viernes, abril 26, 2024
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Como divisar a un chicano de Texicalorizona

por Philip Móntez

(En lo que desaparece del calendario el Mes de la Herencia Hispana, Weekly Report ofrece a sus lectores esta perspectiva satírica de los mexicano-americanos como productos de sus divisiones geográficas del suroeste del país. Publicado por primera vez por Hispanic Link News Service hace 27 años, su autor es Philip Móntez, jubilado recientemente de su cargo de Director de la Región Occidental de la Comisión de los EE.UU. sobre los Derechos Civiles).

Mi amigo anglo, Scott, se disculpó por la manera brusca de su compañero. “Tendrás de disculparlo”, explicó. “Él es de Nueva York”.

Cuando un amigo de mi amigo negro Bobbie contó un chiste tonto, Bobbie susurró, “Lo siento, Phil. Él es de Misisípi”.

Y a todos nos han dicho, “Muéstrame. Yo soy de Misuri”.

Mi punto – en el caso que no me sigas –es que si eres negro, marrón, rojo, amarillo o blanco, no determina tu comportamiento.

Lo que cuenta es de dónde vienes.Es cuestión de geografía, y no de genes.

La hipótesis es una que he venido comprobando tiempo ya, y he encontrado que prevalece más entre los mexicano-americanos del suroeste que con cualquier otro grupo.

Ponme en una sala con cinco mexicano-americanos, cada uno de un estado – Texas, Arizona, Nuevo México, Colorado y California, y en cuestión de minutos te podré decir de dónde viene cada quien. Los amaneramientos, la forma de hablar, el estilo de vestirse, los intereses: cada uno ofrece claves, pero ninguno llega a dar la conclusión por sí solo.

Por ejemplo, si uno de los cinco empieza la conversación con, “Bueno, con tal que tengamos un quoro, elijamos a un jefe”, aquél probablemente es de Nuevo México.

Pero como todos nos estamos metiendo más en la política ahora, hay que tener cuidado. Si el individuo de inmediato se nomina a sí mismo, eso, claro, aumenta la probabilidad que sea de Nuevo México. Al ojo inocente, un chicano de California y un texmex pueden ser imposibles de distinguir. Los dos, por lo general, son altos con aire de macho. Muchos californianos, por cierto, son tejanos reformados.

Para distinguirlos, lo primero que miro es su cabello. Si uno tiene una hendidura que va de oreja a oreja, es de Texas. Ha estado usando sombrero. Así ubiqué al director del programa de Salud y Bienestar de California, Mario Obledo, como tejano la primera vez que lo conocí – ese surco que tenía en la cabeza.

Los tejanos también disfrutan de vestirse llamativamente y decir “shursh” en vez de “church”. Los californianos favorecen los disfraces de la Patrulla Estatal de Carreteras y hablan con acento puertorriqueño.

Si uno de los cinco no sabe hablar español, es de Colorado. En inglés, sin embargo, los mexicano-americanos de tanto Colorado como Arizona tienen fl uidez. Su vocalización es excelente. Usan las palabras con precisión. El único problema es que nadie les hace caso. Es posible que esa razón explique el por qué tantos se mudan al centro del país y cambian sus apellidos de Martínez a Martin.

Si están comiendo, es fácil distinguirlos. Los de Arizona prefi eren alimentarse con chimichangas, los burritos fritos que tienen su origen en Sonora, México.A los de Colorado les gusta el chile colorado, naturalmente. Así como a los nativos de Verde les gusta el chile verde.

Cualquiera que coma piñones, es lógico que sea de Nuevo México.

Si viste mucha joyería de plata y turquesa, no da más. Si llega con un mariachi, es de San Antonio, Texas.

Hay otras manifestaciones. Si uno de los cinco individuos tiene una pistola para pintar y pinta los muros, o es de California o del oeste de Texas. Los mexicano-americanos en Dallas y Houston no se inclinan tanto por pintar los muros. Si el que pinta escribe Califas (California) o East Los (el este de Los Ángeles) es del Estado Dorado, aunque tal vez haya pasado sus años formativos en El Paso.

Si aparece con su ruca (novia) en un ranfl a (carro) recortado Chevy del 55, con un mural de Zapata pintado en la capota, una maletera hidráulica estilo mariposa, antena doble y tapicería aterciopelada, es de San Jo  (San José). Hay otras variantes regionales a las que estar alerta. Es fácil confundir a los mexicano-americanos del sur de Colorado y del norte de Nuevo México. (Esta es una declaración ambigua, yo sé, pero tal vez sea correcta, entonces la dejará como está).

Los de Arizona tienen por lo general la tez un tono más oscuro por lo que pasaron mucho tiempo al sol, pero son los de California los que se ponen anteojos oscuros. Están esperando el día que la industria del cine comience a contratar a chicanos.

He aquí una última clave: los chicanos vienen de California y Denver, Colorado. No son raros los mexicano-americanos en A­rizona. Los latinos prevalecen en Texas. En Nuevo México, siguen debatiendo el ser españoles  u otra cosa. Es probable que te haya dado más que suficiente para absorber en una lección. Esperemos que estos pocos minutos que hemos pasado juntos te hagan más tolerante, más iluminado, una persona que, en el futuro, no nos confundirá a los chicanos de California con los tex-mex y demás.

(Comuníquese con Philip Móntez a: editor@hispaniclink.org). ©2007­

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