por Hans von Spakovsky
A inicios de 1478, la Inquisición española silenció sistemáticamente a cualquier ciudadano que poseyera enfoques que no se alineaban con los del rey. Utilizando un poderoso brazo del gobierno, el gran inquisidor, Tomás de Torquemada, y sus secuaces persiguieron a aquellos que tenían ideas religiosas, científicas y morales que entraban en conflicto con las del monarca, castigando a los “herejes” con sentencias en prisión; confiscación de propiedades; multas, y, en algunos casos, tortura y ejecución.
Uno de los resultados de la Inquisición española fue la sofocación del discurso, del pensamiento y del debate científico a lo largo de España. Al considerar un conjunto de puntos de vista científicos como absolutos, infalibles y por encima de cualquier crítica, España silenció a muchos individuos brillantes y detuvo el desarrollo de nuevas ideas e innovaciones tecnológicas. España se convirtió en un remanso científico.
Como dice un viejo adagio, aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo. Así nosotros tenemos ahora una nueva inquisición en camino en América en el siglo 21 –algo que hubiera parecido inimaginable hace no mucho tiempo.
Al tratar el cambio climático como un hecho absoluto e inexpugnable, en lugar de lo que es – una controvertida teoría científica que no ha sido probada–, un grupo de fiscales generales estatales han anunciado que van a apuntar a cualquier organización o compañía que rete a esta catastrófica religión del cambio climático.
En una conferencia de prensa realizada el 29 de marzo, el fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, dijo: “el resultado final es simple: el cambio climático es real”. Llegó a afirmar que si las corporaciones están cometiendo fraude por mentir sobre los peligros del cambio climático, ellos “los van a perseguir con todo el peso de la ley”.
La coalición de 17 inquisidores se llaman a sí mismos “AGs Unidos por Energía Limpia”. La coalición consiste en 15 fiscales generales estatales (California, Connecticut, Illinois, Iowa, Maine, Maryland, Massachusetts, Minnesota, Nuevo México, Nueva York, Oregón, Rhode Island, Vermont, Virginia, y el estado de Washington), así como el fiscal general del Distrito de Columbia y de las Islas Vírgenes. Dieciséis de los diecisiete miembros son demócratas, mientras el fiscal general de las Islas Vírgenes, Claude Walker, es independiente.
Los inquisidores están amenazando con acciones legales y grandes multas contra todo aquel que se niegue a creer en una teoría científica que no ha sido probada.
Schneiderman y Kamala Harris, representantes de Nueva York y California respectivamente, han lanzado investigaciones a ExxonMobil por presunta financiación a investigación que cuestionaba el cambio climático. Exxon denunció enfáticamente las acusaciones como falsas, señalando que la investigación que ‘destapó’ esta investigación fue financiada por fundaciones de defensa que apoyan públicamente el activismo del cambio climático.
Junto a Schneiderman, en la conferencia de prensa se encontraba el gran inquisidor, ex vicepresidente de Al Gore, que ha escalado al papel de Tomás de Torquemada.
Gore, quien narró una película de propaganda sobre el cambio climático en 2006 intitulada La verdad inconveniente, alabó a la coalición, afirmando que lo “que están haciendo estos fiscales generales es excepcionalmente importante”. Ni Gore ni los “AGs Unidos por Energía Limpia” tienen ningún interés respecto a la Primera Enmienda o el acallamiento del debate científico.
Cuando se le preguntó sobre el efecto que tendrán tales investigaciones y acusaciones en la libertad de expresión, el fiscal Schneiderman comentó que los disidentes del cambio climático están cometiendo “fraude” y no están protegidos por la Primera Enmienda.
Esto llegó al punto que la fiscal general Loretta Lynch admitió que el Departamento de Justicia está discutiendo la posibilidad de tomar acciones civiles contra los disidentes del cambio climático, y ella ya había “referido al FBI considerar si se alcanzan los criterios para que la ley federal no debiera interesarse en investigar o procesar a cualquiera por una teoría científica que es objeto de un gran debate”. Y eso es exactamente lo que AGs Unidos por Energía “Política” van a hacer.
Afortunadamente, hay otros fiscales generales que entienden la importancia del cumplimiento de la ley como opuesto a lo que consideran una “ambición de usar la ley para silenciar voces con las que no estamos de acuerdo”. El fiscal general de Oklahoma, Scott Pruitt, y el de Alabama, Luther Strange, dijeron que no se van a unir a esta coalición.
Mentes razonables pueden disentir sobre la ciencia del calentamiento global, y ellos tampoco están de acuerdo. El debate político y científico es saludable y debe impulsarse. No deben silenciarse mediante amenazas de proceso criminal a aquellos que creen que su postura es la única correcta y que todas las voces disidentes deben ser por tanto intimidadas y coercionadas al silencio. No es apropiado que los fiscales generales estatales utilicen la fuerza de su cargo para intentar silenciar el discurso político crucial sobre uno de los mayores debates políticos de nuestro tiempo.
A pesar de que la Inquisición española terminó hace casi 200 años, la Inquisición del Cambio Climático parece sólo estar comenzando. Amenazando con acción legal y cuantiosas multas contra todo aquel que se niegue a creer sus teorías climáticas, los fiscales generales de esta coalición están tratando de terminar el debate sobre cambio climático, declarando blasfemia a cualquier disidente, independientemente de lo que crean muchos científicos.
Esto es un duro golpe en contra de la libre circulación de las ideas y del vigoroso debate sobre cuestiones científicas, los cuales son un sello de una sociedad avanzada y tecnológica como la nuestra.
(Hans von Spakovsky @HvonSpakovsky.Senior Legal Fellow, Fundación de la Herencia. Ex Comisionado de FEC. Abogado de DOJ. Nuevo libro: Obama’s Enforcer: Eric Holder’s Justice Dept. 1st generation American).