viernes, abril 26, 2024
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¿Para quien trabaja la policía? – no para ti

[Author]DEL EDITOR

 

Queridos lectores:[/Author]

El siguiente artículo, escrito por William N. Grigg, en Pro Liberate, versa sobre qué es la policía y cómo y cuándo fue creada. Importante organización en nuestra vida diaria, yo encuentro a la fuerza policiaca militar muy intrigante, por qué pueden tener todo ese poder y matarnos cuando, en “su cumplimiento del deber”, lo hacen, y por qué la mayoría de las veces, se salen con la suya.

Encontré el siguiente artículo en la red y, cuando terminé de leerlo, pensé que debía compartirlo con mis lectores. El Reportero es conocido por publicar artículos controvertidos, y eso es porque creo, como medio alternativo e independiente, que debemos de brindarles aquello que los principales medios fallan en cubrir o mencionar. SEGUNDA PARTE DE UNA SERIE DE 3.

 

[Author]“Seguridad operativa” más que responsividad

 

por William N. Grigg

Pro Liberate
[/Author]
Un hecho que no ha sido correctamente comprendido por la opinión pública es que, incluso geográficamente, los departamentos de policía locales no son responsivos a nivel local. Los jefes policiacos no son autoridades elegidas; son nombrados por la corporación municipal que los emplea. Los departamentos de policía se describen a sí mismos como agencias públicas con el propósito de “inmunidad calificada”. Sin embargo, como reveló un reporte reciente de ACLU sobre la militarización de la policía, un creciente número de agencias de la policía están afirmando que son “corporaciones privadas”, exentas de leyes de registros abiertos.

Ésta no es la única táctica empleada por las agencias de policía para impedir la transparencia y la responsividad hacia el público al que supuestamente “sirven”.

Recientemente presenté una solicitud de registro público en la Oficina del Sheriff del Condado Malheur respecto a la eliminación de gran cantidad de mariguana que había sido tomada por un grupo de trabajo de narcóticos en múltiples jurisdicciones en las inmediaciones. El bajo sheriff Travis Johnson me informó que podía brindar “documentación fotográfica” de cuando la mariguana era enterrada en un vertedero local. “El costo de producir ese registro va a ser una hora de trabajo a $48.11 y un CD a $10 con un total de $58.11”, afirmó Johnson.

Tanto el “trabajo” como los materiales involucrados en el cumplimiento de la solicitud ya habían sido pagados. La información –que, lo que es interesante, no fue provista a la defensa, como se descubrió en un juicio que concluyó recientemente– debería ser fácil de conseguir. Sólo se necesitaba que un funcionario de MCSO insertara un CD en una computadora e hiciera un clic. Un solo CD –si consideramos que el condado de Malheur los compra en grande– costaría menos de veinte centavos. La tasa en el mercado de una hora de trabajo de un “copista especialista” es de menos de nueve dólares. La cantidad que se señaló el bajo sheriff Johnson refleja la estructura de precio de un monopolio, que en este caso está tratando de impedir el escrutinio público de sus acciones al hacer prohibitivos los costos de las solicitudes de registros públicos.

Una opacidad de este tipo difícilmente es compatible con una agencia de “servicio público”. No obstante, es perfectamente apropiado para una entidad que ve al público como hostil y hace de la “seguridad operativa” una prioridad.

Incluso antes de que las agencias “locales” de policía fueran efectivamente satelizadas por el gobierno federal, eran cuerpos paramilitares diseñados para operar como fuerzas de ocupación. Al crear la Policía Metropolitana de Londres, Robert Peel adaptó el modelo que había empleado al crear la “Fuerza de Preservación de la Paz”, una unidad  especializada que incluye un contingente militar de 20,000 hombres que Peel dirigió como gobernador militar de la Irlanda ocupada.

 

El modelo militar de Peel

En el Journal of Modern History de diciembre de 1961, Galen Broekker observa que cuando Peel fue nombrado gobernador en 1814, creó la Fuerza de Preservación de la Paz con el objetivo de “pacificar a una población recalcitrante”. Durante algunos años antes del nombramiento de Peel, insurgentes rurales llamados “banditti” luchaban entre sí y ocasionalmente atacaban los puestos avanzados británicos. De mayor interés para las autoridades de ocupación, sin embargo, fue la evidencia del involucramiento de “gente respetable” en la “actividad insurreccional de naturaleza política”.

