viernes, abril 26, 2024
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La otra guerra contra las drogas

por José de la Isla

MÉXICO, D.F. – No todo el mundo lo sabe, pero tal vez tendrían que saber que los habitantes del Nuevo Mundo conquistaron a Europa comenzando en el siglo XVI con sus frutas y verduras frescas, y con su repostería. Entre ellas se encuentra el azúcar.

Lo otro en que la mayoría de nosotros no pensamos es que el azúcar se volvió tan adictivo como la heroína. Pasó de lujo a necesidad, convirtiéndose en alimento que altera cuerpo y alma. Durante los pasados cinco siglos, el consumo de azúcar ha llegado a ser medido virtualmente en términos de montañas, y no de cucharitas.

Las consecuencias evolucionarias de todo esto aparecen hoy en el cuerpo humano norteamericano.

Después de sólo los Estados Unidos, por ejemplo, México tiene el segundo índice de consumo de bebidas gaseosas en todo el mundo. Representa un total de 330 millones de cajas al año. El valor del mercado mexicano se encuentra por los $15,5 mil millones, según un informe de México Alimentaria.

Otro hallazgo relacionado, procedente del mismo grupo, es que México también ocupa el segundo lugar en términos de la obesidad infantil. Uno de cada cuatro niños entre las edades de cinco y once años sufre del sobrepeso.

También lo sufren un 71 por ciento de las mujeres, y un 67 por ciento de los hombres mayores de 20 años.

Por México y toda América del Norte, estos hallazgos se han convertido

en problemas de salud y económicos.

Las 700,000 tienditas en México son el fundamento económico de muchas familias. Ha sufrido tremendo impacto por la proliferación de supermercados y almacenes grandes. Esto no dista de la situación en los Estados Unidos, donde las tiendas de barrio, salvo en algunas megaciudades, son cosa del pasado.

Las ventas de las tienditas mexicanas han decaído en los últimos cuatro años. En marzo, habían bajado en un 5,2 por ciento más que el año anterior, mientras que el comercio grande y organizado creció en un 8,2 por ciento.

No obstante, un problema mayor puede radicar en los productos que venden las tienditas. En muchos casos son cigarrillos y bebidas gaseosas. Ambos son productos que de alguna forma presentan graves peligros a la salud en México.

En mayo la Fundación Annie E. Casey publicó un informe, “Growing Up in North America” (Creciendo en América del Norte), el cual muestra que en conjunto,

Canadá, los EE.UU., y México reportan índices de obesidad de 26 a 30 por ciento entre sus 120 millones de niños. Los índices de obesidad en los EE.UU. y en Canadá van en auge.

He aquí la paradoja: números crecientes de niños obesos sufren de la malnutrición y la anemia de manera significante.

No es de sorprender, entonces, que la Fundación Robert Wood Johnson prometió $500 millones en mayo para enfrentar la obesidad infantil en los próximos cinco años.

El enfoque será el fomento de los alimentos sanos y de bajo costo, y la actividad

física.

Otro enfoque – si don del cielo o no – es la asociación de la compañía Coca Cola y Cargil, Inc., para comercializar endulzantes naturales. Rebiana, el nuevo producto que no tiene calorías, se cree endulza un producto de manera natural.

Puede resultar ser un reto para el mercado de bebidas gaseosas dominado por la caña de azúcar, la glucosa y endulzantes artificiales.

Suena bien, pero la dificultad está en que la Rebiana puede tener algunos efectos tóxicos.

Lo cual nos regresa a nuestra analogía con la droga.

Mientras que la rebiana es una hierba natural en Sudamérica, su uso está prohibido en los Estados Unidos y e Europa. En 1985 se encontró que la rebiana está asociada con la incidencia de problemas hepáticos – o sea – del higado.

La presentación comercial de Rebiana como aditivo alimenticio se dará en los lugares en los que no se prohíbe: en Argentina, Brasil, Paraguay y otros países sudamericanos.

La evolución social en Norteamérica podrá haber llegado al punto en el que los alimentos antes dedicados a la nutrición humana se usen ahora para alimentar la economía. Y por elcamino, hacemos caso omiso de sus consecuencias a largo plazo.

Ahora esperemos que aquellos fanáticos de la política que se divierten con meter miedo a la población hasta fomentar la latinoamericanafobia y mitos de la “reconquista” tengan razón. Si la reconquista resulta ser como la original, nos tendrá comiendo frutas y verduras frescas. Tal vez el que perduremos dependa de ello.

[José de la Isla redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. Es autor de The Rise of Hispanic Political Power (Archer Books). Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com.

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