. Vimos rendir homenaje a los grandes del béisbol. La invité luego de la ceremonia al restaurante en frente del estadio, y fue cuando le pedí que se casara conmigo. Ella estaba a punto de irse por varios años a internarse en sus estudios a la Universidad de Santa Bárbara, California, para obtener su doctorado/Phd. en sicología clínica.

Cuando la conocí durante un evento en el Centro del Pueblo en la Misión, la ví pasar rapidito por un corredor, y me llamó la atención. Busqué la manera de seguirla sin que me viera… y la ví conversando con otras personas. Y me le acerqué.

Nos encontramos las miradas, y le dije (todo en inglés):

«¡Hola! ¿y tu quien eres?»
Me extendió la mano y me dijo con similar entusiasmo y un apretón de mano fuerte:
«¡Hola! soy Lisa Gutierrez, y tu»?
«Yo soy Marvin Ramírez, mucho gusto en conocerte”, le dije, “que haces aquí”?.
Me platicó que era la Directora de un programa de niños y jóvenes.
Y yo le dije que yo era el editor del El Reportero un periódico bilingüe. Y así empezó una conversación que duró varios años.

En una entrevista que le hice ese día sobre su trabajo de directora de programa, dijo que su meta era sacar su PhD. en sicología. Pensé que ella tenía sueños muy grandes, y no le volví a tocar el tema.

Era un orgullo para mi salir con ella, pero aun así no le mostré interés especial para tener una relación profunda, pues reconozco que también yo era y he sido tímido cuando alguien me gusta de verdad – y ése fue siempre mi problema: nunca tenía el valor para expresar mis deseos íntimos cuando me gustaba una mujer. Y estas luego se casaban, y me invitaban a la boda. Y yo iba, pretendiendo que no me dolía; y sí, me dolía y me daba coraje de haberla perdido. Pero me llenaban de ilusiones de ser yo ése que se casaba – algún día.

Pasó el tiempo. Seguimos saliendo. Ella participaba cada año en el desfile del Carnaval de SF vestida elegantemente de bailarina de samba, lo cual le revelaba su inigualable figura. – y yo le tomaba fotos. Una mujer de gran belleza y talento, – y prestigio dentro de la comunidad de San Francisco. Pero aún así nunca le declaré mi amor. Hubiese deseado que ella si me hubiera guiado a ello.

Luego supe que ella tenía un novio chino, pero aun así nunca me dijo que no cuando la invitaba a salir.

Ése día en el restaurante del estadio, me dijo que se iba a casar… Me dejó mudo y le dije que no, que no lo hiciera, que se casara conmigo… Me dijo: “No puedo, Marvin”, y me mostró el anillo de compromiso… lo miré, la vi al rostro y le rogué que me diera la oportunidad. E incluso, le recordé que iba a romper con el linaje de nuestra raza hispana si se casaba con un chino. Pero no dio resultado. Me dijo: “Yo sé Marvin, pero ya me comprometí y no le puedo hacer eso…”

El tiempo voló.

“Ya me tengo que ir”, me dijo, y la llevé a casa.

Lisa fue siempre una mujer de carácter firme, y no iba a romper con su palabra.

Ella es ahora Directora de Programas Clínicos. Es responsable de administrar un equipo multidisciplinario en el tratamiento de niños/jóvenes, derivado por pediatras en el Bayview Child Health Center de SF que exhiben signos y síntomas de estrés tóxico relacionado con la exposición a la adversidad de la vida a temprana edad.

De su matrimonio nació un niño.

Wow! Esta foto sí me trajo ¡muchos recuerdos!

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