En los tiempos de la llegada de Peel, la tasa criminal en Irlanda no era particularmente alta, así que aprovechó la calma para “reunir las fuerzas de la autoridad en anticipación del inevitable problema por venir”, ya que las autoridades inglesas tomaron medidas agresivas para luchar contra el separatismo. La “Fuerza de Preservación de la Paz” –que era un prototipo de la agencia de policía moderna– no fue diseñada para proteger a las personas y a la propiedad de la agresión criminal, sino para proteger a una élite política. Éste es el motivo por el que la Fuerza de Policía Metropolitana de Peel fue inicialmente recibida con hostilidad por los conservadores del Parlamento Británico y por el público en general, que a menudo se refiere a los oficiales como “langostas azules”. No obstante, en una década el modelo de Peel estaba firmemente arraigado en Londres, y migró a través del Atlántico a la ciudad de Nueva York.

Así como los evangelistas trazaron su camino de sangre hacia el Pacífico, una versión americanizada del concepto de policía de Peel fue uno de los principales principios de su evangelio de “civilización” impostora de gobierno. Sin embargo, fue hasta inicios de los años setenta cuando toma expresión el latente militarismo de la policía, cuando la administración de Nixon declaró la “guerra” a las drogas. Esto condujo a la proliferación de los equipos SWAT, que fueron modelados luego de las unidades de contrainsurgencia organizadas por la CIA como parte de su Programa Phoenix en Vietnam.

 

Declinando el crimen, escalando el militarismo

A principios de los años setenta, la retórica oficial de la aplicación de la ley se volvió abiertamente marcial, una tendencia que ha ido in crescendo. Sin embargo, por distintas medidas, el crimen violento ha declinado durante cinco décadas. Una tendencia similar se observa en las fatalidades de trabajo de la policía. Joseph MacNamara, ex subinspector de NYPD, señala que el trabajo de la policía hoy en día es mucho más seguro que hace medio siglo o más. La aplicación de la ley no se encuentra entre las diez “ocupaciones más peligrosas” en la lista anual compilada por el Buró de Estadísticas de Trabajo.

Sin embargo, la policía insiste en que los Estados Unidos “se han convertido en una zona de guerra”, en palabras del sheriff Michael Gayer del condado Pulaski de Indiana. Esto es enteramente cierto, pero sólo en el sentido que la policía se considera a sí misma en guerra con el público, y ha albergado una mentalidad por completo compatible con su rol como ejército de ocupación.

Así como Peel creó la “Fuerza de Preservación de la Paz” en Irlanda hace dos siglos, la élite en el poder expande implacablemente su ejército de ocupación doméstico y está adoctrinando a aquellos que se han enlistado en él para ver al público como su enemigo –en anticipación del “inevitable problema por venir”.

Hace sólo algunas semanas, la Cámara de Representantes rechazó, por un gran margen, una enmienda de una iniciativa de gasto militar propuesta por el Representante demócrata de Florida Alan Garyson, que hubiera puesto límites teóricos a la transferencia de bienes de guerra a los departamentos locales de policía. Imagina, esa medida no hubiera disparado a la tubería del Pentágono a la policía; hubiera prohibido transferencias futuras de armamento de alta capacidad, incluyendo drones armados, vehículos blindados, lanzadores de granada, “agentes toxicológicos… misiles dirigidos, misiles balísticos, cohetes, torpedos, bombas, minas, o armas nucleares”.

La enmienda fue rechazada por una votación de 355 contra 62 –lo que significa que 335 miembros de la Cámara de Representantes, el ramo de la legislatura federal supuestamente más responsivo hacia la gente, rechazan eliminar la transferencia de armas nucleares a tu agencia “local” de policía. Algunos de los críticos más abiertos a la enmienda de Grayson se mostraban indignados ante las críticas a la militarización en curso de la policía.

“Es absolutamente ridículo pensar que el equipo utilizado para el cumplimiento de la ley se use para otro fin que no sean los intereses de la seguridad pública, y eso sucede cada día a lo largo de esta nación en forma responsable”, carraspeó el Representante republicano de Florida Rich Nugent, antiguo sheriff. Nugent está en lo cierto en una cosa: el equipo de grado militar y las tácticas de combate son utilizados “cada día” por la policía. En promedio, cada día hay 124 despliegues de SWAT, casi todos llevados a cabo como redadas de droga, o para hacer cumplir las órdenes de búsqueda rutinaria. Muchas de esas redadas, si no la mayoría, son llevadas a cabo después del crepúsculo o antes del alba.

No existe lugar en el mundo donde los ciudadanos estén más propensos a escuchar los “toquidos de media noche” que los Estados Unidos de América. Ese factor de seguro refleja los intereses de aquellos que quieren monopolizar el poder, más que una demanda del mercado por “seguridad”.

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